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MATERNIDAD

El retraso en la edad para ser madre multiplica la congelación de óvulos

También razones médicas o enfermedades que pueden ocasionar infertilidad provocan el aumento de estos procedimientos

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Emilia Benavente durante una entrevista en Aragón TV.

La edad media de las aragonesas que tienen su primer hijo son los 32 años y medio. Ante este retraso de la maternidad, son muchas las mujeres que optan por congelar sus óvulos para ser madres más adelante, aunque también las hay que lo hacen por razones médicas o por padecer enfermedades cuyo tratamiento puede ocasionar la infertilidad.

Ese es el caso de Emilia Benavente, de 37 años. Hace cinco le practicaron una mastectomía preventiva al detectarle el gen que implica tener mayor riesgo de padecer cáncer. Tiene un caso familiar cercano y no se lo pensó dos veces. Ahora, próximamente, le extirparán los ovarios, por eso hace un año decidió congelar sus óvulos. "Si yo en un futuro no los quiero usar, sí que me gustaría que sirviesen para una investigación científica o si se pudiese, que eso ya no lo tengo tan claro, que lo usase otra persona para que pudiera tener hijos", cuenta Emilia.

Pero no todas las mujeres congelan sus óvulos por razones médicas. Hay quienes lo hacen porque no saben cuándo serán o querrán ser madres. Por eso, la tendencia a preservar los óvulos es cada vez mayor. En la clínica IVI de Zaragoza, en la última década se ha duplicado el número de casos. Es importante saber que también para esto hay una edad idónea: los 32 años.

"Cuando se retrasa más, la cantidad de óvulos que podemos obtener muchas veces disminuye y el porcentaje de los que pudieran ser útiles en un futuro también va a estar más disminuido, con lo cual, es menos recomendable", explica José Serna, el director del centro.

La directora del laboratorio IVI en Zaragoza, Raquel Pérez.

Más allá de los 50 años no se practican tratamientos. El proceso para retirar los óvulos es acudir al quirófano, donde se les pone a las mujeres una sedación muy suave, explica Raquel Pérez, la directora de los laboratorios IVI en Zaragoza: "Lo que hacemos es extraer los óvulos mediante punción trasvaginal. Y una vez en el laboratorio, los recuperamos y los lavamos muy bien".

Posteriormente se seleccionarán los óvulos maduros que permanecerán en el laboratorio dentro de unos contenedores de vapores de nitrógeno líquido, hasta que su propietaria decida ser madre.