La París-Roubaix se resiste a los ciclistas aragoneses

De ella se dice que es una de las clásicas más duras que existen. Es mítico ver a los corredores llegar llenos de barro en las ediciones en las que llueve y eso que hablamos de una prueba ciclista de carretera. Es la Paris-Roubaix, una de las carreras que todo ciclista profesional anhela ganar. Esta prueba es de las pocas en las que aún se rueda sobre caminos antiguos adoquinados.

Philippe Gilbert fue quien levantó la mítica piedra que se da como trofeo en 2019. El belga le ganó al sprint al alemán Nils Politt. A lo largo de las carreteras francesas también hubo representación aragonesa: los corredores de Movistar Jorge Arcas y Jaime Castrillo participaron en esta edición, pero no pudieron terminar.

Arcas atendió a los micrófonos de Aragón Radio este lunes para explicar su actuación: “Fue una carrera muy dura. En uno de los tramos un coche pasó y levantó polvo. Se me metió en los ojos y me dificultó mucho la carrera”. Finalmente, el aragonés se vio obligado a abandonar. Para Jorge Arcas esta era su tercera participación, algo que le sirvió para gestionar con experiencia su problema. De la prueba destaca el seguimiento que tiene y la dificultad del terreno: “Todos los tramos están llenos de gente y siempre hay alguna curva en la que se toma alguna precaución de más”.

Las próximas pruebas en las que participará el aragonés son la Vuelta a Castilla y León y la Vuelta a Asturias. También está pendiente de la alineación que decide su equipo, el Movistar, de cara al Giro de Italia porque tiene opciones de entrar. “Si no voy al Giro, participaré en la Vuelta a Aragón”, asegura Arcas.