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1.000 PLAZAS

Los refugios de montaña de la Comunidad rozan el lleno

El aumento del turismo nacional, especialmente de aquellos que acuden al Pirineo por primera vez, palía el descenso de visitantes franceses debido a las restricciones COVID-19

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Refugio de Lizara, este domingo

La pandemia ha reorientado las preferencias vacacionales de muchos turistas nacionales, que, aparte de buscar destino en la Península en lugar de salir al extranjero, buscan amplios espacios naturales en detrimento de las siempre concurridas playas nacionales. Un movimiento que se nota en los 14 refugios y albergues aragoneses que gestiona la Federación Aragonesa de Montañismo, que este verano rozan el lleno completo (ajustado al 75% de ocupación por las medidas COVID-19). Una cifra en la que también se aprecia un descenso de los visitantes franceses debido a las restricciones impuestas en el país galo por el coronavirus. 

La gran afluencia de turistas al Pirineo, que este puente de agosto roza el cien por cien de ocupación, se debe principalmente al aumento del viajero español, especialmente de aquellos que acuden por vez primera a conocer los encantos de las montañas oscenses, un comportamiento que ya se manifestó el año pasado tras superar el periodo de confinamiento y las restricciones de la movilidad.  

En el caso de los refugios, el millar de plazas con las que cuentan vuelven a estar muy cotizadas durante los meses de julio, agosto y parte de septiembre, periodo en el que la montaña resulta más accesible. Están siendo utilizadas mayoritariamente por amantes de la montaña venidos tanto del resto de Aragón como de otras partes de España, una mayor presencia nacional que compensa en parte el pinchazo que ha supuesto las restricciones COVID para la llegada del montañero francés. 

"Empezó julio bastante fuerte, luego la segunda quincena flojeó un poquito y ahora en agoto estamos prácticamente al completo todos los días", explica Jorge Ballabriga, guarda del refugio de Lizara. "En cuanto finalizó el estado de alarma, la gente empezó a reservar ya para el verano. Se notó muchísimo", recuerda Sergio Rivas, responsable de refugios de la FAM. Ese ánimo por entrar en contacto con la naturaleza ha compensado en parte las numerosas anulaciones que han tenido que asumir del turismo francés. En cuanto a la tipología del cliente que hace uso de los refugios, Rivas comenta que se mantiene el perfil habitual. "Es gente que de otros años ya sabe que viene a una instalación de habitaciones y mesas compartidas". 

 

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