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FERIA

La especia más cara del mundo celebra su feria en Monreal del Campo, cuna de la producción tradicional del azafrán

La localidad turolense acoge la segunda edición de la Feria del Azafrán. Un evento con 50 expositores que espera atraer a más de 4.000 visitantes desde este viernes y hasta el próximo domingo

L. SAAVEDRA /
icono foto Hebras de azafrán. / Manolo Meléndez y AZAJI

Es la especia más cara del mundo y su valor en el mercado puede alcanzar los 4.500 euros por kilo. Para obtener un gramo de este producto se necesitan desbriznar, aproximadamente, unas 170 flores. En Aragón se llegaron a cultivar toneladas de este preciado fruto que potencia el sabor de las comidas y que, incluso, aporta un toque único a nuestro café diario. Es bueno para el corazón y ayuda a mitigar los dolores menstruales. Todas estas propiedades tiene el azafrán, uno de los bienes más valorados de la comarca del Jiloca, donde generaciones de aragoneses han cultivado estas flores.

Poner en valor este producto y su cultivo en Aragón es lo que persigue la segunda edición de la Feria del Azafrán de Monreal del Campo, que se celebra en la localidad turolense desde este viernes y hasta el próximo domingo. Unos 50 'stands' de exposición comercial y un programa de actividades en torno al conocido como 'oro rojo' esperan atraer a más de 4.000 visitantes. Carlos Redón, alcalde de Monreal del Campo, señala que este evento "es un importante dinamizador para la zona" y que desde el Consistorio trabajan para "ligar el nombre de Monreal al azafrán, un producto de calidad. Y por tanto, ligar también el nombre de la localidad a la calidad".

Según destacan los organizadores, Zaragoza, Teruel, Cuencas Mineras, Albarracín o Daroca, serán algunos de los principales lugares de origen del público asistente. "Monreal del Campo es un nudo de comunicaciones muy fuerte para el entorno, así que esperamos una gran afluencia y superar así la edición anterior, que ya fue un éxito", apunta Redón.

La II Feria del Azafrán cuenta con un amplio programa de actividades paralelas y muchos alicientes para los visitantes: pasacalles con cabezudos, talleres de papiroflexia, exhibición de tambores y bombos, concentración de vehículos clásicos, juegos tradicionales, atracciones de feria y varios sorteos. Pero sin duda, las actividades estrella serán todas la relacionadas con el azafrán como las demostraciones culinarias gratuitas realizadas por el chef Sergio Azagra. Otra de las novedades de esta edición, según recalcan los organizadores, es la invitación generalizada para almorzar y comer destinada a todos los visitantes, que podrán degustar elaboraciones cocinadas con azafrán de la tierra.

"La gente debe saber qué es el azafrán de Aragón"

La historia de la comarca del Jiloca está ligada al azafrán. Hace 100 años en este enclave aragonés se producían toneladas de 'oro rojo'. "No había casa que no tuviera un pequeño terreno cultivado", asegura Ángel Roza, presidente de la Asociación de Productores del Jiloca (AZAJI). "Ni familia que unida no recogiera su azafrán", añade. Hoy la cifra de producción se ha reducido drásticamente y en la zona se cosechan de media unos 30 kilos anuales. La emigración de los pueblos a las ciudades y la apertura de mercados vinculada a la globalización han sido dos de los factores que han hecho que el azafrán pierda su protagonismo en el Jiloca.

En la actualidad, los productores de esta comarca cultivan unas 25 hectáreas de esta especia. Desde AZAJI, asociación que cuenta con 30 socios, se muestran recelosos con el futuro, ya que la competencia de países como Irán hace "peligrar" su existencia. Por eso, creen que es fundamental educar a la gente sobre lo que verdaderamente es y significa el azafrán de Aragón. "Iniciativas como la feria de Monreal del Campo dan visibilidad a los productores y eso siempre es positivo", recalca Ángel Roza. 

"Tenemos un gran producto, que sale de esta tierra y hay que ponerlo en valor. No tiene nada que ver con lo que procede de otros mercados y eso debe cobrar protagonismo", enfatiza el presidente de AZAJI.

Una tradición heredada de padres a hijos

José Ramón Plumed sabe muy bien lo que es recolectar azafrán. Con solo cuatro años acompañaba a sus padres y abuelos al campo para recoger este preciado fruto. Una tradición que sigue viva en su familia, ya que ahora son sus descendientes los que le acompañan a él. "Me encanta ver a mi hijo de seis años con su cesto", asegura orgulloso Plumed, que recalca que, en esta zona, el azafrán sigue siendo en la actualidad un trabajo de familias.

Este monrealense, como muchos otros jóvenes, dejó el pueblo y apostó por la ciudad. Pero en la década de los 90 algo cambió en su vida, su padre creó una empresa de producción y comercialización de azafrán y José Ramón Plumed decidió volver a Monreal del Campo y formar parte de esta iniciativa. Desde entonces, cosecha su propio azafrán y compra a otros productores para llevar el nombre del Jiloca por buena parte de Europa y muchos enclaves españoles. 

"Las ventas por internet han supuesto una apertura total", destaca Plumed, que añade que suelen ser particulares o empresarios de la hostelería sus principales compradores. "Hacemos envases de medio, uno o dos gramos para particulares y de ocho a 15 gramos para hosteleros". El precio de este 'oro rojo' es muy elevado, de ahí que sea la especia más cara del mundo. "Se compra a los productores por entre 2.500 y 3.000 euros y en venta el precio se encarece, aproximadamente, en un 30%, pasando a ser de 4.000 a 4.500 euros el kilo", señala Plumed, quien resalta que nadie se hace rico con este negocio. "La gente piensa que, porque tiene esos precios, ganamos mucho dinero y la realidad es que te da para vivir dignamente, pero también hay que trabajar duro", dice Plumed. 

Al hablar de futuro, este azafranero destaca la palabra "lucha". "Somos positivos y queremos un buen futuro, pero también sabemos que la pandemia nos ha frenado y que somos un producto que la gente considera caro, por lo que somos los primeros en desaparecer de muchas cestas de la compra", argumenta el monrealense, que destaca que ahora "toca luchar" para que el azafrán siga estando presente en esta zona de Teruel.