Publicidad
29 DE FEBRERO

Año bisiesto o el ajuste necesario entre la duración del año y del día: un año dura 365,2422

Hay una superposición en dos tiempos de medir que no coinciden y la clave está en los decimales. La probabilidad de nacer un 29 de febrero es de una entre 1.461

S. C. /
icono foto Planeta Tierra. / Pixabay

Tenemos dos relojes distintos que la humanidad utiliza de manera habitual, el que indica la sucesión del día y de la noche, que es fácil de controlar, y el que cuenta los intervalos más largos, como el año. El problema radica en que la vuelta al sol de la Tierra no dura un número entero de días. De esta manera, tenemos una superposición de dos mediciones que no coinciden. La duración del año son 365,2422 días y esos decimales son la clave. Este 29 de febrero trata de solucionar este problema y genera alguna que otra curiosidad, como la probabilidad de nacer este día extra: una entre 1.461.

La manera de poder sincronizar esta descompensación es la razón por la que cada cuatro años el año pasa a tener 366 días en vez de 365. Es el modo de no confundir las estaciones y conseguir que fechas como el inicio de la primavera se mantenga en el 21 de marzo. 

La Tierra es el reloj para medir los días y los años y tiene dos movimientos: gira alrededor de su eje, dando lugar a la sucesión de días y noches, y gira alrededor del sol en lo que medimos como un año. Es periódico y da lugar a las cuatro estaciones. 

Como explica Antonio Elipe, profesor de Astronomía y catedrático de Matemática aplicada en la Universidad de Zaragoza: “Utilizamos dos escalas de tiempo, una empleada para intervalos cortos de tiempo, los días, y otra para intervalos mayores, el año. Si queremos relacionarlas, necesitamos saber cuántos días tiene un año. Todo es muy simple, pero resulta que estos movimientos los dicta la naturaleza y un año no tiene 365 días ni 366, tiene 365,2422”. 

Esto ya lo sabían desde la época babilónica. Los romanos ya tenían 365 días, pero se dieron cuenta de que cada cuatro años se perdía un día y fue Julio César, asesorado por los astrónomos, quien decidió introducirlo. Implantó el año juliano, por lo que el año duraba 365,25. Antonio Elipe señala que se trata de un ajuste “aproximado, pero supone un desfase de 0.0078”. Aunque puede parecer una cifra pequeña, con los años influye en el calendario.

En el siglo XV se dieron cuenta de que había un desfase de diez días entre la Pascua judía y la Pascua de Resurrección cristiana, “que el Concilio de Nicea había decidido celebrar el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera”, subraya Elipe. El papa Gregorio XIII, a instancias del astrónomo Scaliger, cambió el calendario, eliminando diez días del mes de octubre de 1582. La tradición judía se mantiene y, en la actualidad, la Pascua de Resurrección sigue coincidiendo con la luna llena; por eso, es una festividad movible. 

Los países pontificios y España instauraron esta reforma. Aunque el resto de los países católicos no lo hizo en ese momento, poco a poco la fueron implantando. Inglaterra, en 1712. Los cristianos ortodoxos fueron contrarios a la reforma y Rusia no lo hizo hasta 1918, en plena revolución. 

Para terminar de cuadrar ese pequeño desfase entre el año solar y el cronológico se decidió que no siempre cada cuatro años fuera bisiesto: no lo serán los que sean múltiplos de 100, excepto si también lo son de 400. Por ejemplo, no serían bisiestos los que acabaran en dos ceros, ni 1700, ni 1800 ni 1900, pero se dieron cuenta de que así se quitaría de más, y por eso pensaron en una excepción, sí lo serían aquellos cuyas dos primeras cifras fueran divisibles por cuatro, como el año 2000 sí lo fue.

El porqué del nombre “bisiesto” y sus curiosidades

En la antigua Roma, el año comenzaba en marzo y en función de eso planificaban las campañas de guerra. Eligieron febrero para repetir un día porque ya era el más corto. “Cuando había un año bisiesto, el día extra se introducía en este mes, de modo que se contaba dos veces, concretamente era el “bi-dies sextus ante calendas Martias”, el 23 de febrero se repetía. Y ese bi-dies sextus ha llegado hasta nuestros días como bisiesto”, explica Elipe. 

La probabilidad de nacer un 29 de febrero es baja: de una entre 1.461, según la Sociedad Honoraria de los Nacidos en Día Bisiesto. En España hay unas 30.000 personas nacidas este día. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es una de ellas. En Aragón, según el Instituto Nacional de Estadística, el 29 de febrero celebran su cumpleaños 871 aragoneses. 

Pese a cumplir exactamente los años cada cuatro años, no son los "eternamente jóvenes" que se han denominado. Y no, tampoco el sueldo es mayor porque el mes tenga un día más. En el cálculo del salario influye el tipo de convenio colectivo y el sistema retributivo que se aplique: diario, semanal o mensual. Sólo afecta en el cálculo de la indemnización por despido, donde sí se tiene en cuenta la variación que ha generado el día extra.

En la actualidad, la inscripción de los nacidos en día bisiesto se gestiona con normalidad, pero hace unos años se recomendaba cambiarla en el registro civil, uno día antes o un día después, para evitar problemas.

Los años bisiestos se consideran negativos para los supersticiosos. En años bisiestos se hundió el Titanic, empezó la Guerra Civil o se cometieron los asesinatos de Luther King, Gandhi o Lennon. El último año bisiesto anterior a este, 2020, también trajo la pandemia del coronavirus.

Los niños que nacen este día en China se consideran más espirituales, mientras que en Grecia evitan las bodas y en Reino Unido fue la única fecha en la que las mujeres podían pedir matrimonio a los hombres. Y los únicos trillizos bisiestos del mundo nacieron en España y cumplen este 29 de febrero 16 años.