La contaminación atmosférica llega a la Antártida

En Ágora

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La Antártida no es un ambiente aislado de la contaminación que padece el resto del planeta derivada de la actividad humana. La presencia en el aire de la región antártica de concentraciones altas de metales pesados pone de manifiesto cómo la contaminación puede detectarse a grandes distancias de las fuentes de emisión. Ha sido un grupo de investigadores aragoneses, y también de la Universidad Complutense, el que ha publicado (Chemosphere) un estudio que certifica la presencia en la atmósfera de la Antártida de aluminio, hierro, titanio, níquel, cromo y manganeso. Lo cuentan en Ágora, Jesús Anzano, catedrático de Química de la Universidad de Zaragoza y coordinador de este estudio, y Javier del Valle, doctor en Geografía y profesor del Centro Universitario de la Defensa, que además abunda sobre las tormentas, el calor, las tormentas y la sequía.