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DEMOGRAFÍA

Los bebés que ponen cara al aumento de natalidad en Aragón

Raúl, Nahia, Jorge, Gael e Izarbe son algunos de los niños que han rejuvenecido el padrón de sus localidades que, en muchos casos, llevaban años sin ningún nacimiento

C. ADÁN / L. SAAVEDRA /
Raúl, Nahia, Jorge, Gael e Izarbe, cinco de los bebés que han nacido este año en Aragón.
icono foto Raúl, Nahia, Jorge, Gael e Izarbe, cinco de los bebés que han nacido este año en Aragón.

Se llama Raúl, tiene seis meses y vive en Cubel (Zaragoza). Su nacimiento, el pasado mes de mayo, no fue un alumbramiento más porque en su pueblo, de la comarca Campo de Daroca, los bebés que han llegado en los últimos años se cuentan con los dedos de una mano. Gael vive en Fuentes Claras, un municipio de Teruel de algo más de 450 habitantes, y con él ya son 30 los niños que viven del pueblo. Mientras que Jorge crece a tres kilómetros, en la vecina localidad de Caminreal, que este año está de enhorabuena por la llegada de cinco bebés. Nahia es la única niña que ha nacido en Plan (Huesca) en 2021, al igual que Izarbe, que tiene siete meses y vive entre los municipios zaragozanos de Val de San Martín y Daroca. Ella es la primera bebé en este pequeño pueblo en 15 años.

Todos ellos son hijos de la pandemia (por la mera coincidencia entre su gestación y el periodo con mayores restricciones por la COVID) y se convierten en datos, más que positivos, para la Comunidad aragonesa, que ha sido la que mejores cifras de natalidad ha registrado en el acumulado de los nueve primeros meses de este año 2021, y la única ha crecido, además, en todas sus provincias. Pero lejos de ser simples números, Raúl, Jorge, Gael, Nahia e Izarbe dan sentido a la vida. A la de sus familias, por supuesto, pero también a la de sus pueblos.  

Cubel: primer bebé en dos años

Raúl nació en mayo de 2021 y es el hijo pequeño de Virgina Roy y Tomás Yagüe. La pareja tiene otro niño, Alex, de dos años y medio. Los suyos han sido los dos últimos nacimientos en el municipio zaragozano de Cubel. Sus nombres no forman parte de una larga lista, porque ni siquiera la del padrón de esta localidad lo es. Según cuenta el alcalde, Tomás Yagüe, que además es abuelo de estos dos pequeños, el pueblo tiene 155 empadronados, "aunque viviendo en invierno apenas estamos cien", afirma. 


Virginia y Tomás con sus dos hijos, Alex y el pequeño Raúl, en la cesta de mimbre. 

Virginia vivió en Cimballa hasta que se fue a estudiar fuera. Luego, trabajó durante ocho años en una peluquería de Calatayud y fue al casarse cuando se mudó a Cubel, de donde es su marido, Tomás trabaja como agricultor y ella también ayuda con las tareas del campo siempre que puede. "El pueblo va manteniendo población, aunque niños hay muy pocos. Mis hijos son ahora mismo los más pequeños y Raúl, el único que ha nacido este 2021", cuenta Viriginia, de 33 años. "Creo que el colegio, de momento, está garantizado", añade, mientras detalla que en un pueblo como este "la vida es más tranquila y no hay que mirar siempre el reloj". "En los pueblos se vive dos veces", sentencia Virginia, quien asegura que con la decisión de volver a vivir a un municipio pequeño tuvo la sensación de que estaba regresando a su infancia. "La gente aquí quiere que el pueblo continúe, por eso cada nacimiento lo reciben con gran alegría", explica, mientras recuerda algunas de las cosas que peor 'funcionan' en Cubel, como la cobertura de móvil. 

Plan: lucha por una escuela abierta

Nahia es la única niña que ha sumado Plan (Huesca) a su padrón este año. Tiene siete meses, pero a pesar de su corta edad ya sabe lo que es 'lidiar' con la vida. Nació en abril y lo hizo antes de cumplir su gestación completa. Con 1 kilo y 450 gramos le tocó pelear, mientras sus padres le trasmitían fuerzas a través de un cristal. Después de tres semanas de ingreso en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, su peso aumentó y la pequeña pudo hacer el primer viaje de su vida, rumbo a Plan.

Serge y Beti, tumbados junto a su hija Nahia. 

En esta localidad de la comarca del Sobrarbe crece ahora "fuerte y rodeada de naturaleza", asegura orgullosa su madre. Nahia es la primera hija de Beti López y la segunda de su pareja, Serge Duplan. Esta familia vive a caballo entre Aragón y Francia, "pero siempre en el medio rural", destacan. Durante seis meses al año guardan un refugio de montaña en el Pirineo galo, y cuando cierra sus puertas vuelven a su hogar en Plan. Decidieron tener hijos en un "ahora o nunca", señala de forma divertida Beti. "Me acerco a los 40 años y siempre había querido tener hijos, así que nos lanzamos... Y el resultado ha sido maravilloso". Para un pueblo como Plan, que lucha por no perder su escuela, la llegada de Nahia también ha sido un balón de oxígeno. "En el colegio tenemos a cuatro niños. Gracias a que vino una familia este año, se ha podido mantener abierto", resalta el alcalde, José Serveto. "Cada año tenemos cinco o seis vecinos menos, así que aquí los nacimientos se celebran, y mucho", añade el alcalde.

Según Beti, algo está cambiando: "Veo que hay mucha gente joven que está volviendo al pueblo y abriendo negocios y tienen ganas de vivir aquí y formar familias". La madre de Nahia les anima porque, según ella, "ver crecer a tu hija en un lugar como Plan, en las mismas calles que has crecido tú, con calidad de vida, libertad, conviviendo con nuestros burros, ¡porque tenemos burros!... Es algo que no se puede describir". "Bueno sí... Sé que será muy feliz", concluye.

Fuentes Claras y Caminreal: vecinos contra la despoblación

El 7 de abril de 2021 nació Gael. "Y como buen Aries, ya empieza a mostrar cabezonería y también su naturaleza positiva, con esa gran sonrisa", señala su madre. Su llegada al mundo ha servido para rejuvenecer el padrón de Fuentes Claras (Teruel), donde hay censados 461 habitantes. Entre ellos, sus padres, Clara Pérez y Eduardo Sanz, que retornaron al pueblo después de que ella estudiara Enfermería en Zaragoza, y él se graduara como ingeniero agrícola. Ahora, Clara trabaja en la Fundación Rey Ardid en Calamocha y Eduardo ha apostado por el campo.

Clara, Gael, Eduardo y Lucas.

Esta pareja siempre tuvo claro que su medio era el rural y que su familia, al igual que ellos mismos, se criaría en una pequeña localidad. "Para nosotros son todo ventajas, disponemos de muchos servicios y las distancias cortas, la cercanía a la familia y los amigos es fundamental". El otro miembro de la familia es Lucas, el hermano mayor de Gael, que con tres años y nueve meses, se "pasea por el pueblo saludando a todos los vecinos y teniendo divertidas conversaciones con personas de 90 años", asegura sonriendo Clara. "La naturalidad es algo que Lucas tiene y que Gael, seguramente, adoptará de su hermano. Es algo que te da el pueblo, esta forma de vivir -añade Clara-. Cuando vamos a Zaragoza, Lucas también saluda a todo el mundo, pero la respuesta es diferente y me dice, mamá ¿por qué nadie me contesta? Y, a veces, no sabes ni qué decirle...".

Lucas se ha convertido en el mejor cuidador de Gael. "Le hace reír, le canta cuando llora, lo calma...Juntos irán también al colegio cada mañana y verlos así es toda una alegría", dice su madre. Fuentes Claras tiene una de las pocas aulas infantiles de la zona destinada a menores de tres años. Por lo que Gael y Lucas pueden ir juntos al colegio. "Dejar a tus dos hijos en el mismo centro a las nueve de la mañana y recogerlos a la vez es maravilloso", resalta Clara. Esta iniciativa es una de las que ha promovido el Ayuntamiento, que trabaja para asentar población y ofrecer servicios a estas jóvenes familias. "En los últimos años nacen dos o tres niños por año. Para mantener el nivel de habitantes del pueblo es muy poco. Pero hay que trabajar para que se queden y vengan más... Ese es nuestro principal objetivo", señala el alcalde, Diego Hernández, que pide ayudas de la administración para "crear viviendas de alquiler asequible y que puedan vivir en ellas nuevos pobladores, porque los niños son el futuro". En la actualidad, en Fuentes Claras viven unos 30 niños y la cifra podría seguir aumentando, ya que el propio alcalde no descarta tener próximamente familia. 

Junto a Fuentes Claras está la vecina localidad de Caminreal, a solo tres kilómetros de distancia y que tiene 619 habitantes. Este año aquí ha nacido Jorge. Con su llegada el 1 de marzo de 2021, convirtió a Gema Arrios y Toni Salas en padres primerizos. "Es un poco duro, pero te hace feliz", confiesa Gema, que desempeña su labor profesional como trabajadora de Cruz Roja Española en la comarca del Jiloca. "No cambiaría el pueblo por la ciudad", asegura tajante, y "lo digo principalmente por Jorge y por nuestra familia".

Toni y Gema, posan en el mural de San Jorge de Odón, junto a su hijo Jorge. 

"Aquí veo a mis padres y mis sobrinos con frecuencia (que viven en Fuentes Claras). Tengo el trabajo a cinco minutos. La guardería, que se acopla a mis horarios, actividades extraescolares en Caminreal o en los pueblos cercanos...". Gema habla de lo positivo, pero también de lo negativo: "hay un servicio que debemos luchar por mantener: el de pediatría". "La especialista no viene todos los días porque se comparte con otro centro de salud y cuando la pediatra coge vacaciones, nadie la suple", asegura. Es el único 'pero' de estos padres que ven "esperanza" y futuro en la "llegada de gente al pueblo". 

"Se han quedado amigos y han venido otros nuevos. Todas las tardes nos juntamos cuatro parejas con sus respectivos hijos. Tomamos algo y ellos juegan". Para Gema, eso es "calidad de vida". Son siete niños menores de tres años, pero en el pueblo hay más. En total, "unos 40 escolarizados", lo que hace que Gema y Toni vislumbren unas calles en las que nos falten "el juego y las risas". "Me imagino la infancia de mi hijo como la que tuve yo, familiar, tranquila y divertida". 

Jorge Salas Arrios es, como dice su madre "el primer Jorge que hay en esta familia", y para Caminreal no es un Jorge cualquiera, supone un paso más en la lucha contra la despoblación, porque él es también símbolo del futuro

Val de San Martín: Izarbe, la primera niña en 15 años

Izarbe es la hija de Pilar Abad, la alcaldesa de Val de San Martín (Zaragoza). Nació en abril de 2021 y el anterior nacimiento a ella había sido, precisamente, su prima, pero hace 15 años. La familia vive a caballo entre Daroca, donde también trabaja su padre y tienen su casa, y la localidad, donde vive la abuela de la niña y donde Pilar está al frente de la Alcaldía desde las últimas elecciones municipales. "En el pueblo no hay guardería y el colegio cerró hace 37 años", cuenta Pilar.


Pilar, abrazando a su hija Izarbe en una calle del pueblo.  

Precisamente, ella fue una de las últimas alumnas que se sentaron en el pupitre de la escuela gracias a una profesora que iba desde Daroca para dar clase a ella y a otra alumna más. Val de San Martín tiene 61 empadronados, y es uno de tantos pueblos de la zaragozana comarca Campo de Daroca, una de las más azotadas por la despoblación. El nacimiento de Izarbe fue recibido con los brazos tan abiertos en el pueblo que, en cuanto van allí, todos los vecinos se acercan a ver cuánto ha crecido la pequeña. 

Estos son solo cinco ejemplos que ponen cara a la estadística, pero son muchos más los que han engrosado las cifras de natalidad en Aragón, también en las ciudades más grandes.