Publicidad
DÍA INTERNACIONAL

'Otakus', 'gamers' y coleccionistas. Ser friki: de la rareza al orgullo

El 69% de los españoles se considera, de algún modo, friki y uno de cada cuatro se siente orgulloso de serlo

MADALINA PANTI / RAQUEL PLOU /
Lorién Val presenta su colección de miniaturas, películas o cómics.
icono foto Lorién Val presenta su colección de miniaturas, películas o cómics.

Los amantes de 'Juego de Tronos', 'Marvel' o 'Dragon Ball', entre muchos otros, están listos para sacar sus banderas y celebrar el Día del Orgullo Friki. En España este día se festeja desde 2006 cuando el bloguero Germán Martínez, conocido en las redes como 'Señor Buebo', creó la  web oficial y consiguió que 300 frikis se reunieran en la plaza del Callao en Madrid. La fecha señalada, el 25 de mayo, fue elegida por el día en el que se estrenó en Estados Unidos la primera entrega de la mítica saga 'Star Wars' en 1977.

Desde entonces, se celebra la denominación 'friki' como un motivo de orgullo, aunque no siempre ha sido así. Hasta hace unos años, el término era sinónimo de una persona retraída y rara, lo que ha llegado a provocar incluso acoso escolar. “Antes nos juntábamos en los ciber para jugar, pero intentábamos no destacar mucho, ocultarlo un poco porque estábamos marginados socialmente. La gente que desconoce algo, tiende a rechazarlo”, resalta Lorién Val. Ahora, este zaragozano de 32 años luce con orgullo sus gustos porque "es una forma de vida", añade.

Las estadísticas demuestran que no es el único. Un estudio realizado en 2019 por el portal Milanuncios basado en sus usuarios y las compras que estos hacen en su web, destaca que el 69% de los españoles se consideran frikis en algún grado y casi uno de cada cuatro (23%) lo vive con orgullo. Suelen ser hombres entre los 18 y los 34 años, aunque ellas no se quedan muy atrás (representan un 47%). 'Otakus', 'cosplayers', coleccionistas, 'gamers', etc. Ser friki no tiene límites.

Existen muchos perfiles de frikis. Pixabay.

Cuando la ficción traspasa la pantalla

‘Dragon Ball’, ‘Doraemon’ o ‘Shin-chan'. Son algunas de las series japonesas –conocidas como ‘anime’- más famosas en España y que no solo marcaron a la generación de los 90, sino que siguen llamando la atención del público en la actualidad.

Laura Aznar, zaragozana de 30 años, reconoce llevar prácticamente toda la vida siendo 'otaku', término que se utiliza para referirse a aquellas personas que pasan la mayor parte de su tiempo libre leyendo cómics japoneses –o ‘mangas’–, viendo animes… y haciendo muchas otras actividades relacionadas con la cultura japonesa. “En el instituto me di cuenta de que en algunas de las series de la tele salían carteles en japonés y quería entenderlos. Me compré un diccionario, empecé a estudiar el idioma por mi cuenta, luego me apunté a una academia. De ahí salté a una asociación cultural”, explica. Con el paso de los años, este abanico se ha ampliado más, llegando también a tocar el 'taiko' o tambor japonés, acudir a los ‘matsuri’, los festivales japoneses de verano, e incluso organizar eventos como el Salón del Cómic.

Igual que ella, Victoria Aznar, de 19 años, entró a este universo gracias a series como ‘Pichi Pichi Pitch’ o ‘Inazuma Eleven’. Tiene su cuarto repleto de posters, figuras, mangas en castellano… incluso un tatuaje en el brazo de su personaje favorito de la serie de manga ‘Black Butler’. Y, aunque todo ello le encanta, asegura que raciona su tiempo libre para poder hacer otras cosas.

Laura, además, lleva su afición más allá y practica también el 'cosplay', es decir, acudir a diferentes eventos y jugar un rol disfrazado de tu personaje favorito, ya no solo para lucir el atuendo, sino para poder incluso imitarlo. Aunque, según apunta, “no todo el mundo 'otaku' se disfraza ni hace 'cosplay', ni todos los 'cosplayers' son 'otakus'”. En su caso, le gusta preparar sus propios trajes: “Es casi como un reto personal. El pensar todo eso es muy divertido, como un juego e implica muchas habilidades”. Reconoce que el presupuesto puede variar entre los 15 y los 200 euros.

La serie ‘Haikyū!!’ -conocida como ‘Los ases del voley’-, que recrea a un equipo de estudiantes que juegan al voleibol, le marcó tanto que decidió empezar a practicarlo ella también, federarse y lucir en su camiseta el nombre de ‘Tanaka’ y el número 5, en honor a su personaje favorito.

Algunos de los atuendos creados por Laura Aznar para convenciones.

“El manga y el anime están de moda, tienen historias para todas las edades y gustos. Yo siempre digo con orgullo que soy friki, soy 'otaku', porque mi afición es tan válida como la de todos los demás. La gente que lo achaca a ser infantil no tiene ni idea. Cada uno gasta su tiempo y dinero en lo que más le gusta y más feliz le hace”, concluye Laura. Por su parte, Victoria, añade: “Me considero friki, 'otaku' y el bicho raro. Tengo los tres apodos, por gente que me quiere y gente que me tiene asco y lo llevo con orgullo. No me lo tatúo porque quedaría raro, pero me lo tatuaría en la frente”.

Convertir la pasión en un sueño

Ahora dedica dos horas al día de media frente a una pantalla, pero ha habido épocas en la que ha llegado a estar hasta siete. De hecho, el videojuego ‘Counter-Strike: Global Offensive’, ya le ha contabilizado 1.300 horas jugadas. Gonzalo Muinelo, de 22 años, es un "friki de los videojuegos”. “No es algo que esconda. Me gusta mucho y estoy orgulloso de serlo. Llevo jugando desde que tengo uso de razón. Es uno de los hobbies con los que más rato puedes estar entretenido, ya que ofrece un catálogo infinito”, explica. Los juegos con los que más disfruta son los 'shooters' o de disparos y los de rol, en los que, a través de un personaje, tienes que ir completando misiones y mejorando habilidades para ascender de nivel. Por ejemplo, ‘Borderlands 3’ o la saga ‘The Witcher’.

Considera que cada vez hay más 'gamers', sobre todo gracias a 'streamers' como Ibai o Auronplay, que han acercado el medio a un público mucho más grande. “Yo recuerdo cuando era más pequeño y en el colegio se reían de mí y de los que jugábamos a videojuegos por frikis y ahora vas a cualquier clase y el 90% juegan al ‘Fortnite’, al ‘FIFA’ o a cualquier juego”, apunta.

Su pasión es tan grande que, tras estudiar informática, ha hecho un máster de desarrollo de videojuegos porque, para él, “poder vivir de ello sería un sueño”.

Acumular recuerdos en estanterías

De los libros de fantasía o series de ciencia ficción al mundo oriental, Lorién Val lleva tiempo coleccionando miniaturas, libros y cómics, a las que guarda especial cariño porque representan su infancia y que expone por toda la casa: “No colecciono nada en particular porque me gusta todo, desde figuras hasta mangas, cartas de Magic, Gundams o películas de 'Dragon Ball'. Tengo algunos cómics de Marvel desde hace 20 años”.

Su hermana fue la que le inculcó algunos de los gustos por 'Harry Potter' o 'El Señor de los Anillos'. “Ella me leía los libros. Luego en los 90 empecé a ver series animadas basadas en los cómics que tenía y después con los videojuegos con la Super Nintendo, la Game Boy Pocket o la Playstation”, resume.

Esta afición supone un esfuerzo económico importante. De hecho, Milanuncios recoge que, de media, los frikis se gastan unos 270€ al año en distintos coleccionables. El zaragozano reconoce que intenta no derrochar en exceso. “Puede ser un gran gasto de forma casual o nada. Hace unos meses me compré la Switch, son 350€, es un gasto enorme pero es algo duradero. Tengo muchas cosas pendientes pero algunas suponen un gran desembolso”, afirma.

Lorién luce con orgullo su camiseta del manga 'One Piece' y su funda de 'Dragon Ball'. 

La historia de Zaragoza con toque friki

El mundo friki también se extiende a otras disciplinas como la historia. Si se piensa en la saga del Señor de los Anillos, es probable que ninguno asocie sus personajes y conflictos bélicos con los Sitios de Zaragoza. Daniel Aquillué, de 32 años, recogió esta sinergia en un hilo en la red social Twitter, aprovechando, así, para unir su profesión como divulgador histórico y su pasión por la literatura fantástica o de ciencia ficción. Asegura que, aunque sean disciplinas diferentes, tienen muchos puntos en común.

El barón de Warsage, conocido por participar en el segundo Sitio de Zaragoza, se asemeja al relato de Faramir cuando intenta recobrar la ciudad de Osgiliath. “Los dos se enfrentan a una carga suicida y acaban heridos. Además el Sagrario que es donde se reúnen los Rohirrim para acudir en socorro de la sitiada ciudad de Minas Tirith, me recuerda a cuando los aragoneses se reúnen en el Santuario de Nuestra Señora de Magallón de Leciñena, en la Sierra de Alcubierre, para acudir en socorro de la sitiada Zaragoza en 1809. A partir de allí pensé en que más puntos en común podía sacar que pudiera ser interesante y gracioso", explica.

Además, señala que en las series conocidas del momento observa otras referencias: "Quien conoce la historia seguirá viendo estos símiles como en 'Juego de Tronos' donde el muro que separa los reinos de los salvajes sería el Muro de Adriano de los romanos o en 'Star Wars' se habla de república e imperio como en la historia de Roma".