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ECONOMÍA

De la venta de periódicos a bazar: así sobreviven los quioscos aragoneses

La caída de las ventas ha provocado el cierre de muchos establecimientos. Los pocos que sobreviven tienen que adaptarse y buscar nuevas líneas de negocio

I.A. /
Un quiosco de Zaragoza cerrado.
icono foto Un quiosco de Zaragoza cerrado.

Lejos quedan los años en los que se formaban colas de gente a primera hora de la mañana en los muchos quioscos que poblaban las aceras de cualquier ciudad. Una imagen prácticamente extinguida en Aragón, donde solo sobreviven un puñado de ellos: uno en Teruel, otro en Zaragoza y dos en Huesca. Según el portal Statista, en 2008, al menos el 42,1% de los españoles leían un diario al día. 14 años después, con el auge de las tecnológicas, solo el 13,7% lo hace. Algo que ha llevado a muchos de estos establecimientos, cuyo principal sustento era la venta de periódicos, al cierre o a reconvertirse como negocio.

Los padres de Ángel Royo levantaron la persiana de su negocio en 1948. 75 años en los que su quiosco de la plaza del Torico de Teruel se ha mantenido fuerte al paso del tiempo. El suyo es un caso atípico, porque cuando comenzaron a despachar la prensa "el Ayuntamiento todavía no expedía licencias". Algo que le ha beneficiado, ya que su caso esta fuera de la jurisdicción actual, pero que también le ha causado algún problema, como cuando tuvo que poner el establecimiento a nombre de su hijo y en los archivos del Consistorio su quisco ni aparecía. Ahora, dice, "los modernos tienen que recibir una concesión municipal para operar".

Lo que ocurre es que, ahora mismo, en Teruel, el suyo es el único que queda abierto al público. "Las nuevas tecnologías han machacado a la prensa de papel", asegura el único quiosquero de la ciudad. Las ventas comenzaron a caer antes de la pandemia, y esta fue "la estocada definitiva", señala. Hace años solo vendía periódicos ya que le suponían mucha carga de trabajo. En la actualidad, Royo tiene "la suerte" de estar en un emplazamiento "ideal", que le permite "vender revistas infantiles y muchas 'chorradicas'", como las llama, como gominolas y caramelos, a los menores que pasan a diario por ahí. 

Del futuro no espera nada bueno. "Lo veo negro", augura. Según sus cuentas, las cifras de negocio que le proporcionan los diarios es de "una cuarta parte de lo que vendía hace cinco años". De papel, solo mantiene las ventas de la prensa rosa, los deportivos y los locales.

David Marcuello al frente de su quiosco de la plaza España de Zaragoza.

Zaragoza no es una excepción

La imagen del zaragozano paseo de la Independencia ejemplifica que los quioscos se han convertido en negocios poco rentables. Todos están cerrados, por uno u otro motivo. Sobrevive, como la aldea gala de Astérix, el de la plaza de España. Desde hace diez años al frente está David Marcuello. 

"Cuando empecé, estaban todos los de esta zona abiertos y trabajando, pero con el tiempo, entre los que se han jubilado y los que se cansan, muchos han cerrado", reconoce este quiosquero, que ve la situación comprensible al ser "un negocio que va para abajo". 

Marcuello afirma que cuando él adquirió la licencia "la venta de diarios ya estaba descendiendo". En 2023, asegura que no ha notado mucho la pérdida de clientes, ya que "los que se han ido se han compensado con los que llegan y con la falta de competencia en el entorno".  Así que, de momento, no le puede el pesimismo. Día a día se tiene que reciclar con la venta de nuevos productos que van "desde las fotocopias, bebidas y juguetes". "Durante un tiempo ofrecí ser un punto de envío de paquetería, pero por su complejidad lo dejé", apostilla el último quiosquero del centro de Zaragoza. Por su cabeza ahora pasa la idea de ampliar el negocio a las figuras 'frikis' de coleccionismo y para ello ha habilitado una página web y un perfil de Instagram (@frikicos).