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MÚSICA

Serrat da su último adiós a los escenarios en Barcelona, conmovido y feliz

El cantautor barcelonés llena las 15.000 localidades del Palau Sant Jordi tras 57 años de carrera musical

EFE /
icono foto oan Manuel Serrat en su último concierto de su gira de despedida de los escenarios, en Barcelona./ Lorena Sopena - Europa Press.

A dos pasos de la calle en la que nació y donde su padre le regaló su primera guitarra, se ha despedido para siempre de los escenarios este viernes Joan Manuel Serrat, en un concierto memorable que ha cerrado conmovido y feliz después de 57 años de carrera musical.

"Todo lo que empieza tiene que acabar, y si acaba bien, es fantástico". Con estas palabras y con un recuerdo para Salvador Escamilla, Quico Sabaté y Joan Ollé, el cantante desapareció entre las cortinas de terciopelo rojo del escenario del Palau Sant Jordi, jaleado con una larga ovación, tras dos horas de canciones cargadas de recuerdos y melodías siempre emotivas, que lo han sido más porque no volverá a entonarlas en directo.

Joan Manuel Serrat, que cumplirá 79 años el 27 de diciembre, preparó un repertorio especial para los 15.000 asistentes de todas las edades que llenaron el recinto, con más canciones en catalán de lo que ha sido habitual en la gira de despedida 'El vicio de cantar 1965-2022', que empezó en Nueva York hace ocho meses y que hoy llega a su fin, después de recorrer toda España y América.

El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, acudió a este último concierto además de otros políticos, como el ministro de Cultura, Miquel Iceta, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o el presidente aragonés, Javier Lambán, como señalaba él mismo en su cuenta de Twitter. Tampoco faltaron músicos, como los hermanos Muñoz de Estopa y periodistas, como Jordi Évole. Anónimos y famosos, todos disfrutaron en el Palau Sant Jordi de una fiesta inolvidable, en la que tanto sobre el escenario como en las gradas y la platea mandaba las emociones; y unos y otros han pasado de la alegría a nostalgia y de melancolía a la euforia en cuestión de minutos.

'Temps era temps' es la canción que abrió un viaje sentimental que empezaba con imágenes de la posguerra española en la gran pantalla del escenario y un recuerdo para aquellos niños que, como él, nacieron en "una grande y libre", y se entretenían con "Metro Goldwyn Mayer". Luego ha recordado a su madre con 'Cançó de bressol', a su padre con 'El carrusel del Furo', a la calle del Poble Sec que le vio crecer en 'El meu carrer', a su ciudad natal con 'Barcelona i jo' y a su querido Miquel Hernández con 'Nanas de la cebolla'.

Pero todavía faltaba mucho material sensible: 'Para la libertad', levantó al público de sus asientos, 'La tieta' hacía llorar a más de uno y 'Mediterráneo' podría haber sido la apoteosis, pero ha tenido que disputarla con 'Pare', 'Plany al mar', 'Cantares', 'Paraules d'amor' y 'Una guitarra', ésta última él solo en el escenario.

Serrat, que en todos estos años ha aprendido a estar en todas partes como en casa, ha podido disfrutar del placer de ser profeta en su tierra. Porque quizás, como dice Antonio Machado y él canta, nunca persiguió la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres su canción, pero ha conseguido las dos cosas.