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DELITOS INFORMÁTICOS

Geolocalización, difamación en redes o acoso por WhatsApp: las formas de violencia de género digital

Una de cada tres jóvenes de entre 15 y 29 años es víctima de acoso en las redes y más del 25% ha recibido insinuaciones no apropiadas

TERESA P. ALBERO /
La geolocalización es una forma de violencia digital.  / Canva
icono foto La geolocalización es una forma de violencia digital. / Canva

La privación de la libertad en el universo digital es la última frontera que ha traspasado la violencia de género. El acoso en redes sociales, la difamación, el control a través de WhatsApp o la geolocalización del dispositivo móvil son algunas de las nuevas fórmulas que los agresores utilizan para seguir controlando y dominando a las víctimas. De hecho, una de cada tres jóvenes de entre 15 y 29 años es víctima de este tipo de violencia, según Somos+. Los grados en los que se ejerce son diversos y llegan a afectar a todo el entorno de la mujer maltratada. 

Más allá de las redes sociales y de la mensajería instantánea, hay nuevas formas de maltrato hacia la mujer. "Hemos visto como el hombre instala un dispositivo de geolocalización en el coche de su expareja para saber siempre dónde está", relata Natalia Morlas, presidenta de Somos+, la entidad de referencia en Aragón para este tipo de violencia de género. 

La instalación de 'malware' o programas informáticos maliciosos es también una nueva fórmula de violencia de género digital. En el 72,1% de estos casos, el autor es la expareja de la mujer y el 35% de las veces hay una orden de alejamiento en vigor. A eso se suma que el agresor accede de forma remota al dispositivo a diario en siete de cada diez casos, la mitad de las veces, a sus redes sociales.

Desde enero de 2021, 150 víctimas han necesitado de ayuda profesional del Observatorio Español de Delitos Informáticos (OEDI). Este organismo colabora con Somos + y otras entidades para luchar contra este tipo de maltrato. 

El 32,1% de los casos son delitos de amenazas y coacciones

"Instalan el programa en el móvil de la mujer o incluso de los hijos, lo que implica violencia vicaria, y al activarlo tienen acceso a todo su teléfono a distancia", señala la presidenta de la asociación aragonesa de mujeres sobrevivientes a la violencia de género. El 32,1% de los casos que acaban en el OEDI están tipificados como delitos de amenazas y coacciones y el 30%, por acceso e interceptación de las telecomunicaciones. 

Esas herramientas permiten incluso activar el micrófono y la cámara del dispositivo, de forma que el maltratador puede oír y ver lo que ocurre en todo momento. "Algunas mujeres se sorprendían cuando después de reunirse con su abogada y trazar un plan, llegaban a la vista y veían que la otra parte se había adelantado. Entonces, descubren que han podido ser víctimas digitales", dice Natalia Morlas. 

De hecho, el 46,8% de los agresores utilizan WhatsApp como medio de ataque, amenaza y coacción hacia la víctima, el 29,7% Facebook y el 17,7% Instagram. 

"Hemos visto casos de mujeres que se encuentran con su maltratador en todas partes: en la calle donde viven sus padres, cerca de la cafetería en la que han quedado con sus amigas, en un centro comercial... No saben cómo es posible tanta casualidad. La realidad es que esos programas de geolocalización están detrás de ese acoso y control", recuerda Morlas.

El trabajo que realizan los peritos consiste en el análisis minucioso del móvil de la víctima, tras lo cual elaboran un informe, que sirve como prueba en un juicio: "La Policía Nacional tiene ese servicio, pero tarda un mínimo de 18 meses. Es un tiempo en el que la víctima no dispone de su terminal. Los profesionales del OEDI cobran una cantidad mínima a las entidades colaboradoras -en Aragón es así gracias al convenio suscrito con Somos+- y recuperan su teléfono en 10 días". 

"Una foto deja de ser tuya en el momento en que la compartes"

Más de un 25% de las mujeres entre 16 y 25 años en España ha recibido insinuaciones consideradas no apropiadas a través de las redes, según datos del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. El acoso a través de las redes afecta sobre todo a la población más joven, que es la que más acceso tiene y más tiempo invierte en esas plataformas. "Desconocen mucho lo que implica subir una foto o enviarla y lo que pasa después", indica Morlas.

"En el momento en que envías una foto, aunque la borres justo después, esa foto ya no te pertenece y sigue existiendo. Eso ellos no lo saben y es un peligro de las redes. Además, muchas veces piensan que la persona que la recibe la va a eliminar o no la va a compartir, pero la realidad es que no es así y se comparte", lamenta la presidenta de la entidad.

Existen casos recientes, como el de una mujer que se suicidó en Alcalá de Henares, en 2019, tras la difusión de imágenes íntimas suyas entre sus compañeros de trabajo. Otro ejemplo, más mediático, aunque menos trágico por su final, es el de Olvido Hormigos, exconcejal en Los Yébenes (Toledo), que en 2012 vio como un video íntimo se filtró en internet sin su consentimiento. 

"Creen que detrás de una pantalla son muy impunes, maltratando psicológicamente, acosando, pero no es así. Podemos llegar a saber quién está detrás", subraya Morlas.

*El teléfono contra la violencia machista es el 016, la llamada no deja rastro en la factura, aunque es necesario eliminar el número del registro de llamadas.