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INFANCIA

La mayoría de abusos a menores se produce en la familia, pero la edad de los niños dificulta su detección

El 90% de las víctimas no denuncia hasta la edad adulta, cuando entiende lo que ha ocurrido en su infancia. La respuesta del entorno es esencial en el proceso de recuperación

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto El agresor suele ser un familiar, como un padre, un abuelo, un profesor o un amigo de los progenitores. / Canva

Los casos de agresiones y abusos sexuales a menores tienen en común varias características: la mayoría se produce en el ámbito familiar o de confianza, el silencio, porque las víctimas no lo cuentan ni son conscientes del abuso, y la dificultad de detectarlo. Una de las asociaciones que trabaja para proteger a los más pequeños es la Fundación Vicky Bernadet, que lleva 25 años tratando de acabar con los abusos.

La creadora de la entidad, la propia Vicky Bernadet, fue víctima de abusos de los cinco a los 17 años dentro de su familia. Ese es un patrón común en los casos de abusos en la infancia. El agresor es un padre, un abuelo, un profesor o un amigo de los progenitores, como en el caso juzgado este miércoles en Huesca. Son, por tanto, adultos en los que confían, quieren y admiran.

"Los niños no quieren perder eso, no quieren perder el afecto, el cariño, la atención, el tiempo, entonces pueden aceptar el abuso dentro de que es un juego, de que no puede ser tan malo porque esas personas que lo quieren mucho no tienen que hacerle daño", explica Carla Román, coordinadora en Aragón de la fundación.

Todo eso y la edad de las menores es lo que explica que el 90% no diga nada hasta llegar a la edad adulta, cuando entienden qué ha ocurrido realmente. También porque es difícil acusar a una persona de referencia, con tantos vínculos afectivos. En muchas ocasiones, el silencio está acompañado de vergüenza y culpa. Por eso, cuando lo cuentan es fundamental creerles .

"Lo que sí que se ha visto, y la investigación así lo corrobora, es que en función de la respuesta que reciben del entorno, el pronóstico es mejor o peor. A veces, no depende tanto de la experiencia abusiva en sí, sino de cómo recibo el apoyo del entorno. Si lo digo y la respuesta es que no me creen, me lo voy a callar, me lo voy a guardar", señala la experta.

La fundación explica qué debe hacer sospechar al entorno más allá del familiar, como que la victima cambie de manera brusca su comportamiento. Para esta detección es fundamental la formación.