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#LaMoviola: Erotismo a la española

Cada semana el programa 'Escúchate' de Aragón Radio, recuerda con la historiadora del Arte Ana Asión un acontecimiento relevante de las últimas décadas del siglo XX

ARAGÓN CULTURA /
Fotograma de 'Los amantes del círculo polar' (Julio Medem, 1998)
icono foto Fotograma de 'Los amantes del círculo polar' (Julio Medem, 1998)

Desde el comienzo de la década de los setenta, y sobre todo a partir de 1975 con el fin de la dictadura franquista, España comenzó a visibilizar en sus manifestaciones artísticas y culturales un erotismo que, durante cuarenta años, había sido motivo de censura, y que en aquellos instantes se erigió como sinónimo de libertad. 

Dentro de esta transición, el fenómeno que jugó un papel determinante fue el destape. Término acuñado por el periodista Ángel Casas, con él se designó a los desnudos más osados presentes en cine, revistas y otro tipo de espectáculos. Aprovechando la situación surgieron durante estos años una larga lista de revistas destinadas al público masculino, muchas de ellos de vida efímera (Bocaccio 70, Flashmen). El fenómeno más duradero fue Interviú, aparecida en 1976.

El terreno del humor gráfico y la historieta también se hizo eco de esta nueva línea, tal y como se aprecia en publicaciones que van desde la revista satírica El Papus (1973) hasta Belle Star de Ibero Mundial de Ediciones, empresa que comenzó editando publicaciones “para chicas” como Claro de Luna o Romántica.

En el cine aparecieron una serie de películas, la mayor parte de ellas cómicas, en las que empezaron a aparecer desnudos integrales, tanto de mujeres como de hombres (en menor medida). Entre las mismas se encuentran La trastienda (1975, Jorge Grau, primer desnudo frontal de María José Cantudo), Tres suecas para tres Rodríguez (1975, Pedro Lazaga) o Los bingueros (1979, Mariano Ozores).

Algunos de los intérpretes más destacados de esta tendencia fueron Andrés Pajares, Fernando Esteso, Norma Duval, María José Cantudo o Nadiuska.  Además, entre los trabajos más curiosos surgidos en aquellos años se encuentra El erotismo y la informática (1976, Fernando Merino), que cuenta cómo un experto en electrónica y programación piensa que ha dado con la fórmula perfecta para conseguir mujeres atractivas.

Sexualidad, erotismo y provocación en las últimas décadas: de Pedro Almodóvar a Bigas Luna y Julio Médem

Cine y erotismo han ido de la mano en muchos de los títulos de estos directores. En el caso de Pedro Almodóvar, éste se encuentra presente ya en sus primeros trabajos amateur en super-8 como Dos putas o Historia de amor que termina en boda (1974) o Folle... folle... ¡fólleme Tim! (1978).

Participante activo en la “movida madrileña”, en su primer largometraje Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) se reafirma ese carácter provocativo, con personajes extravagantes e interesados por el sexo y las drogas. Un trabajo al que seguirán diversos títulos, entre ellos algunos en los que directamente está explícito el componente erótico: Laberinto de pasiones (1982), La ley del deseo (1987), ¡Átame! (1989) o Carne trémula (1997).

De enorme vínculo con Zaragoza –recordemos que dirigió la reapertura de El Plata- Bigas Luna ha sido otro de los cineastas que más ha explotado el erotismo en sus películas. Comenzó ya en Historias Impúdicas (1977), once cortometrajes eróticos comercializarlos por correo, y siguió con títulos tan míticos como Bilbao (1978), Las edades de Lulú (1990), Jamón, jamón (1992) -rodada en los Monegros-, La teta y la luna (1994) o Son de mar (2001).

El director Julio Médem tampoco ha renunciado en sus trabajos a mostrar y analizar la sexualidad y el erotismo, en esta ocasión desde un punto de vista próximo a la filosofía y el psicoanálisis. Una trayectoria intensa, formada por títulos como La ardilla roja (1993), Los amantes del círculo polar (1998), Lucía y el sexo (2001) -con sexo y desnudos explícitos, tuvo que hacer un montaje alternativo para la distribución en Estados Unidos- o Habitación en Roma (2010).

Trabajos provocativos, donde erotismo y sexo juegan un papel fundamental. En esta misma línea estarían también largometrajes como Amantes (1991, Vicente Aranda), La pasión turca (1994, Vicente Aranda) El otro lado de la cama (2002, Emilio Martínez-Lázaro) o Diario de una ninfómana (2008, Christian Molina).

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