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LOS PROTAGONISTAS

¿Quién es quién en el carnaval de Aragón? Del Conde de Salchichón a las madamas y los zarragones

El Pirineo aragonés es la zona que más tradición tiene en la Comunidad, con atuendos que se escapan de los disfraces más comerciales

ESTER L. FERNÁNDEZ /
El carnaval llena de alegría muchas localidades aragonesas. / Ayuntamiento de Zaragoza.
icono foto El carnaval llena de alegría muchas localidades aragonesas. / Ayuntamiento de Zaragoza.

Música, baile, alegría, colores, disfraces y mucha fiesta. Estos son los ingredientes idóneos para una perfecta celebración del carnaval. El Pirineo aragonés es la zona que más tradición tiene en la Comunidad, con atuendos que se escapan de los disfraces más comerciales. Pero esta fiesta llega a todos los rincones de Aragón. Del Conde de Salchichón a los zarragones o las madamas, ¿quién es quién en el carnaval de Aragón? 

Aunque se desconocen sus orígenes, el carnaval se remonta muchos años atrás, con elementos propios de la Edad Media, allá por los siglos VII, VIII y IX. En sus inicios, se celebraba el fin del invierno, o al menos, del frío extremo. Los animales despertaban de sus hibernaciones y también la tierra, para dar paso a las floraciones y cosechas. Por ello, es tan típico en algunas zonas golpear la tierra con distintos objetos. Celebraban la vida y la llegada de la primavera

Las trancas representan la fertilidad. / Ayuntamiento de Bielsa

Más adelante, con la consolidación de la liturgia católica, fue evolucionando. Comenzó a celebrarse como una gran fiesta antes de la Cuaresma, periodo de tiempo de 40 días, durante el que no podía comerse carne. Y qué mejor para prepararse que unos días de excesos, risas y bromas. Con la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista, se prohibió esta celebración. No obstante hubo pueblos, especialmente del Pirineo, que siguieron festejándolo. 

En la actualidad, muchas zonas aragonesas han mantenido o recuperado esta festividad, con singulares personajes como protagonistas.

En la provincia de Huesca

La provincia altoaragonesa es quizá la más tradicional en este sentido. La que más festejos celebra con personajes auténticos, alejados de los disfraces más comerciales, tal y como destaca el antropólogo Eugenio Monesma. 

El de Bielsa es uno de los más populares. Fue declarado Fiesta de Interés Turístico de Aragón el año pasado. Tiene varios personajes singulares. En primer lugar están las trangas. Son personajes míticos, mitad humanos y mitad animales, símbolo de la virilidad y la fertilidad. Los solteros dan vida a estos personajes. Se visten con la piel y los cuernos de un macho cabrío, se pintan la cara de negro, avisan de su llegada con grandes cencerros y persiguen a vecinos y visitantes con sus varas. También están las madamas, las solteras que van vestidas de blanco, con cintas de vivos colores. Representan la pureza. 

Las madamas son las jóvenes del pueblo. / Ayuntamiento de Bielsa

El oso u 'onso' anuncia la próxima llegada de la primavera. Acaba la hibernación y simboliza la fuerza y la naturaleza. El atuendo de este personaje es un saco relleno de hierba seca y cubierto con piel de oveja. Andando a cuatro patas y a empujones se hacen paso guiados por los domadores, que los llevan atados con cadenas. Otro personaje fundamental es Cornelio. Un muñeco relleno de paja. Es testigo de todas las fiestas porque se le cuelga en la plaza del Ayuntamiento. Cuando acaba el festejo es juzgado por ser el responsable de todos los males ocurridos en el valle y condenado a la hoguera. Después, de madrugada, se le quema.

En el valle del Sobrarbe, en Torla también celebran esta fiesta con dos personajes principales: el Carnabal (con 'b') y el Tenedor. El primero es una especie de oso, que ronda el pueblo los días anteriores. Los vecinos lo cazan y el Tenedor es el encargado de vigilarlo, y lo lleva atado con una cuerda hasta Torla. Los vecinos lo reciben con un romance, y después se le juzga en la plaza del Ayuntamiento, como responsable de todos los males y desgracias. El Tribunal lo condena a muerte y se representa su fusilamiento, con disparos al aire. Después, comienza la fiesta.

Imagen del carnaval de Torla. / Turismo de Aragón

En la Hoya de Huesca, se celebra la fiesta d'as Mascaretas de Agüero. Se recuperó en 2008 y tiene como protagonistas a las majas con el rostro cubierto, a los caracoleros y a los fieros o pozaleros. Estos últimos van cubiertos de pieles, cornamentas y sacos de arpillera. Con la cara tiznada, portan escobones y pozales para arrojarle agua a las mujeres, que llevan el rostro cubierto por antifaz.

La fiesta d'as Mascaretas de Agüero se recuperó en 2008. / Europa Press

En la provincia de Zaragoza

Una de las localidades zaragozanas que conserva sus carnavales desde hace más de 200 años es Épila. Ni siquiera el franquismo hizo que dejase de celebrarse. Allí tienen dos personajes muy característicos: el Zaputero y las mascarautas. El primero es muñeco relleno de paja que se cuelga en el ayuntamiento, que tras las fiestas es condenado a morir en quemado en la hoguera. Las mascarautas son los vecinos de la localidad. Se disfrazan con lo primero que encuentran por casa, se ponen en la cabeza un taleguillo -una tela a la que se le hacen unas aberturas a la altura de los ojos, la nariz y la boca- y salen a la calle hablando también con voz diferente para garantizar el anonimato.

En Zaragoza capital se recuperó el carnaval en 1980, tal y como explica la página web del Ayuntamiento de la ciudad. También hay algunos personajes curiosos. Los estudiantes eran los encargados de elegir al Rey de Gallos, alguien que fuese chistoso o les hiciese reír. El Conde de Salchichón era un noble que, con su generosidad, sufragaba los gastos de las fiestas. También están Don Carnal y Doña Cuaresma. El primero representa las cosas buenas de la vida, mientras que la segunda representa la moderación. 

El Conde de Salchichón era el noble que pagaba la fiesta de Carnaval. 

En la provincia de Teruel

En la provincia turolense, si una fiesta de carnaval destaca por encima de otras es la de Luco de Jiloca, tal y como destaca el antropólogo Francisco Sáenz. Se recuperó hace ahora 20 años y tiene tres personajes principales.

El primero de ellos son los zarragones. Van vestidos con telas de saco, que les cubren todo el cuerpo, y llevan cubierta la cara con máscaras deformes. Llevan también un relleno de paja o bien un cojín, formando una gran chepa. Alrededor de la cintura llevan una cuerda atada con grandes cencerros que hacen sonar al perseguir a los vecinos. Además, llevan una vara en cuyo extremo se colocaba una piel de conejo untada con grasa de carro. En contraposición a este personaje, están los diablos

Los diablos son unos de los personajes del Carnaval de Luco de Jiloca. / Francisco Sáenz

Representaban el lado triste, oscuro y siniestro de la fiesta. Van vestidos de negro, con enaguas blancas a modo de camisa, la cara pintada de negro y la cabeza cubierta con una boina. Además, con patatas simulan una deforme dentadura. También van provistos de unas enormes tijeras de las que se utilizaban para esquilar las ovejas y el ganado. Por último están las madamas. Llevan un traje largo negro, un silla o cadiera en la cabeza y encima una colcha de vistosos colores