Un 40% de los residuos que se tiran al suelo en Zaragoza son colillas

La nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que entró en vigor el pasado 6 de enero, contempla que sean las tabaqueras las que paguen la gestión de las colillas que se tiran al suelo. La Organización Mundial de la Salud estima que hay 4'5 billones de colillas contaminando mares, ríos y calles a nivel mundial. En el caso de Zaragoza, un 40% de los residuos que se tiran al suelo son colillas. Diferentes instituciones y asociaciones están llevando a cabo campañas de concienciación para acabar con este problema medioambiental.

Una colilla puede contaminar 50 litros de agua dulce, tarda 10 años en degradarse y contiene más de 400 sustancias tóxicas. Es uno de los principales desechos que contaminan los océanos. Durante ese proceso de degradación se descomponen en microplásticos que ingieren los peces.

Desde la empresa FCC (Fomento de Construcciones y Contratas) confirman que en las paradas de autobús y en los bares y restaurantes zaragozanos es donde más colillas encuentran los técnicos de limpieza. De hecho, estas representan un 40% de los residuos que recogen y, además, al ser pequeñas dificultan mucho el trabajo.

Se trata de un grave problema medioambiental al que, desde el Consistorio zaragozano, están intentando poner fin gracias al programa 'Tu ciudad no es un cenicero'. "El objetivo es que los ciudadanos seamos conscientes de que es un gesto instintivo, pero que veamos el perjuicio que se está haciendo", apunta Luis Romeo, jefe de la Unidad de Limpieza Pública del Ayuntamiento de Zaragoza. Y añade: "En Zaragoza hay alrededor de 1.368 papeleras provistas de cenicero. En el caso de que no haya, hay que apagar bien la colilla y tirarla a una papelera convencional. El próximo contrato de limpieza contempla que el 90% de las papeleras van a tener cenicero".

Una acción similar llevan a cabo los integrantes del movimiento 'No más colillas en Zaragoza', quienes recogen los cigarros que se amontonan en las puertas de los hospitales o centros de salud -una zona que debería ser libre de humos- para llamar la atención de los fumadores. 'La tiza de la vergüenza', su principal proyecto, consiste en ir rodeando con tiza cada una de las colillas que encuentran en el suelo para concienciar a la ciudadanía.