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DEFICIENCIA VISUAL

Viajes y planes de ocio accesibles en Aragón para personas con discapacidad visual

¿Qué ocurre con los que viajan sin poder ver? ¿Existe el turismo para invidentes? En Aragón hay algunas alternativas, que van de coronar el Moncayo a visitar el Planetario de Huesca

ELISA NAVARRO /
Al menos una vez al año, un grupo de personas con deficiencia visual coronan la cima del Moncayo.
icono foto Al menos una vez al año, un grupo de personas con deficiencia visual coronan la cima del Moncayo.

“Estamos vivos porque estamos en movimiento”, dice en una de sus canciones el uruguayo Jorge Drexler. El turismo es para muchos la oportunidad de viajar, de moverse, de conocer y descubrir nuevos rincones. La excusa perfecta para vivir sin remordimientos en un mismo lugar, a veces, toda una vida. Tras un viaje, hay un verbo que se repite para contar la experiencia: 'ver'. Todo el mundo ha visto esto o aquello, pero, ¿qué ocurre con los que viajan sin poder ver? ¿Existe el turismo para invidentes? En Aragón hay algunas alternativas, como coronar la cima del Moncayo o visitar el Planetario de Huesca, pero todavía falta mucho trabajo y concienciación para que el número de oferta se amplíe, logrando así un turismo inclusivo. 

Turismo de altura

En Aragón, al menos una vez al año, un grupo de personas con deficiencia visual coronan la cima del Moncayo. Se hacen llamar MAU (Montañeros Amigos Unidos). Detrás de esta asociación se encuentra el atleta paralímpico José Luis Tovar, alias 'Cani', quien fuera medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atlanta en el 96.


El grupo de MAU a su paso por la cima del Moncayo este 2023.

En 2017 comenzaron siendo cuatro miembros. Actualmente, suman ya más de 150 integrantes. Una lista siempre abierta y dispuesta a acoger a nuevos participantes. El único requisito es ser consciente de que no son un grupo de senderistas sino una asociación de montañeros de altura.  

Para lograrlo, cuentan con personas videntes que son los ojos de aquellos que no pueden ven. "Sin nuestros guías no somos nada ni nadie. Dependemos de ellos para poder subir las montañas. Así que cuantos más haya mejor", asegura Tovar. 

Junto a ellos, el segundo de sus aliados es una barra direccional de unos tres metros de largo para sujetarse. En función de la dificultad de las montañas hay dos maneras de proceder. Si es baja o media, delante irá el guía, en medio un ciego total y detrás un deficiente visual. Si, por el contrario, la dificultad es alta, los guías van delante y detrás.  

"Nuestros guías nos van alertando de la gravedad del terreno, pero cuando no hay peligro, nos cuentan lo que se van viendo de lejos. Por ejemplo, en el Moncayo, todos los pueblitos de la zona. Hemos aprendido a disfrutar de la montaña con el resto de los sentidos. Pisar nieve es muy algo bonito aunque no podamos ver el suelo blanco. El aire soplando en los oídos, la alfombra de hojarasca bajo nuestros pies, el olor a romero, a menta...", explica el paralímpico.


Grupo de montañeros sirviéndose de la barra direccional.

Son montañeros con altura a los que poco o nada se les pone por delante. Por eso, en su historial, muchos acumulan algún que otro 3.000 y alguno ha coronado incluso montañas de hasta 6.000 metros. "Intentamos enseñarle a la gente que las personas ciegas no tienen por qué quedarse en casa, sin hacer nada", concluye Tovar.  

¿Cómo imaginarse una noche estrellada?

Tiene que ser difícil imaginarse una noche estrellada cuando nunca se ha visto una estrella o saber dibujar un planeta sin conocer el sistema solar. Lo saben bien en el Planetario de Aragón en Huesca, cuyos principales atractivos para sus visitantes son la pantalla de cine gigante donde se proyecta el universo o su telescopio para contemplar el cielo.

Conscientes del desafío, su empeño no cejó hasta que recientemente inauguraron sus visitas guiadas adaptadas para personas con discapacidad visual. Allí, plantean un viaje por el sistema solar escuchando y tocando.


Durante la visita al Planetario de Aragón.

"Hemos construido media cúpula con elementos 3D, donde vienen reflejadas las constelaciones, y que se pueden tocar. La presentación va acompañada también de sonidos y con ellos explicamos el sistema solar", indica el director del Planetario, Jesús Pérez. 

Hace un mes que inauguraron su primera visita con un grupo de unas cuarenta personas miembros de la Asociación de Usuarios de Perros-Guía. "Nos trasladaron mucha emoción. 'Gracias por acordaos de nosotros', nos decían. Pero, más allá de lo que se expresaba, se veían muchas caras de satisfacción. Se mostró muchísimo interés y nos hicieron un gran número de preguntas relacionadas con la inmensidad del universo", explica el director. 

Su objetivo ahora es trasladar esa misma idea de las visitas guiadas adaptadas para invidentes al museo de Matemáticas, que tiene como plato fuerte los juegos interactivos. 

Tarazona a través de las manos

La Fundación Tarazona Monumental lleva años preparada para mostrar la ciudad desde otra perspectiva en la que la vista no sea imprescindible. Se formaron con la ONCE. Con ellos aprendieron técnicas idóneas para dirigirse a los turistas y saberlos ubicar en el espacio. Después, se encargaron de preparar objetos en 3D y maquetas para que pudieran entender el patrimonio a través del tacto.  


Detalles de los arbotantes y ventanales góticos de la catedral.

"Gracias a esto les explicamos cómo son las celosías, por ejemplo. Por su parte, a ellos les permitimos tocar los sepulcros, las marcas de cantero, etc. Es su forma de ver a través de las manos. Mediante maquetas de la catedral pueden entender qué forma tiene y cuáles son sus elementos más característicos", indica la guía turística de la FTM, María José Garcés.

Dinámicas parecidas son las que utilizan para visitar con los grupos de discapacidad visual el resto de la ciudad. Sirviéndose de planos con 'goma eva' en relieve, los turistas palpan los diferentes edificios emblemáticos de una Tarazona con siglos de historia.