El busto de san Indalecio del escultor aragonés Damián Forment

El busto de san Indalecio realizado por el escultor aragonés Damián Forment, una obra maestra de la escultura renacentista, protagoniza la sección semanal de Historia de La cadiera, de Aragón Radio. Se trata del modelo en madera que hizo Forment, el mejor escultor del siglo XVI en Aragón, previo a la realización del busto en plata, que no se llevó a cabo hasta el siglo XVII. Y se dio por desaparecido durante décadas.

Como recuerda en La cadiera la historiadora y profesora Anabel Lapeña, el busto fue hallado en una torre del municipio zaragozano de Calatorao por una profesora de la Universidad de Zaragoza que seguía su rastro. “Estaba arrumbado en una torre, lleno de suciedad”, explica Lapeña, quien añade que ya ha sido restaurado por la Diputación de Zaragoza y que se exhibe en el palacio de Sástago de esa institución en la capital aragonesa.

La tradición cuenta que San Indalecio, del que hay pocos datos históricos, nació en el municipio zaragozano de Caspe y que fue consagrado obispo por el apóstol Santiago. Ejerció su obispado en Almería, donde se le venera, y sus reliquias fueron trasladadas, “tras una expedición muy extraña”, al monasterio oscense de San Juan de la Peña.

En la basílica del Pilar de Zaragoza llegaron a estar los dos bustos, el modelo de madera (dorado y policromado) y el de plata, hasta que el primero se envió a Calatorao.

Destacan el hecho de que no queden modelos de este tipo en Aragón y el de que el busto acabara en Calatorao, donde no hay tradición alguna relacionada con san Indalecio.