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La Condesa de Chinchón vuelve a lucir su esplendor en El Prado

Elisa Mora culmina su carrera restaurando esta obra que Goya pintó en 1800

ARAGÓN CULTURA /
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De las paredes del Museo Nacional del Prado cuelga desde hace dos décadas un retrato de María Teresa de Borbón y Vallabriga, más conocida como la Condesa de Chinchón. Fue pintado por Goya en 1800, en el mismo lienzo en el que había retratado a su esposo, Manuel Godoy tal y como han revelado los Rayos X bajo una capa de color beige rosado.

Una pieza luminosa y con muchos matices que acaba de ser restaurada por Elisa Mora, Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales 2019. A lo largo de su carrera, ha restaurado 150 pinturas, entre ellas 25 piezas de Goya, y otras tantas de Brueghel o Tiziano.

Actuar sobre la obra de genio le parece "una gran responsabilidad" y Elisa lo afronta con respeto. Para ella y otros restauradores, 'La Condesa de Chinchón' es una pieza clave en la obra del genio aragonés porque se nota que "está pintado con el sentimiento más profundo" y muestra la captación psicológica del personaje que buscaba Goya.

María Teresa de Borbón y Vallabriga era sobrina del rey Carlos III. Se casó con Manuel Godoy, ministro de su tío, que fue encarcelado tras el motín de Aranjuez. La condesa huyó a Toledo y después se exilió a París, donde murió tras una larga enfermedad. "En este retrato tiene 21 años, Goya ya la había pintado en sus cinco primeros años de vida en Arenas de San Pedro. Está embarazada de su hija, la infanta Carlota. Por tercera vez, tras dos abortos", explica Mora en una entrevista en el programa 'La Cadiera' de Aragón Radio.

Goya concentra toda su atención en el carácter tímido y ausente de la condesa. Todo esto lo sabemos gracias a la correspondencia de la reina María Luisa y Godoy, cuando se ultimaban los preparativos para que Goya pintara en Aranjuez el cuadro de la familia de Carlos IV. 

La pieza esconde algunos símbolos que pasan desapercibidos a simple vista:  "El tocado, realizado con espigas de trigo, es símbolo de fecundidad por la diosa romana Ceres. Además, las manos adornadas con sortijas muestran la imagen de su esposo, Manuel Godoy", relata Mora.

La restauración que ha llevado a cabo recupera el colorido, los matices, la luminosidad y la profundidad del cuadro gracias a la mayor visibilidad del fondo oscuro en el que Goya situó a la condesa: "Se ha limpiado suciedad y restos de oxidación de barnices de los que se confeccionaban a base de resinas naturales".

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Entrevista a Elisa Mora en 'La Cadiera'
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