El ataque que acabó con la vida de un hombre en Zaragoza fue premeditado y por sorpresa, según la Policía

Bobo Keita, acusado de matar a su cuñado asestándole 14 puñaladas en Zaragoza, lo hizo de forma premeditada y por sorpresa. Es la conclusión a la que ha llegado la inspectora que investigó la escena del crimen en junio de 2022 y así lo ha relatado ante la Audiencia Provincial, donde este martes se ha celebrado la segunda sesión del juicio. A eso se suma la triangulación de las antenas de telefonía que sitúan a Keita cerca de la casa del fallecido. 

La inspectora asegura que en el camino que recorrió entre el domicilio de la víctima y el bar donde se refugió el acusado, encontró la chilaba y el cuchillo militar de doble filo con el que se cometió el crimen. Además, la especialista ha mantenido que era imposible que en el lugar de los hechos hubiera una tercera persona, dadas las medidas del espacio, como aseguraba el encausado: "Era una ratonera. Las dimensiones eran muy, muy estrechas. Bobo Keita es grande, el fallecido es grande. Allí, tres personas no caben".

En la segunda sesión del juicio se han reconstruido los pasos de Keita desde que sucedió el ataque hasta que fue detenido en Almería. Ha intervenido el hombre que denunció al acusado por robarle su NIE y también los responsables de los hoteles en los que se alojó, que han asegurado que se identificó con esa documentación.

Además, el encargado de una tienda de armas de Calella, de la que Bobo Keita era cliente habitual, le ha reconocido como la persona a la que vendió el cuchillo que acabó convirtiéndose en el arma homicida.