José Luis Gil: “Hay que levantar el culo del sillón para ir a un lugar tan seguro como es el teatro”

José Luis Gil está de gira con una obra que “habla de amor, emociones, luchas de poder, intereses encontrados y en definitiva, de la vida” según define él mismo. ‘Eduardo II, ojos de niebla’ cuenta la historia de un personaje real, un rey de Inglaterra del siglo XIV presionado hasta el chantaje por su homosexualidad y que nos sitúa ante los más bajos intereses del dinero, la religión y los gobernantes.

Es un montaje que estaba en plena producción cuando llegó la pandemia y que escrito por Alfredo Cernuda, dirigido por Jaime Azpilicueta, se subió a los escenarios en el mes de septiembre. Estuvo seis semanas en Madrid y ahora está iniciando poco a poco una gira por todo el país y que pasa este fin de semana por Zaragoza. Del jueves 21 al domingo 24, el Teatro El Principal acoge esta obra.

Reflexiona el actor cuando dice “los que amamos al teatro creemos que es necesario acudir a él”. Por eso, hacía un llamamiento en una entrevista en La Cadiera, de Aragón Radio, “es importante levantar el culo del sillón viendo los contagios del día a día. Una cosa es estar informado pero otra es dejarse se llevar por la paranoia y el temor” a lo que añadía “hay que ir a un lugar tan seguro como es el teatro”.

En este sentido, cree que la respuesta del público está siendo muy buena “la gente es ordenada, disciplinada y del teatro siempre sale uno más sabio”, dice Gil. Para él, como actor protagonista, “está siendo toda una experiencia, las sensaciones son buenísimas y novedosas”. Concluye “el teatro es muy necesario habitualmente, en otros tiempos, y ahora lo es más que nunca”.

Enamorado de la obra

Está encantado además con el desempeño de su personaje, después de haber interpretado a Cyrano de Bergerac durante tres años, “me pareció muy oportuno rescatar esta obra”. “Es un personaje que lo apasionante de su historia es su circunstancia personal. Luchó contra todo y contra todos y se aprovecharon de él”. A lo que añade “uno de los grandes méritos que tiene esta obra es que te das cuenta que siete siglos después no hemos cambiado tanto; todas las confabulaciones que hay en la sombra de los reinados y del poder, siguen estando vigentes”.