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DÍA DE MUERTOS

México se llena de ofrendas y calaveras para recibir a sus difuntos

La capital engalana sus calles y plazas para honrar a los muertos y dedica un altar a los fallecidos por la COVID-19

ARAGÓN NOTICIAS / EFE /
icono foto Altares en el centro de la capital mexicana en honor al Día de Muertos. (EFE)

Las almas de los difuntos están a punto de regresar desde el más all,á y la Ciudad de México ya se prepara para recibirlas con bellas ofrendas y cráneos que engalanan sus espacios públicos con motivo del Día de Muertos, la festividad mexicana más universal.

"Todas las ofrendas se me hacen una cosa preciosa y maravillosa. Es una linda tradición que no debemos perder nunca y es algo que debemos inculcar a los niños", comentaba este viernes Magdalena, una joven fascinada por las obras de arte que decoran la ciudad durante estas fechas.

Como cada año, los espacios públicos de la capital se llenan de ofrendas en vísperas del Día de Muertos, esos altares que se dedican a los difuntos para que sus almas puedan regresar al mundo de los vivos y estar con sus familias durante los días 1 y 2 de noviembre.

Muchas suelen estar vinculadas a la actualidad, como los altares instalados en la Plaza Tolsá del centro de la capital, dedicados a los casi 300.000 fallecidos que ha dejado la pandemia de la COVID-19 en México.

Estas obras están adornadas con velas, las tradicionales y coloridas calaveras, y las flores de cempasúchil, que con su intenso color naranja se encargan de guiar a las almas de los muertos.

Magdalena, que cada año pone una gran ofrenda en su casa, recuerda que en un altar jamás pueden faltar "los gustos de los difuntos" para que los puedan volver a degustar durante su visita. En el suyo, siempre pone los postres que sus abuelos adoraban.

La festividad no sería la misma sin el protagonismo de las calaveras, los esqueletos y las catrinas (mujeres calavéricas), mucho más alegres y burlonas que las de Halloween.

En pleno Paseo de la Reforma, una conocida marca de perfumes levantó una imponente calavera de ocho metros de altura, rodeada de 200 cráneos de barro y centenares de plantas de cempasúchil, que se ha convertido en un codiciado escenario para las fotos.