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SERVICIOS FUNERARIOS

Trabajar con la muerte con rigor y entereza para dar el mejor servicio a la sociedad

Aragón cuenta con más de 70 instalaciones funerarias en las que sus profesionales se encargan de gestionar con las familias el duro momento del fallecimiento de un ser querido

ARAGÓN NOTICIAS /
Enterrar a fallecidos y mantener sus tumbas y nichos forma parte de la vida cotidiana de algunos de estos trabajadores. / Objetivo
icono foto Enterrar a fallecidos y mantener sus tumbas y nichos forma parte de la vida cotidiana de algunos de estos trabajadores. / Objetivo

Aragón cuenta con unas 70 instalaciones funerarias repartidas por todo el territorio. Allí, sus profesionales conviven diariamente con la muerte y, aún así, llevan a cabo su trabajo con rigor y entereza. El programa Objetivo, de Aragón TV, ahonda este sábado (13:25 horas) la labor de las brigadas de los cementerios o del personal de los servicios funerarios.  

Cada día, personal de cementerios, tanatorios públicos o privados y trabajadores de servicios funerarios gestionan algo tan natural y doloroso como la muerte. Y lo hacen de la manera más profesional y cercana posible, formando parte de un momento crucial en la vida de cualquier familia. Alejandro Josa es uno de los oficiales de albañilería del cementerio zaragozano de Torrero.  En esta ocasión, toca la apertura de un nicho, bien porque se acaba la concesión o porque el nicho se desea para más de un familiar. Este procedimiento resulta habitual para Alejandro: "Ahora quitamos con una paleta recortada la parte de arriba del yeso para no romper la lápida y luego con un puntero quitamos estos ganchos que se ponen aquí para sujetar todo".

El trabajo de mantenimiento es diario y constante. / Objetivo

Alejandro desempeña esta labor desde hace 18 años, algo que ve con naturalidad, aunque sin negar su dureza: “Sí que es duro, pero te acostumbras. Si no te acostumbraras no podrías trabajar aquí. Es especialmente duro cuando muere una persona joven, un niño…Hay gente que no ha sido capaz de aguantar este trabajo y que se ha ido”. Pero también tiene su recompensa: “Lo mejor es la satisfacción por lo que haces, ya que acompañas a las familias en momentos muy duros”. Realizan exhumaciones, inhumaciones o traslados y en cualquiera de estas labores hacer equipo es importante, señala.

El cementerio de Torrero sigue en expansión. Allí la pandemia ha obligado a la proyección de 1.620 columbarios. En otros puntos de la comunidad, como el cementerio de Huesca se ha previsto la construcción de 216 nichos debido a la demanda. En Aragón hay cerca de 70 instalaciones funerarias entre las tres provincias. De gestión municipal, el tanatorio de El Burgo de Ebro destaca por su arquitectura y su ubicación. Antonio Corral es su único responsable. Abre y cierra las instalaciones, atiende a las familias y prepara el velatorio. Allí fallecen cada año menos de una veintena de personas. Antonio también entierra, como hacía su padre. Algo que, según explica, sorprende: “Hay gente que no lo entiende, sobre todo, si te toca enterrar a alguien que conoces. Yo lo veo como algo natural porque, de momento, no he visto a nadie que haya vuelto, así que no se estará mal allí. La muerte me parece bien. Me preocupa más quedarme en una cama que la muerte."

Las flores son un elemento fundamental de los servicios funerarios. / Objetivo


Ya sea para una boda o para un funeral, las flores siempre están presentes en momentos importantes. La bisabuela de Noelia de Cea empezó con la venta en el cementerio de Torrero. Ahora atienden al cliente particular: “Cuando conozco al fallecido intento pensar en qué cosas me decía, por ejemplo y pienso en ello. Luego se nota y te dicen: es mi padre o es mi hermano. Esas cosas se notan.” Y dentro del arte floral el fúnebre es una disciplina que se aprende y perfecciona: “No hay una flor prohibida para los funerales o para las bodas. Margaritas y crisantemos en bodas, rosas rojas para funerales, etc…”

En Aragón hay más de un  centenar de empresas funerarias, especializadas en decesos de principio a fin. Carlos Garcés fundó su abrió su primera funeraria en Teruel capital a los 24 años junto a su hermana: “Al principio cuesta por aquello de hacerse con clientes, pero luego poco a poco se va aprendiendo.” En las funerarias familiares sus trabajadores también realizan labores de tanatopraxia o acondicionamiento de los fallecidos. 

Los tanatorios municipales han desplazado a los velatorios en casa./ Objetivo

Silvia Satué se encarga de las labores administrativas de esta funeraria, pero incluso tramitar la documentación conlleva una carga emocional: “Tiene todo esto mucho de emoción porque las familias están en un momento muy complicado y te tienen a ti de referente. A veces acuden aquí solamente para hablar porque hemos estado en todo momento con ellos. Yo siento el agradecimiento por parte de las familias.”

Las flores, la palabra o la música suelen estar en cualquier funeral. En nuestro país el culto católico convive con otras religiones, pero ¿cómo es una despedida que no esté basada en una creencia religiosa? Gustavo Giménez oficia ceremonias laicas y busca, ante todo, la personalización: “Lo cierto es que tienes muy poco tiempo. Apenas tienes un día y una noche para preparar el texto y lo que tienes que hacer es algo basándote en una tanda de preguntas bien estructuradas para poder sacar un escrito que refleje el sentir de la situación."  

Son ceremonias basadas en la palabra y en un intenso trabajo previo, a veces con la persona todavía viva. “El trabajo con la persona viva digamos que la persona se hace cargo de lo que quiere...Esa persona tiene una responsabilidad con la gente que se queda y muchas veces son ellos los más creativos”, explica Gustavo. 

La muerte de un ser querido implica momentos delicados para quienes se quedan. Por ello, éstos y otros profesionales se esfuerzan lo máximo posible para acompañarnos y ayudarnos en la pérdida.