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Los discos desiertos de María José Moreno

En "Comunidad Sonora", y de la mano de Geraldine Hill, conocen las canciones favoritas y las pasiones sonoras ocultas de la actriz de cine y teatro María José Moreno

Aragón Cultura /
María José Moreno
icono foto María José Moreno

En este programa de Aragón Radio, María José Moreno experimenta las emociones en su estado más artístico en la sección "Discos Desiertos", en base a canciones con un papel emocional importante en la vida de la invitada.

The Ronettes: "Baby I love you"

Mientras suena esta canción tan sesentera, María José Moreno recuerda la época en que formaba parte del Teatro de Cámara de Zaragoza, donde todo el mundo fumaba menos ella, momento en que se convenció de aprender a fumar: “Los domingos yo me quedaba en casa con las Ronettes y un paquete de Kent. Al final, acabé fumando 3 paquetes diarios de Ducados, así que podríamos decir que aprendí”.

A la pregunta planteada por Geraldine Hill de ¿Dónde se cruza en tu camino la pasión por la interpretación?, responde que tras la muerte de su padre, comenzó en el Teatro Español Universitario (TEU), lo que le ayudó a seguir adelante y que además significó el comienzo de su carrera.

Los Bravos: "Black Is Black"

Este grupo de rock español acompaña a María José Moreno en una anécdota de una noche de fiesta. “Cenábamos en casa de Emilio Lacambra, que era el único que tenía un coche, y además un tocadiscos de pilas. Desde Avenida Madrid nos fuimos a la Plaza de los Sitios, donde estaba el Quiosco de la Música, y allí nos montamos nuestro guateque. Fue una cosa fantástica

Geraldine plantea: ¿Había necesidad de dar salida a la cultura en aquellos años?, a lo que María José responde: “sí, pero con muchas otras cosas: era la puerta de la libertad (o quizás la libertad era la puerta de la cultura)”. A raíz de esto, reflexionan sobre la cultura tanto en aquella época como actualmente:

El teatro es un gran sistema de comunicación de ideas, de catarsis (o no), de poderles contar a la gente las cosas que les quieres contar, de una manera determinada, que sean capaces de entenderlo”.

Léo Ferré: "Pépée"

“Esta canción encierra una historia muy potente”, dice Geraldine Hill, a lo que María José responde: “yo estaba enamoradiscadilla, escuche esta canción y me pareció una canción de una belleza maravillosa, pero muy extraña, no sabía a qué se refería”. Explica así que la mujer de Léo Ferré tuvo una depresión brutal y mandó asesinar a todos sus animales, incluido Pepée, una orangután cuya muerte hizo que el artista compusiera esta maravillosa canción que acompañó a la artista en momentos íntimos. 

Conchita Velasco: "La Chica Yeyé"

El título de esta canción, compuesta por Augusto Algueró y Antonio Guijarro, puede venir de una onomatopeya sacada de una canción de los Beatles: “Yeah, yeah”. "Se podría adjudicar a la expresión de jóvenes modernos atrevidos, por los pelos, vestimentas y actitud”. Habla de Concha Velasco, y la califica como “una de esas tías que te fijas y dices ¿cómo lo hace?”.

Reflexionan también acerca de la igualdad entre hombres y mujeres en aquella época: “en tiempos de Shakespeare los papeles de mujeres lo hacían hombres”. Cuenta también una historia de antes de que las mujeres adquirieran los derechos civiles y el cabeza de familia había de ser un hombre: su padre había fallecido, y siendo su madre química y profesora, el permiso para que María José se fuera en tren a París a estudiar francés lo tuvo que firmar su hermano pequeño. “¿Qué se podía esperar de esa sociedad cuando no teníamos derechos civiles? La mujer era socialmente un pegote”. Convencida de que la sociedad todavía no ha alcanzado la igualdad, cree que la cultura cambia muy despacio.

“Lo que no cambia son las canciones pegadizas, noches inquietas repitiendo estribillos o tipos de melodías, esas que se alojan incansablemente en nuestro cerebro”: así introduce Geraldine Hill la última canción, el “gusano musical”, de María José Moreno:

Jean Sablon: "Sur Le Pont D’Avignon"

Esta canción infantil del corro de la patata la cantaba María José en el colegio cuando era pequeña. Por otro lado, recuerda una frase: “Ayer, hoy y siempre, a Zaragoza la defiende su gente”. Y explica lo siguiente: “Somos nosotros los que tenemos que defender lo que queremos y en lo que creemos, porque si no lo defendemos nosotros realmente, ¿a quién le vas a pedir que lo defienda? Si no lo defendemos, el mundo dejará de tener sentido para nosotros”.

Para finalizar el programa de Comunidad Sonora en Aragón Radio, María José Moreno cita un poema de Ángel Guinda: Yo te he dado las claves del mañana, lo poco que sabía para que tú lo olvides. Te he dado compañía hasta quedarme solo y calor hasta quedarme frío. Tú me has dado el arrojo de vivir. Ángel Guinda. "El arrojo de vivir"

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María José Moreno en Discos Desiertos
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