El Huesca se sigue desangrando a balón parado

Una vez más, y ya van once, el balón parado volvió a condenar al Huesca en el último partido del año en El Alcoraz. Porque ya son once los goles que el conjunto altoaragonés ha encajado de esta forma a lo largo de la temporada. Un problema que ya le ha costado una sangría de puntos, en concreto 13 puntos en 15 jornadas.

Los últimos dos puntos idos al limbo fueron los del empate a un gol ante el Levante, cuando el tanto de Melero volvió a evidenciar la pobreza defensiva del equipo en esta faceta. Entonces fue en una jugada nacida de un saque de esquina en la que el equipo peco de poca contundencia defensiva... antes, en el anterior viernes ante el Athletic, los goles en contra llegaron tras un penalti cometido por Pulido y, de nuevo, en el remate de un córner con el que Unai Núñez sentenció la victoria rojiblanca.

En el empate fatídico ante el Granada, más de lo mismo: una falta lateral y cabezazo directo a la red para terminar de desangrar al Huesca en el juego aéreo de la manera más dolorosa, dilapidando una ventaja de 1-3. Frente a Osasuna, la cruz llegó de nuevo en forma de saque de esquina, como ocurrió en Ipurua ante el Eibar. Dos empates ante equipos norteños y cuatro puntos perdidos. Y en la goleada sufrida ante la Real Sociedad, fue Oyarzabal de penalti quien golpeó a los de Míchel.

Un problema que viene de lejos y que preocupa al cuerpo técnico de Míchel...  Y es que las dudas con la estrategia defensiva del balón parado ya quedaron patentes en el primer mes de competición en los empates ante el Valladolid (2-2), el Valencia y el Villarreal (1-1 ambos)