El Real Zaragoza se queda congelado ante la Ponferradina (0-0)

El Real Zaragoza se quedó congelado en la fría noche de lunes en La Romareda en otro partido sin sal que no pasará a la historia. Herido por las bajas en Gijón, el conjunto blanquillo se encomendó contra la Ponferradina, un rival directo, al regreso de Bermejo y un once ilusionante, con Mollejo, Azón y Simeone sobre el verde. El equipo aragonés fue superior a su rival y rozó el gol el tiempo que duraron los músculos de Azón: es decir media hora. A partir de ahí, el canterano tuvo que salir lesionado por Puche y el Zaragoza ya no levantó cabeza. Cero a cero, un punto más (dos puntos menos de los esperados) y una situación tétrica a falta de un día para el cierre del mercado de fichajes.

Y eso que el partido empezó con aires demasiado optimistas para lo que vendría después. Primero, con un toque de calidad del recién recuperado Bermejo con la zurda para irse de Pascanu y lanzar fuera con la diestra. El equipo lanzaba sus ataques con velocidad. Los primeros diez minutos estuvieron marcados por las estampidas de Azón y Simeone y la batuta de un Bermejo motivadísimo. El equipo aragonés robaba arriba y salía rápido ante una Ponferradina muy fría que se defendía como podía. Su primera y casi única llegada fue un disparo sin peligro, altísimo, de Nwakali tras hundir al Zaragoza en su área. Llegado el cuarto de hora de partido, Larra encontró a Simeone desde la banda pero el ariete remachó fuera; era la primera ocasión seria blanquilla, una jugada llevada a cabo a tres toques desde el portero. Fútbol directo de Escribá, llegando con mucha gente arriba y con la posesión ligeramente superior a los bercianos. La siguiente también tuvo aroma blanquillo, cuando un chutazo de Azón en la frontal despejó Amir palmeando con apuros. En resumen, media hora de superioridad blanquilla y un ambiente que se congeló súbitamente en cuanto el ariete canterano se echó al suelo dolorido y tuvo que dejarle su sitio a Larra. Mientras Azón era consolado en el banquillo, el turiasonense se colocó en la izquierda, adelantándose Mollejo a la zona de ataque. 

Como de luto por la inoportuna lesión de Azón, el ritmo del partido decayó. Un disparo desviado de Bermejo fue lo único que llevarse a la boca. Era la evidencia descarnada de que el Zaragoza sin Azón es otro equipo, desde luego mucho más mustio e inocente. Sin sus centímetros, sus desmarques, su voracidad, el equipo sufre. La segunda parte comenzó anodina, con una Ponferradina incapaz de hacer daño y un Zaragoza inofensivo. La posesión repartida, las imprecisiones en el centro del campo, los pases de seguridad... el partido no acaba de romper. En el minuto 67, con Yuri entrado al terreno de juego, llegó el primer susto del encuentor: un balón envenenado que Cristian tocó lo suficiente para que no se metiera en la portería. Acto seguido Escribá movió el banquillo: Mollejo y Larra fuera por Luna y el atribulado Gueye. 

Con el mismo esquema pero más piernas de refresco mejoró algo el Zaragoza pero sin llegar a avasallar a su rival. Una conducción marca de la casa de fuera para dentro del Bermejo acabó en el poste izquierdo de Amir. Se lamentaba la Romareda por la ocasión marrada, pero casi se tuvieron que conformar con el punto: Cristian Álvarez hizo un auténtico paradón tras un saque de córner en el que todos, con Gueye a la cabeza, contemplaron cómo remató Naranjo. Para terminar con el drama, el senagalés falló un mano a mano ante Amir para desesperación del estadio. Al final, otro empate insípido, muy parecido al del día del Mirandés, y la sensación de que al equipo le cuesta arrancar. 

Alineaciones:

Real Zaragoza: Cristian, Larra (Luna 69'), Francés, Lluis López, Fuentes, Bermejo, Francho (Manu Molina 85'), Zapater, Mollejo (Gueye 69'), Giuliano e Iván (Puche 33')

SD Ponferradina: Amir, Paris Adot, Pascanu, Diéguez (Erik Morán 66'), Amo, Moi Delgado, Nwakali, Medina (Yuri 66'), Dani Ojeda, Naranjo y Derik

Árbitro: Jon Ander González (vasco): amonestó a Larra, Bermejo, Paris Adot