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EDUCACIÓN

El 'Gran Hermano' de las guarderías: cámaras para saber qué hacen nuestros hijos

Los centros infantiles ofrecen este servicio para "tranquilizar" a los padres y madres. Algunas permiten conectarse todo el día y otras solo durante un tiempo limitado

RAQUEL PÉREZ /
Los progenitores deben firmar una autorización expresa para que la cámara grabe a sus hijos.
icono foto Los progenitores deben firmar una autorización expresa para que la cámara grabe a sus hijos.

Hace 16 años que el zaragozano Centro de Educación Infantil Zagalines abrió sus puertas por primera vez. Ya entonces tuvieron claro que querían instalar cámaras en el aula porque "es una forma de que los padres se queden más tranquilos viendo en algún momento del día a sus hijos", apunta Feli Villanueva, directora del centro. No es un caso excepcional. Todo lo contrario. Los expertos aseguran que se trata de un fenómeno en aumento, que se da, en la mayoría de los casos, en guarderías privadas. 

Este servicio, heredado de los países anglosajones y que ya se puede encontrar incluso en algunos centros del medio rural es, además, un 'plus' que diferencia a una guardería del resto. Incluso en ocasiones, asegura la directora de Zagalines, es determinante para decantarse por una u otra. Un auténtico 'Gran Hermano' que permite a las familias acceder a la imagen del menor en directo. 

¿Durante cuánto tiempo? Pues eso depende del propio centro. "Nosotros la ponemos durante media hora por la mañana y otra media hora por la tarde, y solo en la clase de mayores. Decidimos hacerlo así por las trabajadoras, queríamos que se sintiesen libres y no observadas todo el día", señala la directora de Zagalines. 

Esta fórmula, la de limitar la grabación a determinados momentos y lugares, es la que respaldan profesionales como Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. Planas explica que se trata de un tema muy controvertido porque confrontan dos derechos: "El de las propias trabajadoras, cuyo derecho a la intimidad podría verse vulnerado, y el de los padres, de saber qué ocurre con sus hijos. Creo que la postura ideal sería grabar en determinadas zonas y momentos, como la llegada y la despedida, pero no todo el día". 

Para ofrecer esta señal, los progenitores deben firmar una autorización expresa, cumpliendo así con la Ley de Protección de Datos. Es un sistema de vigilancia que ofrece seguridad a los padres por tenerlo al alcance de su mano a través de una sencilla aplicación que pueden descargar en su teléfono móvil, pero que no siempre utilizan. Villanueva explica que en el día a día no son muchos los padres y madres que se conectan porque están trabajando. No obstante, apunta, en fechas señaladas como Halloween todo el mundo quiere saber qué hacen sus hijos, incluso llegan a saturar la emisión. 

"Al principio la veía llorando y me quedaba destrozada"

También hay casos en los que los padres y madres pueden controlar lo que hacen sus hijos a través de las cámaras durante toda la jornada en la que están en la guardería. Para Sofía, madre primeriza, fue la razón que le hizo elegir el centro infantil al que lleva a su hija: "Me da seguridad poder ver qué hace todo el tiempo y saber cómo está. También tiene sus contras. La primera y la segunda semana la miraba muchísimo porque ella iba mal a la guardería. La veía llorando y me quedaba destrozada. Recuerdo que el primer día vi cómo se caía y yo me puse a llorar en casa. Pero ahora ya genial, ella va muy contenta y yo, como estoy trabajando, apenas la miro". 

En cualquier caso, Sofía asegura que jamás se planteó llamar al centro para dar alguna indicación a las profesoras cuando veía llorar a su hija durante esos primeros días de guardería: "Al final es un proceso, entonces entiendo que los primeros días se estaba adaptando a un entorno nuevo, con gente que no conoce. Lo pasé muy mal, no sé quién lo pasó peor, si ella o yo. Ahora va súper contenta". 

¿Dónde empieza y acaba la vigilancia a los hijos?

La teoría dice que la sobreprotección no es buena, pero en la práctica, no es fácil para muchos padres y madres darles a sus hijos cierta libertad y autonomía para tomar decisiones más o menos acertadas. Planas considera que los padres tienen que hacer "como las aves, que sobrevuelan a sus polluelos, pero no están encima de ellos", y recomienda dejar que se caigan "para que ellos mismos puedan comprobar que correr ciertos riesgos, puede tener consecuencias".

También insiste en confiar más en el sistema educativo: "Cuando castigan a un hijo o comete una falta, hay que respaldar siempre al profesorado sea del ciclo que sea, a veces el profesorado se equivoca, pero apoyar siempre a nuestros hijos tiene unas consecuencias nefastas porque les estamos diciendo que pueden hacer lo que sea y ese es un gravísimo error que estamos viendo en los últimos años".