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SOCIEDAD

Pasar el invierno en la zona más fría de Aragón: "Es llevadero, preferimos esto al clima de Zaragoza"

Las localidades turolenses de Fuentes Claras y Calamocha registraron en 1963 -30 ºC, la temperatura más baja alcanzada en un lugar habitado en España

L.B. /
Fuentes Claras, tras el paso de la borrasca Filomena en enero de 2021. / D. H.
icono foto Fuentes Claras, tras el paso de la borrasca Filomena en enero de 2021. / D. H.

El dato evoca paisajes nevados del norte de Europa y Asia, pero fue recogido en Aragón. Hace 60 años, las localidades turolenses de Fuentes Claras y Calamocha alcanzaron la temperatura más baja registrada en un lugar habitado en España, -30 ºC, un hito certificado por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que celebra su efeméride el 17 de diciembre. Aunque aquello fue solo un episodio anecdótico, lo que sí es habitual es que en invierno los termómetros de estos municipios desciendan hasta alcanzar los -10 ºC.

"Bajar de los -20 grados no es muy habitual, se suele dar una vez cada década, aunque es bastante normal que los mercurios se sitúen entre los -8 ºC y -10 ºC", cuenta Diego Hernández, alcalde de Fuentes Claras. Además del récord de frío nacional alcanzado en el año 1963, los vecinos también recuerdan los heladores datos de 2001, cuando se dio un descenso de hasta los 24 grados bajo cero, y las estampas nevadas dejadas por la borrasca Filomena, en enero de 2021.

"Es bastante llevadero porque el frío aquí es muy seco", explica el alcalde, quien apunta que algunos de los más de 400 vecinos de esta localidad comentan que prefieren soportar las bajas temperaturas a aguantar "el clima de Zaragoza". Para explicar cómo es una jornada típica invernal, en el municipio del Jiloca recurren al refranero. "Aquí decimos: 'Mañana de niebla, tarde de paseo'", indica Hernández.

"Las heladas son frecuentes, pero ojalá nevara más", lamenta también el alcalde de Fuentes Claras, que asegura que, al llegar diciembre, tanto los habitantes del municipio como sus casas se preparan para afrontar los meses más fríos. "Bien abrigados y con la calefacción puesta no tenemos ningún problema", afirma.

"Ya no es como antes"

A unos siete kilómetros de Fuentes Claras, en Calamocha, una placa recuerda también el 17 de diciembre de 1963, ya que ambas localidades compartían el observatorio en el que se registraron los 30 grados bajo cero. "Aquí el invierno no nos cambia la vida, con frío o sin él, la gente sigue su rutina", comenta Mari Carmen Colás, dueña de la pastelería calamochina Micheto.

"Llevo 38 años trabajando en este negocio y me acuerdo de cuando la nieve que barríamos de la entrada tardaba muchos días en deshacerse porque las temperaturas no subían de los 0 ºC y teníamos que ir a comprar sal gorda para que se derritiera. Ahora ya no es como antes", asevera Colás.

Además, la responsable también recuerda los 'chupones' de hielo -carámbanos- que colgaban de la fachada del antiguo cine próximo a la pastelería. "A veces no podíamos pasar de lo grandes que eran. Ahora eso ya no pasa", comenta desde el teléfono de su establecimiento con algunos de sus clientes, que le dan la razón.