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Neuroarquitectura, el diseño para los sentidos

Noemí Zaro explica que los edificios no están diseñados para el bienestar de quienes los habitan

Aragón Cultura /

Noemí Zaro es neurointeriorista. Esta zaragozana trabaja en República Dominicana diseñando espacios en los que los habitantes pueden encontrar la comunión con el exterior y su propio interior. Ella explica en el programa 'Atónitos Huéspedes' que todos los elementos como las formas o la luz son importantes para que un lugar desarrolle energías en sinergia con los seres humanos y la naturaleza.

“Me di cuenta de que ya no podía diseñar de la forma que me habían enseñado. Los espacios sobrecargados, con exceso de mobiliarios, con mucho brillo, texturas… me hacían sentir mal”. Así es como se sentía Noemí antes de descubrir que era una persona altamente sensible (PAS). Estas personas perciben más cosas que los demás en el mismo tiempo y su cerebro se satura.

Noemí convirtió esta cualidad en una herramienta para decorar espacios a través de la sensorialidad. “Empecé a investigar de forma obsesiva y a acumular una gran cantidad de información y de conocimientos”, explica. A partir de ese momento decidió denominar a su trabajo como interiorismo sensorial y, después, descrubió la neuroarquitectura, que no solo abarca los espacios interiores, si no también las ciudades y los edificios.

Pasamos el noventa porciento del tiempo dentro de edificios y, aunque parezca lógico, no se suele diseñar para el bienestar de quienes habitan el espacio, suelen responder a un programa o a un presupuesto. Por ese motivo, Noemí cuenta que “una vez que sabes todo eso ya no puedes volver a diseñar como antes”.

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