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EN PRIMERA PERSONA

Diputados aragoneses sobre aquel día: "Creí que nos iban a fusilar"

Pasaron 17 horas recluidos en el Congreso. Algunos temieron por sus vidas y trazaron planes de huida, otros reflexionaron sobre el valor de la libertad

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Golpe de estado 23 de febrero de 1981

Eran las 18:20 horas del 23 de febrero de 1981. El Congreso de los Diputados elegía un nuevo presidente para España tras la dimisión de Adolfo Suárez. En aquel momento, un grupo de militares y guardias civiles, liderados por el coronel Antonio Tejero, irrumpió en la Cámara Baja iniciando un frustrado golpe de Estado que se convertiría en uno de los episodios más importantes de la Transición española.

Hoy se cumplen 40 años de una efeméride que vivieron en primera persona 14 aragoneses, el número de diputados que representaban a la Comunidad en el Congreso. Allí pasaron la tarde, la noche y buena parte del día siguiente.

El Golpe duró 17 angustiosas horas. "Yo era de los convencidos de que nos iban a fusilar", confiesa Cristóbal Montes, diputado PSOE Zaragoza en aquel momento, "La idea fundamental que tuve desde el principio era que si en cualquier momento o descuido podía escapar, intentaría llegar a la embajada de Venezuela y pedir asilo".

El también socialista, en este caso por Huesca, Santiago Marraco, rememora el que para él fue el momento más intenso de aquel día, "cuando se llevaron a Felipe González, Alfonso Guerra, Marcelino Camacho y Nicolás Redondo a la sala de los relojes, entonces pensamos: esto se está poniendo mal".

“Pensamos que eran explosivos”

Una sensación compartida 40 años después por la diputada de UCD por Zaragoza, Carmen Solano. "Nos decían 'estense todos quietos, no se preocupen ustedes, pronto vendrá a hacerse cargo de esto una autoridad militar', con lo cual todavía nos acongojaba más”, relata.

Su compañero de partido, José Luis de Arce rememora como alguien dijo: "Oye, abajo hay unas velas grandes que si se va la luz podemos ponerlas", un comentario que tranquilizó al diputado por la capital aragonesa que unos minutos antes había confundido las velas con munición, fruto de la tensión del momento y la incertidumbre sobre lo que podía pasar: "Pero mientras no vimos que eran las velas pensamos que eran barrenos, explosivos...”

Concluye el emocionado relato Antonio Piazuelo, en aquel momento diputado socialista por Zaragoza. “No era capaz -asegura- de valorar tanto la democracia, cuando la estabas aspirando, hasta que no ves que la tenías allí y la puedes perder en un momento". Piazuelo recuerda: "Allí empecé a hacer unas valoraciones tremendas de lo que significaba que la gente se pudiera reunir, hablar, discutir... ". Relata que, poco después, vio al diputado navarro Abril Martorell con la radio puesta en la oreja y uno de los guardia civiles con metralleta le preguntó dónde iba. Entonces, "Abril Martorell le desvía el fusil con el dedo y le dice ' Tenga cuidado, que se le va a disparar' y se acerca al grupo socialista y nos dice: Aguantad que sólo tienen esto y Valencia".

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