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VIVIENDA

El creciente absentismo en las juntas de propietarios hace que el 20% de los vecinos decida por todos

Los administradores de fincas estiman que la mayoría de vecinos, entre el 60 y el 80%, no acude a las reuniones, lo que dificulta la toma de decisiones de muchas comunidades

T.P.A /
Edificio residencial. / Canva
icono foto Edificio residencial. / Canva

Un cartel en el ascensor o una notificación en el buzón son los medios más utilizados para avisar de una nueva junta de propietarios. Una cita a la que, según los administradores de fincas, entre el 60 y el 80% de los vecinos no acude. Eso permite que unos pocos residentes puedan decidir por todos sobre cuestiones que afectan a la comunidad. De esta forma, no asistir a esas reuniones puede suponer que menos del 20% de los vecinos aprueben las cuentas o los presupuestos, obras de necesidad y mantenimiento. 

Desde Administradores de Fincas Ruiz Lizondo han analizado 400 reuniones de propietarios, en las que la asistencia apenas ronda el 30% y casi el 5% delega su representación.

Tomar esas decisiones es relativamente fácil y está regulado por la Ley de Propiedad Horizontal. "Permite convocar una junta con dos convocatorias, separadas por un mínimo de 30 minutos. En la primera debe haber un 50% de propietarios, siempre que sumen más del 50% de la cuota de participación", explica el abogado Diego Lázaro, que alerta de que en la segunda convocatoria no hay un mínimo de asistentes necesario para tomar decisiones. "Habrá acuerdos que se puedan sacar adelante con el voto de un único residente", insiste. 

Una situación que puede tensar la relación vecinal, aunque asistir a las juntas tampoco es un momento esperado para los residentes. "No me gusta ir. Suelen ser largas y la gente habla sin llegar a entendimientos. Hasta se tratan temas ajenos a la junta", señala Julián Pérez, vecino de Zaragoza de 34 años. Lleva cuatro años como propietario de un piso y solo ha acudido a una de las cuatro reuniones ordinarias de su edificio. "Salvo que vea algo interesante en el orden del día, no creo que vuelva a ir a una", asegura.

Ese es uno de los problemas principales, al que se suma la edad. Los asistentes a las juntas suelen ser, en su mayoría, personas mayores, mientras que los más jóvenes tienden a no ir, como reflejo de una forma de vida individualizada. En el caso de las personas de más edad, el sentimiento de comunidad y de pertenencia es la clave de su participación activa, según indican los administradores de fincas. Aunque, estos profesionales, prefieren no demonizar a ningún colectivo porque la asistencia puede variar en función de los temas a tratar y también pueden verse alterados por las obligaciones del día a día de cada que cada uno de los propietarios tienen.

Un mes para oponerse a un acuerdo

La ley establece el plazo de un mes para que los propietarios que no han acudido a la junta puedan oponerse a un acuerdo. "Durante ese tiempo pueden contactar con el administrador o el presidente de la comunidad para expresar su desacuerdo. Se contabilizará su voto como en contra y se calculará de nuevo si se alcanza la mayoría simple para tomar decisiones", expone Lázaro. 

En el caso de cuestiones importantes es necesaria una mayoría cualificada y una cuota de participación de 3/5 partes. Esos supuestos incluyen la instalación o supresión de servicios comunes, como un socorrista o un portero; también aquellos en los que se altere la estructura del edificio o de zonas comunes, como el cerramiento de terrazas; o la mejora energética del edificio, con la instalación de plazas solares, por ejemplo. 

Desde Administradores de Fincas Ruiz Lizondo, Roberto Ruiz, en líneas generales, entiende que "no cree que exista un desconocimiento sobre el funcionamiento de las juntas. Pero sí matiza que es muy posible que los vecinos no valoren en su justa medida" lo que ellas suponen y sus consecuencias, que pueden obligar a acatar acuerdos que no se esperaban.