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El rey guerrero Sancho Ramírez sobrevivió a las graves fracturas de sus costillas y de su pierna

Los científicos de ‘Antecessor’ han podido identificar los restos del segundo rey de Aragón, que reposaban junto a otros cuerpos, y han encontrado lesiones en su caja torácica, su hombro y su pierna que ponen de manifiesto su fortaleza y su intensa vida guerrera   

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El rey Sancho Ramírez fue más alto y robusto que su padre, Ramiro I. Midió en torno a 172 centímetros, vivió hasta los 60 o 65 años y sus restos denotan una actividad muscular muy intensa a lo largo de su vida. Pero lo que más ha sorprendido al equipo forense del programa de Aragón TV ‘Antecessor’ es su fortaleza y su capacidad de sufrimiento ya que sus huesos muestran un buen número de graves fracturas soldadas y consolidadas a las que sobrevivió a pesar de las limitaciones médicas de la época.

“Nos llamó la atención descubrir lo batallado que estaba”, apunta el antropólogo y forense Miguel Batalla, a la vista de las costillas fracturadas y posteriormente consolidadas que corresponden a ambos costados. Para el doctor Salvador Baena, “pudieron dificultarle la respiración al monarca causándole dolores intensos durante muchos meses, pero sobrevivió”. “Al ser en costillas consecutivas podemos pensar que el sujeto se ha proyectado sobre una superficie contundente, una caída acelerada con mucha inercia ya sea corriendo o desde un caballo”, apunta.

El anestesiólogo Pedro Cía no duda en señalar que las semanas posteriores a esas fracturas de costillas tuvieron que “ser de un dolor muy intenso en una zona muy crítica”. Además, apunta que esas fracturas suelen ser “creadoras de otros problemas en los pulmones que pueden derivar en neumonía y en la muerte. Dormir sin tratamiento analgésico sería casi imposible”.

Las fracturas costales consolidadas en ambos lados del cuerpo no son las únicas lesiones que presentan los restos de Sancho Ramírez. Los médicos han hallado una fractura muy llamativa que llegó a sanarse soldando con un puente los dos huesos de la pantorrilla del rey. El traumatólogo José Luis Águilas señala que “el hueso ha formado cayo y ha curado la tibia fracturada haciendo suyo el peroné”. Además, como apunta el doctor Jesus Obón “el hueso revela haber sufrido un proceso de infección”.

Como explica Miguel Botella también han encontrado “una marca de corte profundo que podría corresponder  a una herida de guerra en una tibia, en la parte inferior de la pierna. Ese corte en el hueso no ha llegado a cicatrizar por lo que podría haberse producido poco tiempo antes de morir”, lo que podría reforzar la tesis de que murió tras una batalla.

Salvador Baena ha encontrado también “una degeneración importante en la escapula del hombro derecho, que indica que movió durante su vida esa articulación con gran potencia y pudo haber tenido pequeñas luxaciones”. Además, los fémures presentan “una carilla articular suplementaria característica de personas con una actividad a caballo, compatible con un individuo con actividad guerrera”.

El rostro de Sancho Ramírez no ha podido ser reconstruido con la tecnología 3D que utiliza el programa ya que su cráneo no está completo.

El panteón de San Juan de la Peña fue creado por el rey de Aragón Sancho Ramírez y ahí fue enterrado en diciembre de 1094. Con la reordenación tras la reforma de 1770 se perdió su pista. Una investigación científica previa a la del programa ‘Antecessor’ numeró y organizó huesos de varias personas que podrían coincidir en una urna de metacrilato donde ahora la ciencia ha podido identificarlos. Faltaba el cráneo, como apunta la coordinadora del equipo médico, Ana Cisneros, “pero se ha podido localizar en otra de las urnas donde se encuentran los restos de los infantes”.

La historia señala que Sancho Ramírez murió de un flechazo cuando se disponía a sitiar y conquistar la ciudad de Huesca. El equipo forense no ha podido encontrar pruebas de las causas exactas de su muerte aunque los restos revelan que fue un rey guerrero.

El historiador José Luis Corral considera “fantasiosa” esa teoría de la flecha lanzada desde la almena. En parecidos términos se pronuncia el historiador Darío Español para quien “esto es improbable porque desde el punto de vista geoestratégico”. Según explica, “cuando se asediaba una ciudad se hacían los aproches, y una de las tareas habituales era talar los árboles para despejar el espacio. Ningún rey se pondría debajo de una muralla para señalar dónde hay puntos débiles o arremetederos”.

A su juicio, Sancho Ramírez pudo sufrir “una espolonada, una salida de los asediados por uno de los portillos con la que trataban de coger por sorpresa al ejército que asediaba. La única forma de acabar con un asedio era descabezar el asedio y por lo tanto el objetivo era matar al rey”.

Sancho Ramírez viajó hasta Roma para reunirse con el papa Alejandro II y ofrecer su vasallaje. Fue nombrado soldado de san Pedro y así introdujo en sus reinos el rito romano dejando atrás el ritual mozárabe. Del vasallaje con el Papa surge una de las teorías más firmes sobre el nacimiento del emblema de Aragón. Alejandro II le cedió el derecho a usar los colores rojo y amarillo del vaticano el germen de la bandera de Aragón.

Sancho Ramírez expandió el reino de Aragón a partir de 1063 con la ocupación de las llanuras de la sierra de Santo Domingo y las Bardenas. En 1064 conquistó Barbastro y en 1065 Alquezar, un punto estratégico. En  1076 incorporó el reino de Pamplona y en 1083 Ayerbe y Graus. En 1084, suma Arguedas y lidera la batalla de Morella donde su ejército es derrotado por El Cid y Al Mutamin. En 1089 conquista Monzón y en la década de los 90 establece el castillo de El Castellar frente a Zaragoza. Rinde las fortalezas musulmanas de Guara y lidera el asedio de Tortosa con la ayuda de la flota genovesa. En 1094 fallece comenzando el asedio a Huesca.

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