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BARÓMETRO JUVENIL

Más de la mitad de los jóvenes españoles han tenido problemas psicológicos

La pandemia ha multiplicado las ideas suicidas entre las edades más bajas y se ha reducido el porcentaje de quienes piden ayuda profesional

ARAGÓN NOTICIAS /
Los jóvenes de entre 15 y 29 años sienten que su salud mental empeora cada vez más. / Pixabay
icono foto Los jóvenes de entre 15 y 29 años sienten que su salud mental empeora cada vez más. / Pixabay

Más de la mitad de los jóvenes españoles reconocen haber tenido problemas psicológicos y haber recurrido al consumo de fármacos. Esta es la radiografía que muestra el Barómetro Juvenil de la Fundación FAD Juventud. La principal conclusión de este trabajo es que los ciudadanos de entre 15 y 29 años sienten que su salud mental empeora cada vez más. La pandemia ha multiplicado las ideas suicidas entre las edades más bajas, como el número de jóvenes que toma psicofármacos. Frente a estos ascensos, ha bajado con respecto a los últimos años el porcentaje de jóvenes que piden ayuda a un profesional.

"Son unos datos que ya veníamos detectando desde antes de la pandemia, lo bueno es que ahora están en los medios de comunicación y se hacen foros de debate", explica Manuel Martínez, psicólogo y responsable de atención infantojuvenil de Asapme, en el programa Buenos Días, de Aragón TV. "Cifras como que una de cada cuatro personas han sufrido, sufren o van a sufrir problemas de salud mental ya se conocían antes de la pandemia. Lo que está asomando de momento es la punta del iceberg", añade. Los dos últimos años han agudizado y han hecho más visibles estas problemáticas. "Es normal que a quienes la pandemia les pilló en los primeros años de vida sean los más afectados. Para ellos, dos años representan un porcentaje mayor de vida. Esto es lo que hace que sea diferencial respecto a la edad adulta", detalla Martínez. 

En el año 2017, más del 86% de los jóvenes declaraba tener buena o muy buena salud. En este último informe, el número baja hasta el 54%.

Por su parte, Beatriz Martín, directora general de la Fundación FAD Juventud, señala que existe una tendencia de empeoramiento tanto de la salud física como mental entre los más jóvenes. Actualmente, el 36% de ellos están diagnosticados, aunque se cree que existen muchos más casos. "Quienes no acuden a un especialista principalmente aluden a dos razones: la económica y que a veces se infravalora el problema. Creemos que todavía se mantiene un cierto estigma sobre la salud mental", explica Martín.

Uno de los datos más preocupantes es que el 44% de los jóvenes han pensado alguna vez en el suicidio, aunque el número de quienes lo han acabado llevando a cabo se mantiene estable. "La ideación suicida indica que muchas personas están sufriendo mucho para tener eso en la cabeza y, sobre todo, los más pequeños. Nos lleva a pensar que hay algo que hacer. El tema de suicidio es muy tabú", explica Martín. 

Además, uno de cuatro jóvenes declara haber tomado psicofármacos, la mitad de ellos sin receta. Para la experta: "Nos tenemos que preocupar, la automedicación en este tipo de fármacos es preocupante".

"En el ámbito público, hay carencia de profesionales, algo de lo que se viene hablando de manera recurrente. Hay mucha lista de espera", indica Martínez como uno de los principales problemas de quienes buscan ayuda. "Aproximadamente, el 50% de los jóvenes informan de que realmente no tienen interés por hacer cosas, no se proyectan en el futuro. No tienen ningún deseo de levantarse por la mañana. Solo dos de cada 10 jóvenes creen que la situación va a mejorar en el futuro", añade el psicólogo.

"Las mujeres piden ayuda el doble que los hombres en los trastornos de tipo emocional. Existen factores biológicos y hormonales que las hacen estar mucho más expuestas a este tipo de problemas, pero también el rol de género que se les presupone. A los 13 o 14 años a las niñas ya se las invita a ser adultas", remarca Martínez.

Para el profesional, desde el entorno, quienes rodean a los jóvenes tienen que hacer caso a las señales, "que a veces son directas". "Hay que estar atentos a la variación en las conductas habituales, aunque esto no quiere decir que haya una enfermedad mental detrás. Validar, si la persona ha dado el paso, y tratar de ayudar de la mejor manera posible", concluye Martínez.