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CORREO

Las cartas de puño y letra caen en el olvido ante la inmediatez del correo electrónico

El 80% de los españoles no ha enviado ni recibido una carta personal en el último año

ENRIQUE SÁNCHEZ /
Carta con sello. / PxHere
icono foto Carta con sello. / PxHere

Hubo un tiempo en el que abrir el buzón no daba miedo, porque ahora solo encontramos facturas y notificaciones comerciales. Antes se hacía con ilusión, con la esperanza de encontrar una carta de un amigo, de un familiar, de un amor incipiente... Una carta dirigida a ti, con tu nombre escrito a mano en el destinatario y con un remitente con nombre y apellidos que, además, es conocido. Hagan un ejercicio de reflexión y piensen hace cuánto tiempo que esto no sucede. Las cartas personales como una herramienta de comunicación, como experiencia en la que alguien te escribe sobre su último viaje o simplemente explica su experiencia vital han quedado en el olvido. Precisamente para evitarlo, este miércoles 7 de febrero se celebra el Día Internacional de mandar una carta a un amigo.

Aseguran los psicopedagogos que escribir de puño y letra nos hace más reflexivos, que nuestros textos ganan en credibilidad, que fomenta nuestra memoria, la creatividad, que relaja nuestro cerebro y que combate el estrés y el acelerado ritmo de vida. Todo son beneficios, pero entonces..., ¿por qué se ha perdido la correspondencia entre seres queridos? La tecnología y la inmediatez pueden ser la respuesta porque se han convertido en los grandes rivales de las cartas manuscritas. El mensaje digital es más rápido y el acuse de recibo o la respuesta, casi inmediata. Podemos incluso decir que el correo electrónico es el sustituto natural de la carta tradicional.

En las oficinas de Correos el número de cartas desciende cada año. Sólo a finales y principios de año es cuando crece la demanda, pero la mayoría de esas misivas tienen destino Oriente Medio o Laponia y son para pedir, no tienen como objetivo hablar con amigos. Lo sabe bien Ana Castillo, cartera de Correos que lleva casi tres décadas entregando cartas. "Cuando yo empecé la gente se comunicaba con cartas personales, pero ahora ya todo el mundo tiene correo electrónico y WhatsApp. También las empresas enviaban toda la información por correo ordinario. Ahora solo queda el correo comercial de los bancos y algunas facturas, que son los picos comerciales que tenemos de vez cuando", dice esta cartera.

Los envíos de cartas han ido "descendiendo paulatinamente". Lo confirma el último Panel de Hogares de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, que dice que el 80 % de los españoles no ha enviado ni recibido cartas personales en el último año. "Antes aún había cartas cuando llegaban las navidades o cuando se felicitaba personalmente a algún amigo o familiar", asegura la cartera. "Todavía queda gente, de 70 años en adelante, que sigue escribiendo alguna carta. Cuando las veo me hacen mucha ilusión, incluso les hago una foto porque me gusta ver el nombre y el sello -cuyo coste hoy es de 0,82 euros-". Castillo explica que también quedan cartas personales que se envían desde las cárceles. 

La estructura de las cartas permanece en los correos electrónicos

Así como las cartas personales han ido desapareciendo, lo que no ha cambiado es la estructura de la carta que hoy escribimos en los correos electrónicos a través de internet. "Las cartas personales son tan antiguas como la Historia de la Escritura, ya que tenemos algunas que datan del Antiguo Oriente, en Mesopotamia o Egipto, cuando se empleaba la correspondencia diplomática", explica el catedrático de Historia Social de la Cultura Escrita de la Universidad de Alcalá de Henares, Antonio Castillo. Esa relación más personal comenzó entre los siglos I y II en la época clásica de Grecia y Roma: "Ya encontramos alguna felicitación e invitaciones personales en el campamento romano de Vindolanda entre sus tablillas escritas". Y señala a Cicerón y sus cartas como "una de las primeras conversaciones entre ausentes, donde las cartas permiten restaurar la conversación que impedía la distancia".

"La estructura de las cartas ha tenido una estabilidad grande a lo largo de la historia, las seguimos escribiendo igual que se hacía en la antigüedad clásica", detalla el catedrático. "Se estructuran en tres partes, una primera como un saludo, después el texto o discurso epistolar y una despedida final", explica. Esas tres partes permanecen casi inalteradas, "podemos decir que los correos electrónicos de la actualidad mantienen esa misma estructura", explica Castillo, quien cita al italiano Armando Petrucci y su libro 'Escribir cartas, una historia milenaria' para explicar: "Desde que llegó el mail la carta ha muerto y se ha producido una trasfiguración. Ese género epistolar muere a finales del siglo XX y se ha transformado en una nueva modalidad de escritura".

Si deciden ponerse a escribir y recuperar esta actividad reflexiva, en unos días llega San Valentín, un buen momento para escribir esa carta. Pero háganlo pronto porque entre la inspiración y los trámites quizá llegue tarde a su destino. Eso sí, tendrá que recuperar el código postal y la calle en la que reside ese amigo al que desea escribir. 

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