No hay pisos de alquiler por menos de 450 euros al mes en las tres capitales aragonesas

Encontrar un piso de alquiler por 450 euros al mes en Aragón es misión imposible, al menos en el caso de las tres capitales. Queda claro después de apenas un par de clics en la web de Idealista.com, uno de los principales portales de anuncios inmobiliarios del país. De hecho, el 77,3% de los inmuebles en alquiler publicados en la ciudad de Zaragoza cuestan más de 600 euros mensuales. Esta cantidad implica que para pagar cada mensualidad se debe emplear cerca del 30% del salario medio bruto (1.994 euros al mes en Aragón, según los últimos datos del INE). 

Aquellos que buscan independizarse tienen que dedicar una parte importante de su sueldo a tener un hogar. Los expertos desaconsejan emplear más de una tercera parte del salario al alquiler de una vivienda. Una recomendación que subraya Fernando Baena, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Aragón (Coapi Aragón): "Lo ideal es que una familia no destine más del 30% o el 35% de su salario medio a asumir este alquiler".

En el caso concreto de la capital aragonesa, Baena asegura que le gustaría que hubiera mucha más oferta asequible, que en Zaragoza podría moverse entre 500 y 650 euros. "Eso es lo que consideramos un precio razonable para que acceda la gente joven. Sin embargo, la mayoría se encuentran más bien en torno a los 750 e incluso 800 euros mensuales", matiza. 

De hecho, en la web de Idealista.com no se encuentra ningún piso de alquiler en Zaragoza por 400 euros o menos, y por 450 euros la oferta es de solo cuatro inmuebles. En el caso del precio por habitaciones, tampoco se encuentran por menos de 200 euros. Y por esta cifra exacta apenas hay nueve. 

Aumenta la demanda, pero no la oferta

También en Huesca, el alquiler es un problema. Sin casas en arrendamiento por 400€, apenas tres por 450€ y unas quince opciones más si alcanzamos ese umbral de los 600€. Baena apunta que la globalización del mercado laboral "ha provocado que en ciudades como Huesca, que además cuentan con estudios específicos, haya aumentado la demanda de viviendas en alquiler, pero no la oferta". 

La exigencia económica no alcanza en Teruel los parámetros de la capital aragonesa, pero suma el hándicap de una decreciente oferta de vivienda de alquiler en toda la provincia. Una caída del 32% en el último trimestre del 2022, muy por encima del descenso generalizado que se experimentó en España de entorno al 17%. Zaragoza, con un 6% más, y Huesca, con una subida del 11% durante esos tres meses, forman parte del grupo de 18 ciudades que vivieron un aumento de la oferta de inmuebles de alquiler. 

En opinión del presidente del Coapi Aragón, "es necesario fomentar viviendas vacías que salgan al mercado de alquiler". "Aquí no tenemos grandes fondos con cientos de viviendas. En Aragón la mayoría de las que salen al mercado corresponden a pequeños propietarios, que pueden tener como mucho tres o cuatro inmuebles", ha añadido, al tiempo que insiste en que deberían existir "medidas de tipo fiscal o incluso bonificaciones de algún tipo para fomentar esta alternativa". 

Las habitaciones, por las nubes

Lo que surgió como un último recurso hace años para quienes se veían obligados a mudarse a grandes urbes como Madrid o Barcelona para trabajar o completar sus estudios, se ha convertido en la tendencia habitual de los jóvenes. Si no pueden permitirse un piso, la alternativa pasa por ocupar únicamente una habitación. En España, arrendar un dormitorio cuesta de media 440 euros al mes. Es un precio que ha aumentado un 20,8% en el último año y un 66,2% desde 2015, según el último estudio de Fotocasa.

Centrando el foco en Aragón y cogiendo Zaragoza como ejemplo por tratarse de la ciudad con mayor índice universitario, la media a pagar por una habitación supera los 250 euros. De hecho, no hay nada por debajo de los 180€. Inmuebles que se localizan en el entorno de la plaza San Francisco y que están destinados a la convivencia de entre dos y cinco personas. Por lo general, estas habitaciones no incluyen baño propio, sino que obligan a compartir el resto de las dependencias comunes de la casa, como la cocina o el salón.