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LEY DE CAMBIO CLIMÁTICO

Zaragoza y Huesca tendrán que adoptar las zonas de bajas emisiones el próximo año

El investigador experto en movilidad Felipe de Busto explica cómo las ciudades de más de 50.000 habitantes tendrán que afrontar un "cambio de paradigma" para cumplir con la nueva legislación

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Primer autobús eléctrico 100% libre de emisiones recibido en Zaragoza, el día de su presentación.

Solo cinco ciudades españolas, entre ellas Madrid y Barcelona, tienen ya implantada una zona de bajas emisiones. La Ley de Cambio Climático obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a aprobar planes de movilidad sostenible antes de 2023. Este es un reto que Zaragoza y Huesca tendrán que adoptar y que este miércoles, en Buenos Días Aragón, ha analizado el experto en movilidad Felipe de Busto, investigador de la Fundación Circe (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos). 

"Hay todo un reto por delante en cuanto a movilidad urbana que establece la obligación de reducir las emisiones, pero esa es solo una de las medidas dentro del plan", explica De Busto. "Uno de los criterios básicos es la accesibilidad para todos: mayores, niños, personas con movilidad reducida... Es uno de los grandes retos a nivel europeo: mejorar la calidad del aire, la seguridad vial y redistribución del espacio público para poder dotar de infraestructura accesible para la realización de las actividades cotidianas", ha añadido. 

De hecho, la aplicación de esta ley hará que la circulación y el aparcamiento queden restringidos a partir de 2023. Será obligatorio que haya zonas de bajas emisiones el año que viene. En España son 149 los municipios los que tendrán estas áreas y tendrán que contar con planes de movilidad sostenible. Y en el caso de Aragón, solo afectará a Huesca y Zaragoza. 

El objetivo es apostar por la movilidad compartida, la sostenible y reducir el uso en vehículos particulares para mejorar la calidad de vida en las ciudades. En Madrid, por ejemplo, ya se ha implantado y se limita el acceso a los vehículos más contaminantes. Llevan ya cuatros años con este tipo de restricciones, que el próximo enero volverán a endurecerse. En Barcelona también hay restricciones de este tipo para reducir las emisiones. 

"El cambio de paradigma es hacia las personas o movilidad compartida. Se trata de asegurar un movimiento cómodo, seguro y accesible para mejorar la calidad de vida", explica el investigador. En el caso de Zaragoza, el porcentaje de quienes hacen sus recorridos a pie es de casi el 50% frente al bajo porcentaje de otras ciudades mucho más grandes. 

"La receta tiene dos partes: la tecnológica, con nuevas tecnologías de propulsión para los vehículos, y luego la de hábitos y cambios de estilos de vida: modos más activos y transporte público. La suma de las dos nos llevará a ese escenario de sostenibilidad que tanto anhelamos", ha concluido. 

No obstante, cambiar los hábitos de vida no es fácil y, por eso, se irá haciendo de forma progresiva. Además, los conductores tendrán que adaptarse a los nuevos distintivos en los vehículos, unas etiquetas que se obtendrán en función de la antigüedad del vehículo, del tipo de combustible y de sus emisiones, algo que se puede calcular en la web de la DGT poniendo la matrícula del vehículo