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‘Unidad Móvil’ recoge los testimonios de aragoneses que viven aislados

En una Comunidad como Aragón, con 48.000 kilómetros cuadrados de superficie y una población de un millón trescientos mil habitantes, existe una gran concentración y la mayoría vivimos en grandes localidades. Sin embargo hay un porcentaje de aragoneses que por salud, trabajo o convicción, viven aislados de todo y todos. Este viernes el programa recoge algunas de sus historias

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‘Unidad Móvil’ va a acompañar este viernes (21:35h) a aragoneses que por diferentes circunstancias viven aislados. El programa visita las dos zonas pirenaicas que más aislamientos padecen a lo largo del invierno, Llanos del Hospital y Panticosa. Precisamente en este rincón del valle de Tena acaban de sufrir un aislamiento de cuatro días. Recién abierta la carretera, un equipo de ‘Unidad Móvil’ la recorre con un experto en vialidad invernal del Gobierno de Aragón que ha vivido situaciones de aislamiento forzoso.

En otras altitudes y aislado durante los meses de invierno está David Lafon, responsable del refugio de montaña de La Renclusa. “Recuerdo con cinco años que subía en una mula con provisiones para el refugio”, cuenta David a una reportera del programa. “Ha habido gente que al principio lo tomaba como una aventura y luego se ha marchado andando de noche con la maleta a cuestas”, explica Luis, trabajador del Balneario de Panticosa. Lleva 30 años allí y ha vivido muchos cortes de carretera por culpa de las avalanchas que les han dejado aislados. “La vez que más tiempo estuvimos aquí sin poder salir fue veintiún días”, recuerda.

“No vengas maquillada, ni con gel, ni colonia…”, le dice Lucia a una de las reporteras del programa. Esta otra protagonista del programa de esta noche padece una enfermedad que le impide estar en contacto con la gente. Vive aislada en un pueblo de la provincia de Huesca. Echo de menos demasiadas cosas pero soy consciente que mi vida va en ello”, se sincera.

Cada vez son menos pero todavía resisten en algunos rincones de Aragón centros de clausura religiosos, donde por convicción religiosa un pequeño grupo de personas vive en estricto aislamiento. Un equipo del programa se desplaza a Caspe para conocer de primera mano cómo viven este aislamiento.

Teresa y Javier viven respectivamente en dos Masadas de Villarroya de los Pinares y Ejulve. Año tras año, durante los temporales de invierno, debe subir caminando a la Masada para alimentar a sus ovejas. Allí permanecen unos días, aislados. Ha llegado a tener que utilizar una mula para abrirse camino entre la nieve, que le ha llegado hasta el codo.

Todas estas historias y testimonios, este viernes a las 21:35 horas, en ‘Unidad Móvil’.

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