Más de 22.000 hectáreas quemadas en Aragón en el peor verano de las tres últimas décadas

Más de 22.000 hectáreas de superficie forestal han ardido en Aragón en lo que va de verano. Las temperaturas extremas han mantenido a la Comunidad en alto riesgo de incendios durante muchas jornadas y las cifras catalogan a este verano de 2022 como el peor de las tres últimas décadas.

En el mes de junio dos grandes fuegos fueron los protagonistas: el de Castejón de Tornos (Teruel) que asoló 2.000 hectáreas y el de Nonaspe (Zaragoza), en el que se quemaron otras 2.000. Mientras que el mayor incendio registrado en Aragón durante este verano ha sido el de Ateca (Zaragoza), con un balance de 14.000 hectáreas arrasadas por las llamas.

Por volumen de zona calcinada, le sigue el incendio de Añón de Moncayo, también en tierras zaragozanas, con más de 6.000 hectáreas quemadas y muchas complicaciones en su extinción. Olite, en Teruel, o Laspuña, en Huesca, han sido los últimos incendios en declararse este mes de agosto. 

350 efectivos trabajaron por cielo y tierra en el Moncayo

De una virulencia a la que no habían hecho frente antes, el de Añón de Moncayo ha sido uno de los incendios más difíciles de atajar para los equipos de extinción. Con un perímetro de 50 kilómetros, fuertes rachas de viento y las llamas amenazando el Parque Natural del Moncayo, hasta 350 efectivos trabajaron por cielo y tierra.

Su rápido avance obligó a las autoridades a tomar decisiones complicadas. Media hora después de que comenzara, desalojaron a 1.500 vecinos de cinco localidades. 

Los servicios de extinción tardaron seis días en controlarlo. El balance, más de 6.000 hectáreas calcinadas, numerosos daños en el campo, en las casas y un paisaje negro, que nada tiene que ver con lo que los vecinos y visitantes conocieron antes del paso de las llamas.

Mientras tanto, en Huesca, se trabajaba también en un fuego declarado en la zona del Isábena. 

Ateca, un paisaje desolador 

En el mes de julio se declaró el peor incendio ocurrido en Aragón en lo que va de año. Más de 14.000 hectáreas de masa forestal y terrenos agrícolas fueron arrasadas por las llamas. Algunos productores lo perdieron todo y la localidad de Moros se llevó la peor parte. De las 5.000 hectáreas de término municipal solo se salvaron 300.

La Guardia Civil investiga a cinco personas relacionadas con las labores de reforestación que, al parecer, originaron el fuego.