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LEJOS DE LA RUTINA

Para inspirarse, relajarse o encontrarse a uno mismo: así es el auge de los retiros en Aragón

Superar los miedos, algún trauma, huir de las tecnologías, rezar... e incluso para encontrar a las musas, son algunos de los motivos que animan, cada vez a más gente, a alejarse de lo cotidiano

LAURA QUÍLEZ /
Un grupo haciendo meditación en Casa Cuadrau, en Vió (Huesca).
icono foto Un grupo haciendo meditación en Casa Cuadrau, en Vió (Huesca).

Encontrar a las musas no suele ser sencillo, pero quizá sea más fácil si el entorno y la compañía ayudan. Es lo que buscan escritores, pintores y músicos que, emulando a grandes artistas, deciden retirarse del mundanal ruido para "dar a luz" a sus grandes obras maestras. Para ayudarles a crear surgió Sonodrome, una plataforma de expresión artística experimental y vanguardista enfocada en la música y las artes audiovisuales. En Olalla, en plena Comarca del Jiloca, están reconstruyendo una casa de 300 metros cuadrados, a la que se sumarán unos 4.000 de terreno, para facilitar el retiro mental de los visitantes. 

Se llamará Casa Viridiana, y está previsto que abra sus puertas a finales de 2023. "Este tipo de retiros están muy buscados, el entorno perfecto para un artista ha sido siempre la naturaleza y el entorno rural", explica José Mas, de Sonodrome.

"Hace siglos no podía trabajar un artista en estos lugares. Tenía que mudarse a las grandes ciudades a triunfar, pero ahora es distinto y ya no hace falta. Con internet te puedes vender. El futuro del mundo rural va a estar lleno de artistas porque es el entorno perfecto para crear e inspirarse", asegura el impulsor de Casa Viridiana.

Allí los amantes del cine, la música, las performance, el arte y la escritura podrán acudir para preparar sus proyectos artísticos, asistir o realizar talleres y cursos, y disfrutar de los distintos eventos que se organicen. 

Dos escritores en uno de los espacios comunes de La Casa de Belmonte.

El mismo concepto de residencia artística es el que tienen en La Casa de Belmonte, en la localidad turolense que le da nombre (Belmonte de San José). La pareja formada por Jordi Gallén y María Ruiz abrió sus puertas, curiosamente, en marzo de 2020, justo cuando comenzó la pandemia del coronavirus. Un sólo escritor cruzó el umbral y decidió quedarse y aprovechar el momento de confinamiento.

Gracias a ese retiro más que necesario, el autor, Manuel Guedan, ha publicado 'Los sueños asequibles de Josefina Jarama'. "Esto es lo que nos hace sentir más orgullosos y por lo que abrimos este lugar, para que la creatividad aparezca en los artistas que la visitan", explica María Ruiz, propietaria de La Casa de Belmonte. 

A pesar de una larga pausa a causa del Covid-19, este matrimonio nómada, que decidió comprar una casa en este municipio del Bajo Aragón, decidió continuar con el proyecto y mejorarlo para el momento en el que pudiesen volver a recibir huéspedes. Lo consideraron como un "refugio para escritores". 

Desde su reapertura, hace tan sólo unos meses, han recibido a más de 30 visitantes de lugares muy distintos, y con historias muy diversas. "Han venido desde Estados Unidos, Argentina, Venezuela... y de nuestro país: del País Vasco, Madrid, Valencia, Guadalajara y curiosamente, nadie todavía de Aragón", señala Ruiz.

 

Una de las habitaciones de La Casa de Belmonte, dirigida a escritores. 

La estancia suele ser de una semana, aunque hay algunos que la alargan. La habitación es privada, compartiendo las zonas comunes, que constan de una cocina, un gran salón, el jardín (a 1 minuto paseando) y una terraza. El precio ronda los 23 euros al día, y va destinado al alquiler del cuarto y la limpieza de toda la casa. La comida la ponen los huéspedes. 

"La cocina es el centro de todo, es donde ocurre la parte más social de este retiro, donde se crean amistades, donde se habla y se comparte, y el resto del tiempo cada uno va por libre y lo dedica a escribir", asegura la anfitriona. Para reconocer todavía más el trabajo de los artistas, La Casa de Belmonte lanza cada año una beca para uno de ellos, con todos los gastos pagados. El primer año se presentaron más de 200 proyectos. 

María y Jordi viven en una casa anexa al edificio grande, que ocupan los escritores, a los que siempre les acompañan otros tres huéspedes: dos gatos, Pez y Ratón, y un duende. "Ha venido gente muy brillante aquí. La verdad es que cuando abrimos esto no pensábamos que nos iba a gustar tanto. Ahora, no nos vemos viviendo en ningún otro lugar". Y lo más gratificante: el 60% de los que visitan La Casa de Belmonte repite. 

Yoga y vistas espectaculares

No todos los retiros son artísticos. Yoga, meditación, reencontrarse con la naturaleza, silencio y tranquilidad son los aspectos que buscan los visitantes que acuden a los retirosLos lugares preferidos para hacerlo: el Pirineo y el Sistema Ibérico. 

"Todos los que vienen a nuestro alojamiento tienen como objetivo principal desconectar de la vida cotidiana y conectar con la naturaleza, al tiempo que huyen del estrés y piden que les demos herramientas para utilizar en su vida diaria, cuando vuelven a la rutina", explica Katya Ríos, directora de Casa Cuadrau, ubicada en la entrada del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. 

El 9 de agosto, este alojamiento cumplirá diez años abierto al público. "Cuando inauguramos la casa, lo de los retiros era algo bastante novedoso y venía un perfil de viajero muy concreto, ahora es algo más conocido y nos llegan visitantes muy distintos. La demanda ha subido mucho en los últimos años", añade. 

Casa Cuadrau es uno de esos lugares donde alejarse y desconectar. Al menos, así es como lo explican sus propietarios: Katya Ríos y su marido, el zaragozano Daniel Benito. Ambos ofrecen un ambiente propicio "para una inmersión y búsqueda personal" gracias a su entorno e instalaciones. 

A la casa le rodean impresionantes paisajes en todas las direcciones, y se ha construido ladrillo a ladrillo, siguiendo los principios de bioconstrucción y del yoga, lo que más se practica en su interior. "Ayudamos a los visitantes a lidiar con las emociones, a saber reaccionar y responder mejor ante situaciones de estrés, y a saber utilizar el yoga para todo ello y para aprender a incorporarlo a la vida diaria", asegura la directora de Casa Cuadrau.

Todas las actividades y talleres se realizan con el objetivo de guiar a los participantes hacia la eliminación del estrés de su rutina y, a cambio, incorporar hábitos más saludables, desde la comida hasta el deporte y la meditación. También trabajan el 'mindfulness', la disciplina basada en tener la mente en blanco y centrarse en el presente, en la realidad más inmediata. 

Excursión por el Valle de Ordesa y Monteperdido, organizado por Casa Cuadrau.

Además del yoga y las rutas senderistas que realizan los visitantes junto al guía por los parajes del entorno, en Casa Cuadrau también creen en las pausas de completo silencio. Lo llaman "silencio alegre en la casa", y se basa en que todos los días, desde que termina la última actividad (sobre las 22:00) y hasta antes de la comida del día siguiente, se cultiva un silencio profundo "para calmar la mente y escucharnos a nosotros mismos", relata Katya Ríos. Prácticamente 12 horas sin hablar. Todo un reto para algunos, pero realmente satisfactorio para otros. 

En este tipo de alojamientos se ofertan, incluso, talleres de autoconocimiento y de superación de problemas psicológicos, como miedos, fobias, y hasta traumas infantiles. 

Para los más creyentes (o no)

Effetá es un retiro católico para jóvenes, testimonial y experiencial, organizado por otros jóvenes. Prefieren no dar demasiada información para que todo sea más emocionante y se genere un poco de misterio. Así lo explica Fran González, uno de los impulsores de la actividad. 

"Mantenemos en secreto todo lo que hacemos para que el que 'camina el retiro' no se vea influido por nada. Le entregamos un regalo durante la estancia que esperamos que no se abra antes de irse", comenta. "El objetivo es que todo el que venga al retiro se encuentre consigo mismo, con sus dramas, con sus problemas y verdades... y si tiene suerte, con Dios". 

Cada retiro es diferente, por lo que nunca saben realmente qué va a suceder. "Cada encuentro es distinto al interior. Influyen mucho las personas que vienen, el ambiente que se crea, los voluntarios que acuden a ayudar". Los perfiles de sus asistentes son jóvenes de edades tempranas, con estilos de vida y procedencias muy distintos pero con una cierta "curiosidad" por la religión. 

"A veces vienen recomendados, influenciados por otros que ya lo han hecho. Aquí estamos abiertos a cualquier circunstancia, lo importante es que se dejen llevar, que se atrevan a experimentar algo nuevo", apunta González. 

Effetá realiza retiros por toda España (también en Zaragoza, donde habrá uno para octubre), y suelen acoger a grandes grupos de personas, entre 30  y 100.

"Se suele generar una piña muy chula entre los que asistimos, hay muy buen rollo y luego siempre quedamos después del retiro, se crean verdaderas amistades, se profundiza mucho en cada uno. Yo he visto auténticos milagros aquí, hay cambios brutales", afirma Fran González. 

Última reunión Effetá en el Pirineo aragonés. / Effetá Zaragoza

Del Catolicismo... al Budismo

A pesar de ser una religión más minoritaria en España y Aragón, el Budismo está cogiendo más protagonismo en los últimos años. En la Comunidad, esto ha sido motivado, en gran parte, por la joya arquitectónica que se encuentra en Panillo (Huesca): el Templo Budista Dag Shang Kagyu. 

En pleno Pirineo aragonés y en medio de la naturaleza, un grupo de creyentes del budismo tibetano instalaron allí su retiro espiritual en 1984. Desde entonces, se han hecho un hueco en la comunidad y su monasterio se ha convertido en una parada obligatoria para cualquiera que pase por el lugar. 

El complejo, dividido en el propio templo, los jardines, el entorno y varios espacios para acoger visitantes, está dedicado a la enseñanza, el estudio y la práctica de budismo tibetano de diferentes escuelas; así como de otras disciplinas. Hay disponibles más de 70 camas entre los dormitorios comunes antiguos y el albergue recién rehabilitado. 

Dag Shang Kagyü cuenta con una zona específica de retiro (Samten Ling) donde están ubicadas varias casas individuales, y unas instalaciones de larga duración. Algunos de ellos llevan años alojados. 

Una experiencia para todos los bolsillos

Dependiendo del lugar, la duración, y el tipo de actividades que se realizan en un retiro, el precio va variando. Hay experiencias que suponen un desembolso de unos 300 euros y otras que llegan a más de 1.000 por persona. Los paquetes suelen incluir alojamiento (aumentando el importe si se elige habitación individual o compartida), alimentación, y gastos propios de los talleres, actividades y excursiones complementarias. 

El momento en el que más retiros se realizan en Aragón es el verano. La temporada alta para estos alojamientos es sobre todo julio-agosto, y una parte del mes de septiembre. "En realidad tenemos demanda todo el año, porque en invierno la gente también quiere venir a disfrutar de la montaña, pero escogemos los meses de descanso de enero a marzo, más o menos a la vez que la temporada de esquí", explica la directora de Casa Cuadrau. Durante los festivos también se llenan las reservas. 

Contrariamente a lo que ocurría hace 10 años, el perfil de viajero que acude a un retiro ha cambiado. "Antes eran personas experimentadas en el mundo del yoga, naturalistas, gente de un perfil muy concreto, pero ahora no, hay variedad de profesiones, estilos de vida, edades...", señala Katya Ríos. Lo que sí se repite en todos los casos es su amor por la naturaleza y por los lugares tranquilos. "Eso es lo que todos buscan", asegura. El 30-40% de los que visitan la Casa Cuadrau, repite. 

En cuanto a procedencia, es curioso que el negocio de los retiros en Aragón acoge a más visitantes de fuera de la comunidad que del interior. La mayoría de los viajeros son españoles, procedentes de Cataluña, Madrid y País Vasco. Además, cada vez se animan más extranjeros (predominan estadounidenses, alemanes e ingleses).