Toca volver al horario de verano, ¿será de los últimos cambios de hora?

Toca cambiar el reloj en plena Semana Santa y colocarlo con el horario de verano, así que habrá que adelantar los relojes una hora. A las 2:00 de la madrugada serán las 3:00, con lo que se reduce una hora de sueño pero ganaremos una hora más de luz natural durante las tardes. El objetivo de este ajuste horario es aprovechar al máximo las horas de luz natural y contribuir al ahorro energético. Como dato el que aporta el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que calcula que el ahorro energético de los meses con este horario podría llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros. Eso sí, este cambio también puede provocar alteraciones en el ritmo circadiano, sobre todo de los más pequeños.

El horario habitual fue adoptado por primera vez durante la Primera Guerra Mundial y más ampliamente durante la crisis energética de la década de 1970. Un huso horario que busca optimizar la luz solar para disminuir la dependencia de la electricidad. Aunque el cambio horario es una práctica extendida en muchos países del mundo, también ha sido objeto de debate y estudio por sus efectos en la salud humana, la economía y el ahorro energético real. Desde 1981, una directiva de la Comisión Europea convirtió esta normativa en algo obligatorio para los países que conforman la eurozona, aunque no todos están de acuerdo con ella.

¿Se acerca el final de los cambios horarios en verano e invierno? Es una pregunta que cada vez que cambiamos la hora se plantea entre los expertos. En los últimos años, ha habido discusiones tanto a nivel nacional como europeo sobre la posibilidad de eliminar el cambio de hora y mantener un horario fijo durante todo el año. Debates que están impulsados por estudios que sugieren que los beneficios energéticos pueden ser limitados y que los ajustes horarios pueden tener un impacto negativo en el ritmo biológico de las personas. Sin embargo, hasta la fecha, el cambio de hora sigue siendo una práctica vigente en España y en la mayoría de los países que lo adoptan, a la espera de una decisión definitiva que podría alterar o eliminar esta medida.

Lo que sí está claro es que, por el momento, el Boletín Oficial del Estado (BOE) sí ha publicado el que podría ser el último cambio de hora en España. La última fecha que señala es el domingo 25 de octubre de 2026, marcado así para dar cumplimiento al artículo 5 del Real Decreto 236/2002 que especifica que cada cinco años se tiene que publicar un calendario concreto con estas fechas. Sin embargo, estos cambios están supeditados a la propuesta de la Comisión Europea que, de ser aprobada, podría eliminar este calendario.

Los expertos aconsejan seguir con las rutinas de sueño de los bebés.

En lo que sí coinciden los expertos es en las alteraciones del ritmo biológico que tienen estos cambios en las personas. Quienes más lo notan, aseguran, "son los bebés" como confirma la neuropsicóloga especializada en sueño infantil de la Unidad de Atención al Desarrollo de Zaragoza, Patricia Fernández. "Los menores de tres años son los que más les cuesta conciliar el sueño y les viene mejor el cambio de hora del invierno porque favorece más el sueño", explica Fernández. El cambio horario del verano obliga a "cuidar más las siestas de los bebés y habría que hacerlas un poco más largas para cumplir con las 14 horas de sueño que deberían dormir".

Estos cambios hacen que los menores "estén más irritados, con más llantos, rabietas...", asegura la especialista. Señala que es importante que duerman sus horas "porque el sueño libera hormonas del crecimiento y pueden darse ocasiones en las que el desarrollo de los niños sea más lento". También podría haber afecciones en comportamiento porque "están más cansados, descolocados e incluso sus juegos se vuelven más caóticos", insiste. Para los padres también hay una serie de 'recetas'. "Deben seguir con los hábitos y la rutina diaria. Es importante que acuesten a los niños a las mismas horas aunque sea de día o haya luz solar porque estas alteraciones podrían prolongarse durante 15 o 20 días", afirma Patricia Fernández.