Las nabatas del Gállego celebran su vigésimo aniversario
Las embarcaciones han cubierto los 7,5 kilómetros entre Murillo y Santa Eulalia de Gállego
Se cumple el vigésimo aniversario de la recuperación del descenso de las nabatas en el río Gállego. Una bajada que mantiene viva la tradición de los nabateros, que hasta bien entrado el pasado siglo transportaban la madera desde el Pirineo hasta el mar Mediterráneo. Después de varios meses de trabajo las nabatas están listas y el río también porque este año baja más caudaloso.
"Durante el recorrido hay piedras que no las vemos porque al subir el caudal se quedan ocultas y tenemos que ir con cuidado porque una piedra nos podrían rasgar algún verdugo" explica José Ramón Luna, de la Asociación 'O Galleguera'. Este domingo 14 de ellos las han llevado desde una de las playas de Murillo hasta Santa Eulalia de Gállego.
"Es una experiencia maravillosa, bajas por el río y ves la naturaleza. Es mi primera vez que bajo con las nabatas. Es un placer y un honor", han contado los nabateros. Se trata de una tradición milenaria, que se ha llevado a cabo en muchos países europeos y que ha sido declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2022. En el caso de Aragón, el río era el camino más rápido para transportar la madera de los bosques del Pirineo hasta Huesca, Zaragoza y los astilleros de Tortosa.
Otro de los nabateros, Fran Fraguas explica la historia de esta tradición. "Servía para la construcción de iglesias catedrales a lo largo del curso fluvial y algunas llegaban hasta los astilleros de Tortosa, donde se construyó la Armada Invencible". Un oficio que quedó en desuso a principios del siglo XX. Ahora esta recreación que cumple 20 años atrae a numerosas personas.
Más información...
-
Comienza la construcción de las navatas en Murillo de Gállego
-
La Galliguera recuerda a los nabateros durante este fin de semana
-
Los nabateros preparan las embarcaciones que descenderán por el Gállego la semana que viene
-
Ateca representa su castillo humano andante para conmemorar una tradición que comenzó en el siglo XVI
-
Los museos más escondidos o menos conocidos de Aragón se abren a nuevas miradas