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Las andanzas de los Bécquer por Aragón

En el 150 aniversario de su muerte, recuperamos los pasos que dio por nuestra comunidad y que marcaron su obra

ARAGÓN CULTURA /
Gustavo Adolfo Bécquer fallecía el 22 de diciembre de 1870
icono foto Gustavo Adolfo Bécquer fallecía el 22 de diciembre de 1870

Volverán las oscuras golondrinas, en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán. Con apenas 6 estrofas Gustavo Adolfo Bécquer consiguió en 'Volverán las oscuras golondrinas' una oda a la fatalidad y al amor perdido. Gran abanderado del romanticismo en España este madrileño fue mucho más que poeta y así lo comprobamos con 'El escritor de mi vida: Gustavo Adolfo Bécquer' el libro que Antón Castro firmó junto a Ángel Guinda para acercarse a la vida del hombre tras 'Rimas y leyendas'.

A los hermanos Becquer les cundió mucho su paso por el Monasterio de Veruela donde se alojaron entre diciembre de 1863 y julio de 1864. 7 meses en los que Adolfo escribió 9 de las 10 cartas de 'Desde mi celda' que, además de ser un texto "muy de escritor", dice Antón Castro, ejercía de periodista. Porque para prepararlas le gustaba hablar con las gentes de Veruela para comprobar la información, por ejemplo, sobre las historias de la tía Casca, de la Galga (brujas muy destacadas en la zona) o sobre la erección del castillo de Trasmoz (presuntamente construido en una noche por un nigromante). "Él se dio cuenta que ese mundo era muy cercano a su inspiración literaria", añade Antón para el que su faceta periodística es una gran desconocida. Hay que tener en cuenta, en verdad, de lo que vivió era de ser censor de novelas y periodista. Llegó a sr director de periódicos, viajó para escribir la historia de determinados monumentos españoles y firmó necrológicas o críticas literarias.

Sobre la zona de Veruela y su rutina en el Monasterio lo dejó todo por escrito en su prosa y poesía. "Lo contó todo: la fundación del monasterio o cómo eran sus paseos. Habló de Trasmoz, de Vera, de Añón y además lo hacía con una gran minuciosidad y experimenta un reencuentro con una zona tan excepcional y rural como era aquella", explica Antón Castro. Una zona a la que llegó ya que, después de la desamortización de Mendizabal, se topó con un anuncio en el periódico donde se anunciaba que quien quisiera se podía alojar en el Monasterio para pasar temporadas. Así que, en una época de crisis con su hermano, decidieron marchar. 

Tuvo muchos problemas políticos porque no se callaba nada ya que era un hombre muy rebelde que no le importó defender sus ideas ante cualquier. Eso le acarreó consecuencias ya que si hubiese sido más diplomático, hubiese tenido una carrera más brillante y larga. Pero él era un hombre muy entregado que le interesaba mucho la realidad de las personas, muestra de ello es que nunca tuvo pereza para recorrer España y aprender más todavía.

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Entrevista a Antón Castro y Javier Fernández en 'La Cadiera'
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