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COMUNICACIÓN

La generación 'mute' o jóvenes que prefieren los mensajes o los audios antes que las llamadas

Según el último informe de la Fundación Telefónica, el uso de internet entre los jóvenes aragoneses ha aumentado y alcanza al 96% del colectivo

MADALINA PANTI /
El uso del móvil puede llevar a un aislamiento emocional. / Freepik
icono foto El uso del móvil puede llevar a un aislamiento emocional. / Freepik

Desde que aparecieron los primeros teléfonos móviles en los años 80, ha cambiado la manera en la que las personas se comunican. Antes, con suerte, en las casas había un teléfono fijo. Cuando se recibía una llamada se celebraba y las felicitaciones de cumpleaños siempre llegaban por llamadas. Ahora ya no. En la actualidad ha surgido una nueva generación llamada 'mute' (muda en inglés), mayoritariamente jóvenes entre 14 y 24 años, que optan por la comunicación por mensajes de texto o audios pero no cogen o realizan llamadas. Incluso en algunas ocasiones, este tipo de interacción se impone a quedar presencialmente.  

De hecho, según el último informe de la Fundación Telefónica, ‘Sociedad Digital en España 2022’, el uso de internet entre los aragoneses ha aumentado y representan el 95,6%. Por otro lado, entre la población más joven de la región (de 10 a 15 años), el porcentaje de usuarios de internet ha crecido 2,5 puntos en el último año y ha alcanzado también el 96%. Además se revela que son ellos los que más utilizan las aplicaciones de mensajería como Whatsapp o Telegram como su principal fuente de comunicación.

Un cambio generacional

Para el doctor en Ciencias de la Educación y psicólogo, Carlos Hué, en la actualidad hay una gran diferencia generacional: "La gente joven se comunica mayoritariamente con texto, además con dos manos, las personas adultas, con una. Ellos están acostumbrados a escribir muy rápido y no les importa tampoco utilizar abreviaturas ni faltas de ortografía. Y al final así se comunican con mucha más gente. Llamando o recibiendo no creo que se tenga más de diez al día".

Para la psicóloga Cristina Rocafort, no es una cuestión aislada en estas edades: "Es con lo que han crecido. Tendemos a endemoniar a los jóvenes por la circunstancias que han tenido que vivir, pero es que todos hemos caído en la comodidad del mensaje". Aunque si que reconoce que con el mensaje, se pierde parte del significado: "Se distorsiona mucho lo que queremos decir, se pierde la parte de la emoción. Lo que puede ocurrir es que no nos esforcemos en desarrollar herramientas de comunicación, sobre todo en esa edad que es clave porque comienzan a desarrollarse. Hay que crear un equilibrio", apunta la psicóloga. "El texto no tiene matices. En una conversación, se puede ver la expresión corporal, de los ojos o la boca. Eso lo estamos perdiendo, sobre todo con la pandemia", añade Cué.

En algunos casos más extremos, no se trata de gustos o comodidad sino que se encuentra la vergüenza, la falta de autoestima o el miedo. "Si llamas, interrumpes. Hay gente que le puede no gustar, pero con el texto, uno domina la conversación, se contesta cuando se está preparado", indica Cué. Para Rocafort, cuando sobrepasa unos niveles, es un impedimento: "Si no pueden ni llamar para hacer una cita en la peluquería, qué va a pasar cuando lo tengan que hacer en persona. Eso se produce porque no tienen habilidades y son personas que se esconden tras el teclado. Hay que fomentar las habilidades".

Falta de educación emocional

Comunicarnos más por mensaje que por teléfono o en persona, puede derivar en un aislamiento emocional, más en jóvenes. "Se les está privando de la capacidad de manejarse en un contexto interpersonal a nivel de ligar, en una entrevista de trabajo o el contacto familiar y con amigos", añade el doctor. Desde la Asociación Aragonesa de Pedagogía, de la que Cué forma parte, abogan por impartir formación en los centros educativos y a orientadores para desarrollar los aspectos emocionales por encima de las racionales o intelectuales: "De nada nos sirve que estén bien preparados en matemáticas o lenguaje pero que no sepan comunicarse y establecer relaciones".

La formación de los adultos también es fundamental para poder reducir este fenómeno: "Han visto como sus padres también abusan de las redes. Ellos necesitan a alguien que les guíe, que sean los adultos los que primero demos ejemplo del buen uso del móvil. Y sobre todo es importante que en casa haya espacios en los que no haya móviles para nadie, y en los colegios, no dejar que estén con los teléfonos en el recreo", concluye Rocafort.