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SALUD MENTAL

¿Quién cuida a quienes nos cuidan? El apoyo psicológico a los efectivos de emergencias

Estos equipos se enfrentan, en ocasiones, a situaciones extremas que después generan problemas en los intervinientes

ESTER L. FERNÁNDEZ /
Los efectivos de emergencias están sometidos a fuertes situaciones de  estrés. / Europa Press
icono foto Los efectivos de emergencias están sometidos a fuertes situaciones de estrés. / Europa Press

Un tiroteo, un secuestro, un accidente de tráfico o aéreo, un incendio o unas inundaciones... Son situaciones, en algunos casos extremas, a las que se enfrentan los efectivos de emergencias de distintos cuerpos y organizaciones. Escenarios en los que tienen que velar por la seguridad de los ciudadanos y dar lo mejor de sí para hacer más llevaderas dichas circunstancias y resolverlas de la forma más rápida posible. En resumen: vidas en juego, responsabilidad, presión, estrés y el tiempo que corre en contra

Pero más allá de ser policías, bomberos o sanitarios, son personas, y estas vivencias pueden pasarles factura. A esto se suman situaciones cotidianas que, en ciertos momentos, hacen que la salud mental se resienta: un divorcio, la custodia de los hijos, enfermedades propias o de familiares, el fallecimiento de un ser querido o problemas en el trabajo.

Todo esto puede convertirse en un perfecto explosivo que, en los casos más extremos, puede llevar al suicidio. En los últimos años, se está luchando abiertamente por desterrar mitos y porque la salud mental deje de ser un tabú. Desde estos colectivos aseguran: "Para atender bien a las víctimas o afectados, somos los primeros que tenemos que estar bien". 

Equipo de Intervención Psicosocial de la Policía Nacional 

Esta lucha de la sociedad se refleja ya en distintas instituciones y cuerpos, que en los últimos años han creado herramientas para sumarse y ayudar a sus trabajadores. Es el caso de la Policía Nacional. Siete agentes, que también son psicólogos con experiencia en la especialidad clínica, conforman el Equipo de Intervención Psicosocial. Este se enmarca dentro del Área de Coordinación de Prevención de Riesgos Laborales de la Dirección General de la Policía, y funciona bajo el Plan de Promoción de la Salud Mental y Prevención de la Conducta Suicida. Esta iniciativa se aprobó en 2020 y comenzó a funcionar en 2021. 

El comisario de la Policía Nacional y jefe de la Unidad de Riesgos Laborales, Guillermo Blázquez, explica que este equipo de intervención tiene como finalidad dar respuesta a las situaciones y necesidades de los efectivos del cuerpo. Asegura que todavía existe, no tanto el tabú de la salud mental, sino dentro de la "subcultura policial" el miedo a "mostrar debilidades o a mostrarse vulnerables" entre compañeros, porque se da por hecho que siempre tienen que ser fuertes

Este equipo de intervención psicosocial funciona 24 horas al día. / Policía Nacional

Blázquez remarca también que preocupan los suicidios dentro del cuerpo y recuerda que una de las circunstancias que agravan esta problemática es que los agentes, por dotación, tienen un arma

El perfil del usuario de este equipo es un agente de entre 35 y 45 años, y los motivos más frecuentes son sentimentales o cuestiones relacionadas con las custodias de los hijos. El profesional señala también que, a veces, acuden por situaciones vividas mientras están de servicio, aunque "quien entra en el cuerpo, asume lo que puede ocurrir"

Blázquez destaca también que una de las claves de este equipo es que es proactivo, es decir, no solo espera las llamadas de los agentes. Cuando tienen alguna intervención complicada, son los psicólogos del equipo de intervención quienes contactan con ellos. Esto se complementa con un seguimiento en función de cómo evolucionan tras el servicio.

Otra de las características que diferencia a este equipo es que no fiscaliza los casos, es decir, no son los competentes de decidir si el policía es apto para el trabajo ni para restringirle el permiso de llevar armas. No obstante, si consideran que se trata de una situación crítica en la que la vida del agente corre cierto peligro, pueden proponer la retirada del arma.

Asociación Vive CNP

Al margen de la oficialidad del Cuerpo Nacional de Policía (CNP), pero conformada por policías en activo y bajo el amparo del Sindicato Unificado de Policía (SUP), se creó en Galicia la Asociación ViveCNP. En 2020, llegó hasta Aragón. La subinspectora Tamara Gómez es una de sus psicólogas. Según datos de esta entidad, en 2022, nueve policías se quitaron la vida, y el año anterior, en 2021, otros 15 policías se suicidaron.

La profesional explica que, sobre todo, su labor consiste en asesorar y derivar a otros profesionales, o al Equipo de Intervención Psicosocial, en caso de que lo considere necesario tras la evaluación. Además, la subinspectora Gómez indica que acuden a ellos en busca de ayuda, de herramientas para gestionar estas situaciones, que la mayoría de las veces no acaban en suicidio. Otra de sus ventajas es que los agentes saben que están entre compañeros, y que quien los va a recibir conoce "su forma de vida", su situación y las circunstancias de esa subcultura policial. 

En el año 2022, nuevo policías nacionales se quitaron la vida, según datos de ViveCNP. / Europa Press

Gómez explica también que el perfil es muy variado y que en un primer momento, los usuarios son reticentes a pedir ayuda por si se fiscaliza el caso, se les quita el arma o por si los compañeros se enteran.

Destaca, además, que muchas veces su labor es hacer ver a los agentes que sí tienen un entorno social que los respalda, o que la solución no es la baja laboral sino todo lo contrario. Porque la problemática con la que acuden, asegura Gómez, también es diversa: problemas sentimentales o en el trabajo, como acoso laboral. El problema, incide Gómez, es la "facilidad" que tienen para quitarse la vida. 

El mensaje que manda Gómez a sus compañeros es claro: "Todos tenemos problemas, no por ello tenemos que tener vergüenza. Hay esperanza y en cualquier momento se puede pedir ayuda"

Respecto a comportamientos que puedan hacer saltar las alarmas, Gómez explica que son diversos: cambios radicales en la forma de actuar y las rutinas, aislarse del entorno social, frases o expresiones relacionadas con la muerte, mayor susceptibilidad, estado anímico depresivo, o cerrar y terminar asuntos pendientes

Cruz Roja y sus voluntarios

El volcán de la Palma, los atentados de la Rambla de Barcelona, el accidente aéreo de Germanwings (2015) o el de Barajas de Spainair (2008) han sido algunos de los múltiples escenarios a los que han acudido voluntarios de los Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIEs) de Cruz Roja Aragón. Son voluntarios especialistas en intervención psicosocial, como psicólogos y trabajadores sociales. Una vez llegan al lugar donde se ha producido la emergencias o catástrofe, atienden a víctimas, familiares y allegados. Lo que ellos llaman primeros auxilios psicológicos. Pero, ¿Qué pasa cuándo toca volver a casa? 

El ERIE de intervención psicosocial de Zaragoza se desplazó a La Palma cuando entró en erupción el volcán. / Europa Press

La responsable autonómica del ERIE, Lucía Conde, asegura que se trata de situaciones "muy duras, muy intensas e impactantes". "Cuando vuelves todo el mundo te pregunta, pero no tienes ganas de hablar con nadie, solo con tu equipo porque han vivido lo mismo y saben lo que hay", explica. 

Por ello, es muy importante la atención postintervención a los efectivos que han participado en la emergencia. Para ello, Cruz Roja tiene un protocolo que consta de tres partes. Son tres reuniones grupales de todo el equipo: la primera entre los primeros tres días tras la vuelta a casa, la segunda a la semana y la tercera al mes. Estas sesiones las lleva a cabo un psicólogo o psicóloga que no ha participado en la emergencia, que es ajeno a lo que ha ocurrido allí. Además, en caso de que se vean que algún compañero lo necesita, se derivan o se hacen sesiones individuales. 

Voluntarios de Zaragoza acudieron a Barcelona tras el atentado de la Rambla. / Europa Press. 

Conde recuerda su intervención en Barcelona tras el atentado en la Rambla. Asegura que fueron tres días "realmente duros" y que cuando volvió "había pensamientos que sabía que no estaban bien", por lo que recurrió a estas sesiones individuales. 

Destaca también que es muy importante "hacer equipo", conocer bien a los compañeros para "con solo una mirada saber si están bien o no, si necesitan un paseo, un café o tomar aire cinco minutos", porque son intervenciones "muy largas y muy intensas". 

Conde sentencia: "Es imprescindible que nosotros estemos bien, para que podamos atender bien a las víctimas".