Publicidad
OBJETIVO

Jubilados activos: trabajar más allá de los 65 años

En Aragón hay alrededor de 200.000 jubilados. La ley permite que muchos de ellos sigan trabajando tras cumplir los 65 años

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Reunión en la asociación SECOT.

Hay quien ve su vida laboral de una manera y solo desea llegar a su jubilación. Y hay quien desea seguir trabajando, a pesar de haber cumplido los 65. En nuestro país, hay alrededor de seis millones de jubilados, 200.000 de ellos en Aragón, y algunos de ellos siguen en activo. 

En España tienen la posibilidad de seguir trabajando teniendo ya los 65 años. Algunos de ellos trabajan y lo hacen por elección propia. Acceder a esta modalidad en nuestro país es algo restrictivo, pero si se cumplen los requisitos, las condiciones son mucho más ventajosas que en otros países como Francia o Alemania.

Cada vez somos más longevos y tenemos mejor calidad de vida, así que no resulta extraño que, para algunas personas, trabajar sea una elección y no “una lata”, como decía la canción de Luis Aguilé. Es otra manera de vivir la jubilación.

El disfrute de seguir trabajando

Fernando Fredes tiene 67 años y es autónomo jubilado en Barbastro. Hace ya doce años que combina su trabajo en su comercio con este proyecto hortícola. Para él seguir trabajando está fuera de toda duda: “Yo me siento privilegiado, pero si hubiera tenido otro trabajo más duro como la gente que está con máquinas, no sé si seguiría. Yo he tenido oportunidad de estar con mucha gente, he estado en el comercio. He tenido un gran abanico de experiencias de entrar, de salir, de estar con gente, etc.”, comenta.

En su caso, la salud le obligó a parar. “Tengo el inconveniente de ser una persona infartada. Hace doce años tuve un infarto y el internista me dijo que nada de deporte y nada de trabajar, pero yo le dije que no iba a esperar sentado a que me llevara 'el de arriba'”, explica.  Ahora, se toma la vida con más calma y se apoya en la familia. Lo que produce lo vende en su tienda. Maite Fredes, su hija, es la propietaria de Autoservicio Fernando, aunque él la asesora. “Yo veo que la gente activa se mantiene estable, es decir, que no envejece. Ojo, que hay otras personas que se jubilan y están muy felices, pero hay otras que dejan de trabajar y sienten el vacío”, señala.

El caso de Fernando es el de la jubilación activa, aunque también existe la jubilación flexible. En ambos casos los requisitos son restrictivos: haber cumplido los 65 años y haber alcanzado los 38 años y seis meses de cotización. La jubilación activa, destinada a autónomos, resulta ventajosa. María Marín, abogada laboralista explica la flexibilidad: "Esto me permite cobrar el 50% de mi pensión, pero si yo contrato a alguien para que se haga cargo de mi negocio, puedo cobrar el 100%. Además de bajar notablemente el pago de las cotizaciones, porque yo solo voy a pagar el 8%, que es lo que se llama la cuota de solidaridad”.

José María Salinas es ingeniero industrial y empresario jubilado. Se ha especializado en el sector eléctrico y considera su experiencia un valor añadido, especialmente en grandes proyectos. En su decisión influyen factores económicos o vocacionales: “Muchas veces en el contexto sale lo de ‘José María ¿por qué no te jubilas’? Y yo les digo que estoy muy bien y que ellos hagan lo que quieran, que descansen o lo que sea, pero que a mí me respeten y me dejen trabajar”. Además, añade que existe el debate de la falta de trabajo para las nuevas generaciones, “que si no les dejamos hueco y les quitamos el trabajo. Eso no es verdad porque yo utilizo mi experiencia para que la gente joven que viene detrás pueda subir. Hay trabajo para quien quiere trabajar”, destaca.

Fernando Fredes es jubilado pero sigue asesorando a su hija en su negocio 'Autoservicio Fernando'.

Ocupar el tiempo

En Aragón hay 200.000 personas jubiladas. Para muchas, pasar a esta etapa de la vida, es complicado y hay que hacer un reajuste: “Durante muchos años nuestra identidad se asocia al rol profesional y luego cambiar esas rutinas que supone el día a día, cambiar el entorno social al que estás acostumbrado en tu trabajo. Todo eso desaparece y la persona tiene que acostumbrarse a esa nueva situación”, recalca Sonia Fernández, especialista en psicogeriatría en la Fundación Rey Ardid.

María Luisa Zubiri tiene 69 años y es dermatóloga jubilada: “Yo me siento muy bien. Me gusta trabajar, me siento útil. Tengo el tiempo ocupado porque ya sabéis que las personas mayores dormimos poco y el día tiene muchas horas. Lo que sí te permite es organizarte el tiempo de otra manera y hacer tu yoga, tus encuentros con tus amigos, etc.”. Además, explica que nunca ha tenido ningún problema con su edad: “Los jóvenes saben mucho, pero es verdad que hay gente que prefiere que tengas experiencia. Yo no me he encontrado con ningún caso, que yo sepa, de alguien que no haya querido ser atendido por mi edad. Tampoco a lo largo de mi vida profesional por ser mujer.”

María Luisa trabaja por cuenta ajena, se ha acogido a la jubilación flexible. Trabaja tres días a la semana, cinco horas y con derecho a vacaciones. “En ese caso nos permite trabajar durante una jornada entre el 25 y el 50% y lo mismo: yo sigo cobrando mi jubilación, pero se va a reducir en el porcentaje de mi trabajo. Pero tiene una ventaja añadida: los años que voy trabajando adicionalmente los voy sumando", cuenta la abogada laboralista.

En el caso de los creadores bajo el régimen especial de artistas la situación es distinta. En 2015, caras conocidas iniciaron una campaña reivindicativa y en 2019 llegaron los cambios. "Hubo muchas protestas porque sí es verdad que se produjo un trato desigual. Desde 2019 pueden compatibilizar el 100% de la jubilación con el cobro de derechos de autor, por ejemplo", explica María Marín.

La dermatóloga María Luisa Zubiri leva una jubilación flexible, lo que le permite tener vida social.

Emprender, una fórmula de éxito

El trabajo voluntario también es una de las opciones que escogen los jubilados. Desde 1989 la asociación SECOT se vuelca en la formación y en el asesoramiento a empresas y autónomos. Luciano, perteneciente a esta asociación, comenta que todos son jubilados: “Todos hemos tenido algún vínculo con la dirección dentro del ámbito de la empresa y ahora nos dedicamos a asesorar. Intentamos ayudar a través de todo nuestro conocimiento".

En Aragón son 74 socios. Hacen el seguimiento de emprendedores como Álex, que decidió poner en marcha un negocio de soldadura industrial en Cuarte de Huerva, Soldalex. En el camino le acompañó Andrés, de SECOT. "Lo que Andrés me ha aportado es su entusiasmo. Siempre ha creído en el proyecto y sabe mucho, así que me ha asesorado paso a paso", comenta. Andrés añade que ve progreso, “no sólo le veo proyección, sino que además ya estamos hablando del crecimiento de su empresa para dentro de poco".

El índice de supervivencia de los negocios asesorados es del 80% y supone una gran satisfacción. “Es una alegría inmensa porque te sientes útil y que estás en el mundo real. Yo animaría a la gente con experiencia en cargos directivos que se animaran a formar parte de SECOT porque merece la pena”, incide Luciano.

En el ámbito universitario existe la figura del profesor emérito. Pasados cuatro años, su labor deja de ser remunerada pero eso no impide que sigan investigando al más alto nivel y que se involucren en distintos proyectos académicos. Es el caso de Antonio Lobo, profesor emérito y psiquiatra. "Somos todos profesores que queremos seguir en activo. Yo creo que si no siguiéramos con nuestra profesión, no nos sentiríamos", aclara.  

Sea cual sea la elección, la clave es permanecer activos y encontrar lo que los japoneses llaman el “Ikigai”, que no es otra cosa que encontrar un propósito vital. Sonia Fernández recuerda las numerosas ocupaciones que se pueden realizar. “Se pueden hacen cursos de formaciones, tocar un instrumento, aprender un idioma... En definitiva hacer algo que nos ilusione y que suponga una satisfacción personal importante", concluye.