"Buenas" perspectivas gracias a la agroalimentación y la industria

Las perspectivas económicas para Aragón son "buenas", según aseguran desde el Consejo Económico y Social aragonés (CESA). En la Comunidad pesan más los sectores relacionados con la agroalimentación y la industria y menos los enfocados al turismo.

Esta es una de las claves por las que la economía aragonesa ha soportado mejor la crisis derivada de la pandemia por COVID-19. Por otro lado, los jóvenes son los más afectados por factores como el paro, y eso rebaja su capacidad para emanciparse. 

"Podemos lanzarnos ya a una nueva situación que mejore lo que veníamos teniendo en cuenta. Además, vamos a recibir unas propuestas europeas para que la salida de la crisis nos deje un escenario igual que el anterior", ha indicado el presidente de CESA, José Manuel Lasierra. 

Una reflexión sobre los errores cometidos en los últimos años

La crisis por la COVID-19 ha traído consigo diversas incertidumbres, como la escasez de componentes y materias primas, el incremento de los precios, las dificultades para hacer previsiones a medio plazo y también, una lección, según ha insistido el presidente de Aragón, Javier Lambán. "Esto nos tiene que hacer reflexionar sobre errores que Europa ha cometido en los últimos años, desindustrializándose en favor de otros países que, en estos momentos, tienen ventajas estratégicas sobre nosotros que resultan letales para nuestras economías", ha afirmado. 

Para hacer frente a estas incertidumbres y a los cambios es imprescindible encontrar soluciones económicas, políticas y sociales consensuadas, ha asegurado el presidente del Consejo Económico y Social de España, Antón Costas. 

"Para consensuar algo hay que hablar, hay que dialogar. El diálogo social es la etapa previa al consenso. Por eso digo que los consejos económicos y sociales autonómicos o el nacional que yo presido, si no existiesen, en esta situación de incertidumbre, tendríamos que crearlos", ha asegurado Costas.

El 83% de las empresas que había el 1 de enero de 2020 en Aragón sobrevivió un año después, pero el 17% restantes cerraron o dejaron de tener empleados. En España esta tasa de supervivencia fue inferior, por debajo del 80%. Por su parte, los autónomos tuvieron una tasa de supervivencia del 87% en la mayor parte de los sectores, con cifras muy similares a la media nacional.

Así lo refleja el informe de 2020 del Consejo Económico y Social de Aragón (CESA), presentado este jueves en el Patio de la Infanta de Zaragoza, y al que ha asistido el presidente de Aragón, Javier Lambán, quien ha subrayado el valor del trabajo realizado por CESA, que, ha recordado, utiliza el Gobierno para elaborar maniobras de apoyo al sector económico como la Estrategia de Recuperación, elaborada el pasado año por el Ejecutivo. 

"Estamos tratando de reactivar sectores que han sufrido los peores efectos de la COVID-19", ha señalado Lambán, y ha añadido que " En este trabajo la disponibilidad de informes veraces y serios, como el de CESA, dotados de la autoridad que tienen los consejos tanto el autonómico como nacional son de gran ayuda".

El 93% de las empresas con ERTE han sobrevivido al 2020

En el informe, presentado por el presidente del Consejo Económico y Social de Aragón, José Manuel Lasierra, se destaca a las empresas del sector industrial, que ostentan una tasa de supervivencia del 90%, superior a la media española (87%). La menor supervivencia ha correspondido al sector de la construcción con una tasa del 81%, aunque significativamente por encima de la media española (73%).

El acceso a los Expedientes de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) contribuyó a la mayor supervivencia de las empresas, según informa el documento. Del número de empresas vivas en Aragón a 1 de abril de 2020 con ERTE, sobrevivían el 93% el 1 de enero de 2021, por encima de las empresas que no lo utilizaron (90%). En total, la población en ERTE llegó a alcanzar en abril de 2020, con las semanas de confinamiento más duro, las 87.000 personas y, aunque luego disminuyera de manera importante, a 31 de diciembre todavía estaban en ERTE 18.219 personas.

En conjunto, el descenso del Producto Interior Bruto (PIB) de la economía aragonesa se estimó en un 9,5% en el año 2020, menos intenso que la media nacional (10,8%), y la sexta con peor dato. La desaceleración de la economía aragonesa en el año 2020 fue la más profunda desde 2009, siendo especialmente afectada la rama de mayor peso del sector servicios, “Comercio, transporte y hostelería”, con una caída del 21%. El mayor debilitamiento corresponde a la provincia de Zaragoza, con un descenso del 8,7%, seguida de Huesca, con un 8,3% y de Teruel con un 7%.

El problema actual: los microchips y la globalización

Tras este 2020 “que no ha sido, precisamente, floreciente”, según ha explicado Lasierra, la Comunidad ya está “vislumbrando” la salida del túnel. “Creemos que, con todas las cautelas todavía, podemos lanzarnos a una nueva situación que mejore lo que veníamos teniendo, contando con los fondos europeos para coger impulso”, ha añadido.

No obstante, la industria se está encontrando con un problema circunstancial que está frenando una mayor recuperación: el desabastecimiento de microchips. “La COVID-19 nos ha mostrado que la globalización, tal y como la hemos practicado, tiene riesgos estratégicos importantes. Hoy vemos las consecuencias de haber concentrado en dos puntos del planeta la fabricación de microchips. No ha venido para quedarse, pero nos va a obligar a una reflexión en toda Europa de naturaleza estratégica”, ha remarcado el presidente del Consejo Económico y Social de España, Antón Costas.

Unas reflexiones que también ha compartido el presidente de Aragón mencionando los “errores de desindustrialización”. “La automoción es un motor fundamental de la economía aragonesa y está en una situación complicada, con ERTE y disminuciones importantes de la actividad. Nos debe hacer reflexionar sobre errores que ha cometido Europa en favor de otros países con ventajas estratégicas letales para nuestra economía”, ha aseverado el líder del Ejecutivo autonómico.