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GUÍA

De la medida de la Virgen a los adoquines: todo lo que debe saber un foráneo en las fiestas del Pilar

Zaragoza se prepara para disfrutar de sus festejos tras dos años de parón. Para quienes visitan la localidad estos días, esta guía permitirá sacar el máximo partido a su estancia en la ciudad

TERESA P. ALBERO /
Imagen de archivo de la basílica del Pilar. / Europa Press
icono foto Imagen de archivo de la basílica del Pilar. / Europa Press

Comerse un adoquín es algo de lo más normal en Zaragoza, aunque para el que visita la capital aragonesa puede no serlo (sobre todo si desconoce el significado que la palabra tiene en la ciudad). Lo mismo ocurre cuando los niños suben hasta lo alto de un hombre vestido de baturro y se tiran por él para salir por su trasero. Estas son algunas actividades típicas de las fiestas del Pilar que todo foráneo debe conocer antes de poner un pie en la plaza junto a la basílica. 

  • No hay fiesta que se precie que no cuente con una indumentaria común para todos los vecinos. En Zaragoza ese elemento es el cachirulo o lo que es lo mismo, un triángulo de tela a cuadros negros y rojos, que se lleva atado al cuello, en la muñeca o como cinta de pelo. 
  • En la era de las redes sociales es impensable visitar Zaragoza esta semana y no dar cuenta de ello en Instagram. Los 'selfies' y fotos de grupo a los pies del manto de la Virgen en la Plaza del Pilar son imperativos. 
  • En los coches, en las muñecas o como llavero, la medida de la Virgen es un distintivo para reconocer a los zaragozanos de pro. En la basílica del Pilar se venden en 12 colores y equivalen a la altura de la Virgen, 36,5 centímetros. Otro clásico que nadie que se acerque hasta la capital debe dejar de comprar. 
  • La gastronomía es esencial para conocer una ciudad y a sus gentes. Las patatas rellenas de casi cualquier cosa -olivas, queso, atún, jamón...- son un clásico para los vecinos y turistas que se acercan hasta las ferias de Valdespartera. Degustarlas tiene un precio y un tiempo de espera. Las largas filas de gente esperando para hacerse con una patata son ya una tradición. 
  • Las luces y los sonidos estridentes se mezclan en el barrio de Valdespartera, concretamente en el recinto ferial, donde las atracciones para todas las edades conviven con los puestos de comida y los conciertos del recinto aledaño del Espacio Zity. 

  • Si algo tienen las Fiestas del Pilar es magia. Sin salir de la ciudad es posible viajar por todas las comunidades autónomas. Basta con acercarse hasta la plaza Aragón y elegir entre las casas regionales que promocionan sus platos típicos. Para los que busquen algo distinto, las 'food trucks' a orillas del Ebro siempre son un buen plan. Si todavía queda hueco (en el estómago), el Tubo es el lugar donde disfrutar de unas tapas en la ciudad. Conseguir mesa (y silla) es una odisea, pero forma parte de la experiencia.
  • Da igual si se tiene hambre o no, acabarse un adoquín es imposible. El caramelo más famoso de la ciudad es conocido por su tamaño y forma, pero también por ser complicado de comer. 
  • La música es también un imprescindible esta semana: desde los grandes eventos que tienen lugar en la plaza del Pilar, el pabellón Príncipe Felipe o el Espacio Zity, a las actuaciones de grupos folclóricos que llevan la jota por toda la ciudad.  
  • La Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar es uno de los actos más señalados. Este año, 814 grupos recorrerán el centro de la capital aragonesa, ataviados con trajes típicos de distintas regiones. Ir a ver a los oferentes pasar es otro de los clásicos del día 12. Aunque, muy importante, no se puede ir vestido de cualquier forma, aunque tampoco exige ir exclusivamente de baturro. Las normas obligan a vestir con el traje característico de cualquier nación o comunidad autónoma. 
  • No pueden faltar las actividades infantiles. El Tragachicos es el tobogán más famoso de la ciudad. No hay niño que no se haya tirado por su boca para acabar en su trasero. Vestido de baturro, es uno de los emblemas de Zaragoza, al igual que la comparsa de Gigantes y Cabezudos, que cada octubre desfila y hace las delicias de los más pequeños.