Publicidad
TURISMO

La Ruta Mariana coloca a Aragón en el escaparate mundial del turismo religioso

La ruta atrae a 27.000 visitantes cada año hasta la basílica del Pilar. El sector, según la Conferencia Episcopal, mueve 22.600 millones de euros anuales. Este tipo de visitante es cíclico y cada cierto tiempo repite visita

ARAGÓN NOTICIAS /
Un grupo de peregrinos acude a El Pilar, dentro de la ruta Mariana.
icono foto Un grupo de peregrinos acude a El Pilar, dentro de la ruta Mariana.

Aragón es centro neurálgico de la Ruta Mariana, que nace de peregrinos que buscan seguir los pasos de la Vírgen María. Se conecta a través de cinco etapas, con visitas los principales santuarios: Meritxell, Montserrat, el Pilar, Torreciudad y Lourdes. La basílica de Zaragoza es una de las paradas imprescindibles para los miles de visitantes que cada año se acercan llegados de todo el mundo y calculan que solo este tipo de turismo supone unas 27.000 visitas al año en el Pilar. Para ellos, desde el cabildo trabajan a diario para que los fieles tengan una experiencia personal dentro del recinto. Este turismo religioso, según la Conferencia Episcopal, mueve más de 22.600 millones de euros en España.

Rafael es la excepción de su grupo de 40 fieles. Es el guía de un colectivo de turistas que llega a la basílica del Pilar desde la diócesis de Varsovia. Lo hace a menudo por diversos lugares de culto. El de Zaragoza, dice, es "muy famoso por ser uno de los centros pioneros en honor a la Virgen de todo el mundo". En su recorrido por la catedral se cruza con otro colectivo, que aterriza en la capital del Ebro desde Estos Unidos y Centroamérica, y ha celebrado una misa en una de las capillas del templo. Todos se muestran exultantes por haber tenido la oportunidad de visitar un lugar como este.

"El turismo religioso es ese gran desconocido de la ciudad", señala José Antonio Calvo. El delegado de Culto y Pastoral del Pilar reconoce que ni él se había dado cuenta del continuo tránsito de personas por la iglesia hasta que no le ha tocado coordinarlas. "Estos grupos -añade- llegan con sus propios sacerdotes, exclusivamente a ver a la virgen", y eso conlleva tener que habilitar espacios para que celebren una eucaristía. 

Solo durante el pasado mes de abril, 1.892 peregrinos internacionales de 55 grupos distintos se acreditaron para visitar el Pilar. Llegaron desde lugares tan distintos como Estados Unidos, Filipinas, Corea del Sur, Colombia o Eslovaquia. Un goteo continuo de visitas que forma parte de las más de 350.000 personas que el mes pasado recorrieron la basílica.

Un grupo de fieles polacos reciben una misa en El Pilar.

Un sector que goza de buena salud

Una de las características del turismo religioso es que los que lo practican "lo hacen de manera cíclica". Pertur es una agencia de viajes que trabaja para este sector. "Son colectivos que siempre repiten", señala Pilar Rodríguez, una de sus empleadas. Además, la "volátil situación de Oriente Medio ha desviado a parte de los que tenían previsto ir allí a destinos más amables como puedan ser Santiago y Zaragoza".

"Es difícil hacer un cálculo exacto de los peregrinos y turistas que llegan al Pilar por motivos exclusivamente religiosos", aseguran desde el Cabildo. Pero, según sus estimaciones, se sitúa "en torno a los 500" a la semana, lo que suman unos 27.000 peregrinos al año. Un colectivo que pide acceder a servicios como el de celebrar una misa. Recuerda Calvo que su procedencia es muy variada, incluso de "Corea del Sur e Indonesia y de manera numerosa de Filipinas". Ocurre que, a este colectivo, hay que sumar el día a día de la basílica. "Son 10 misas las que se celebran al día", añade este religioso, quien subraya que "a pesar del gran número de actos, rara es la vez que no se puede atender a estar peregrinaciones". Para ello las visitas se planifican con una "antelación de más de mes y medio".

Curiosos, peregrinos y religiosos se cruzan en las naves de El Pilar.

Otro destino mariano es Torreciudad. Allí, también cuantifican los visitantes, aunque de manera genérica. En el último año, 200.000 personas acudieron al santuario del Somontano, un 5% más que en el 2022. "Son ya cifras prepandemia, que se sitúan cercanas a las del año 2019", destaca su director de Comunicación, José Alfonso Arregui.

Un visitante amable

Algo hay común a todo turista religioso, además de su espiritualidad. "No es un visitante que incomode porque son silenciosos, educados y viven el arte con pasión", certifican desde El Pilar y Torreciudad. Incluso los que se alejan de la religiosidad, pueden encontrar un sentido de "paz y armonía" en sus visitas. Lo tienen comprobado en el santuario. "Aquel que se aleja de la fe, llega a Torreciudad por ser un escenario que invita a la tranquilidad". Un sentimiento, zanja Arregui, que comienza a despertar en occidente y que "reniega de la vorágine en la que se ha convertido el día a día de buena parte de su población".