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EMANCIPACIÓN

Independizarse para ir a la universidad: de las dudas con la lavadora a aprender a llegar a fin de mes

Varios estudiantes aragoneses cuentan cómo afrontan esta nueva etapa vital y cuáles son los principales miedos a los que se enfrentan

R. R. /
Imagen archivo de un piso de estudiantes cocinando un tradicional plato de pasta.
icono foto Imagen archivo de un piso de estudiantes cocinando un tradicional plato de pasta.

Septiembre es un mes de muchos comienzos. El de la universidad, por ejemplo, lleva a muchos jóvenes aragoneses a salir del hogar familiar por primera vez. Algunos dejan su municipio para trasladarse a estudiar a una de las tres capitales de provincia de la Comunidad y otros se desplazan algunos kilómetros más para mudarse a ciudades como Madrid, Barcelona, Soria o Valencia, en las que iniciar su nueva etapa formativa.

Son universitarios que se trasladan con cajas y mochilas llenas de ilusión por conseguir independencia y autonomía, aunque también guardan en ellas nervios y temores por afrontar un ciclo en el que dependen de sí mismos para gestionar un presupuesto mensual, poner lavadoras, cocinar o hacer nuevas amistades.

Es una nueva etapa en la que han de salir de su zona de confort, afrontar las tareas domésticas y asumir pagos cotidianos como el del alquiler, los de los consumos de luz y agua o el la cesta de la compra. Esas primeras veces representan un reto que abordan muchos estudiantes aragoneses.

"Estar lejos de mis padres va a ser bastante duro"

Nerea Piñero, de 18 años y vecina de Pina de Ebro, inicia el presente curso el grado de Derecho y ha decidido trasladarse a Zaragoza para cursarlo. Vivirá en un piso compartido con dos chicas. "He tenido que pedir muchísima ayuda, sobre todo a mis padres, para aprender a utilizar electrodomésticos, como, por ejemplo, la lavadora", afirma.

La cocina supone pocos misterios para ella. "Gracias a lo que he aprendido en casa sé cocinar una gran variedad de recetas", dice. Sin embargo, cree que lo que más le va a costar es vivir lejos de sus padres. "Son un gran apoyo en la vida. Va a ser bastante duro", reconoce. Otro de sus miedos es no ver a diario a sus amigos del instituto y familiares. "Tengo la necesidad de hacer amigos, conocer gente, socializar… Y yo siempre he sido una persona muy tímida. Espero que con el tiempo me vaya soltando más por la ciudad y en la facultad", confía.

A pesar de todo lo que Nerea dejará atrás, también destaca los aspectos positivos de esta nueva etapa. "Necesito mi espacio a veces, y yo creo que viviendo en un piso con dos muy buenas chicas voy a darme cuenta de que no es tan difícil la vida independiente. O eso espero", indica.

"Vivir sola son muchos gastos"

Carlota Cabañero decidió trasladarse a Madrid desde la capital aragonesa para realizar Publicidad y Relaciones Públicas. Desde este mes de septiembre ha empezado a comprobar qué supone compartir piso con varias chicas que ya conocía. En su nuevo hogar, la dieta se elabora de forma individual. "Cada una cocina lo suyo", comenta. En su caso, el recetario proviene de sus padres -"y de las redes sociales"-. Internet se ha convertido en uno de sus principales recursos para resolver las dudas domésticas que le van surgiendo. "Por ejemplo -apunta-, ante dudas sobre lavados de tejidos especiales".

Hasta ahora, a convivencia se está desarrollando "sin problemas", aunque aclara que con motivo de la limpieza ha habido "algún que otro pequeño rifirrafe en las zonas comunes". Cada habitación es responsabilidad individual. 

Respecto a la administración de los gastos mensuales, los gestionan en común a través de una cuenta conjunta en la que ingresan dinero. En este sentido, reconoce: "Me he dado cuenta que vivir sola son muchos gastos". 

"Es necesaria una educación financiera desde Secundaria"

A sus 24 años, Lucía Blanc, trabajadora y estudiante universitaria en Zaragoza, ha decidido emanciparse para empezar una nueva vida en pareja. "Realmente no tengo ninguna necesidad de irme, es más una meta personal", sentencia. Los fogones son una asignatura pendiente que aspira superar, ya que lleva tiempo guardando recetas y, entre los regalos de cumpleaños, su familia fue "previsora" al obsequiarle con una freidora de aire. "Creo que va a ser el elemento estrella de mi cocina", asegura.

En su casa familiar son muy pocas las veces en las que ha puesto sola una lavadora y siempre que lo ha hecho se ha preguntado lo mismo: "¿Dónde se mete el jabón?". "Parece sencillo… pero ojo como la líes", señala. En relación a la limpieza general resalta: "Todavía no salgo de la fregona y la escoba. Mi madre, sobre todo, me recomienda productos y formas de hacer, pero supongo que todavía tengo que encontrar mi estilo propio".

En el plano económico, Blanc tiene ya experiencia porque con 18 años comenzó a trabajar. "He tratado de ser autosuficiente desde entonces, pero creo que es necesaria una educación financiera desde Secundaria para saber en qué priorizar y cómo", reflexiona.

Para ella, este cambio personal supone un nivel de dificultad mayor, ya que está arreglando un piso antiguo y se ha visto obligada a ampliar su jornada laboral para sufragar diferentes gastos. Aun así, valora la autonomía e independencia que le aporta, a pesar de echar de menos a su hermana y añorar estar rodeada de su familia.