Publicidad
SEXUALIDAD

Claves para hablar de sexo con los hijos: sin vergüenza, con claridad y cuanto antes

Los expertos subrayan que cuanta más información clara se aporte a los menores, más responsables serán y se sentirán más cómodos para verbalizar sus dudas y problemas

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Serie de animación sobre educación sexual.

Evitar hablar de sexo con los hijos nunca ha sido una buena opción, pero a día de hoy es peor todavía. Antes era el entorno (hermanas, compañeros, primas, amigos…) quien se encargaba de resolver todas esas dudas lógicas de los más pequeños. En la actualidad, internet ha ocupado peligrosamente ese lugar. No existe filtro para que de una forma u otra tengan acceso a casi cualquier tipo de contenido y sus preguntas queden respondidas por estereotipos nocivos para futuras relaciones sexuales. Por eso los expertos insisten en que cuanta más información faciliten los padres a sus hijos, más responsables serán estos.

¿Cuándo debe empezar esta educación sexual? Quizá esta sea la primera pregunta que muchos se hagan y la respuesta, según la psicóloga y experta en terapia de parejas, Sol Torres, “puede sorprender”: “Antes de que nazca tu hijo. Debemos tener una conversación con la pareja sobre cómo vamos a tratar el tema. Desde muy pequeños hay que empezar a trabajar en la conciencia de su propio cuerpo, en que son ellos los que tienen que cuidarlo. Por supuesto, nosotros vamos a ayudarles y a darles las herramientas”.

Esas conversaciones iniciales entre la pareja, ha insistido Torres en el programa Buenos Días de Aragón TV, son importantes para “tener claro cómo tenemos que hablarles”. En las consultas han notado una mayor concienciación de las familias con este tema, ya que “cada vez demandan más información" y que esté acorde “a los tiempos que vivimos”.

Sin embargo, existe todavía una tendencia a retrasar esas conversaciones sobre sexualidad bajo la premisa de creer que hasta los 20 años no van a tener relaciones sexuales. “A los 12 años de media empiezan a tener una interacción sexual entre iguales, y a los 13,8 años se inician en el sexo con penetración. Antes hablamos de otras formas de relaciones”, explica. 

Desde su experiencia insiste en que es necesario superar la vergüenza para no fomentar la incomunicación y desterrar el falso mito de que cuanto más hablemos de sexo con los hijos, más fomentaremos que mantengan relaciones sexuales; al contrario, asegura, "más responsables serán".

Claves para una buena comunicación

Una de las claves que ha recomendado para poder hablar de sexo en familia es mostrarse disponible. “Uno de los problemas es que no estamos disponibles, ya que estamos con el móvil, cocinando, estresados… Es muy importante tratar de parar y si en ese momento no puedo atenderle, decirle cuándo podre hacerlo”, ha explicado. 
Para afrontar la vergüenza a la hora de hablar sobre asuntos que pueden incomodar o incluso en los que no se tiene la suficiente información, otro de los consejos es actuar con naturalidad. “Si estamos sintiendo vergüenza podemos decirlo, explicarlo e incluso buscar juntos la información”, relata. 

Tampoco se debe buscar un momento concreto para tener “la conversación”. Es mejor, recomienda, aprovechar una circunstancia del día a día para introducir el tema, como puede ser una película, un vídeo, una canción. “Cuando aparecen esos momentos podemos aprovechar y preguntar si lo está entendiendo, si se siente cómodo, por qué…”, subraya.

No solo eso, tampoco es necesario buscar un momento a solas: “Hay que darles privacidad si la necesitan, pero si se sienten más cómodos en un contexto público para hacer una pregunta y les da igual, podemos aprovecharlo”. 

Sobre el lenguaje que usar para estas conversaciones puntualiza que debemos “adaptarlo al lenguaje del menor", pero darle "información real y veraz”, porque en caso contrario “la buscará en otro sitio”. Por eso, el uso de metáforas como "la abeja, la miel y la flor" crean más confusión y no ayudan a la comprensión de los más pequeños.

Violencia y abuso sexual

La educación sexual es una herramienta también para prevenir casos de abusos y violencia sexual. Permite ayudar a los menores a marcar los límites de su cuerpo, que sepan lo que les gusta y les resulta agradable, y sobre todo crear una comunicación para que pueda tener una persona de referencia con quien poder hablar. “Si se siente mal, que pueda verbalizarlo y tener es figura a quien poder contárselo”, remarca la psicóloga.