Publicidad
AUTOPISTA

Los pros y los contras de la liberación de la AP-2

Se aliviará la siniestralidad de la N-II y el tráfico pesado, pero los municipios deberán afrontar otros inconvenientes

ARAGÓN NOTICIAS /
icono foto Transporte de mercancías en la N-II

El próximo día uno de septiembre a las 00:00h la autopista AP-2, que une Zaragoza con el Mediterráneo, dejará de ser de pago. La liberación del peaje de esta vía supondrá 215 nuevos kilómetros de autovía entre la localidad aragonesa de Alfajarín y el Vendrell, en Tarragona. La ruta, construida entre 1969 y 1977, soporta una circulación media de 9.662 vehículos al día. El peaje a desembolsar por los turismos que utilizan esta ruta es de 25,95 euros, lo que en el caso del transporte de mercancías se eleva hasta los 57,60 euros, un importe que los usuarios dejarán de abonar a partir del mes de septiembre, cuando la vía pase a ser de titularidad pública.

La liberación de la AP-2, y su posterior transformación en autovía, aliviará el tráfico que actualmente soporta la carretera nacional N-II entre Fraga y Alfajarín, elegida por muchos vehículos para evitar los peajes. "De aquí a Lérida tenemos 50 o 60 plazas de camiones en 170 kilómetros", explica José Antonio Moliner, presidente de Tradime en Aragón, quien califica la situación de "inaceptable" y propone como solución "más áreas de servicio".

Con la finalización de la concesión las once localidades aragonesas por las que actualmente discurre la autopista dejarán de cobrar alrededor de dos millones de euros al año en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Afecciones que también preocupan entre los negocios ubicados a pie de carretera como los restaurantes, áreas de servicio o gasolineras, que con la nueva autovía verán reducido el tráfico y, por consiguiente, también su clientela. "La clientela habitual nos dice que seguirán pasando y parando", explica Amaya Dolz, propietaria del restaurante 'El Único', pero confiesa que todo hace presagiar que el resultado de la liberalización le supondrá "mayoritariamente pérdidas". Para mitigar las consecuencias negativas que pueda suponer el cambio, el alcalde de Osera de Ebro (Zaragoza) pide tener un acceso directo a la AP-2: "Eso ayudaría a los negocios", afirma el alcalde de la localidad, Enrique Gómez.

Eliminación de peajes

La futura reconversión de la autopista en autovía podría reducir también la siniestralidad de la N-II, concretamente en los 91 kilómetros que unen la localidad oscense de Fraga con la zaragozana de Alfajarín, uno de los denominados 'puntos negros' de la red estatal, que en los últimos cinco años se ha cobrado la vida de 20 personas.

El pasado mes de marzo, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, confirmaba la liberación de las autopistas AP-7 y AP-2 este mismo año, una vez concluyan los contratos de concesión, que en el caso de esta última vía corresponde al conglomerado Abertis. 

Actualmente, España cuenta con 3.223 kilómetros de pago, que corresponden a 39 carreteras ubicadas en todo el país, solo 21 de las 50 provincias españolas están libres de vías con peajes. En septiembre de este año tres autopistas, además de la AP-2, dejarán de estar en manos privadas y pasarán a la red estatal. Se trata de la AP-7, entre Tarragona y la Jonquera (Gerona), que se unirá al tramo ya liberado que une Alicante con Tarragona. Las otras dos son las autopistas C-32 (Barcelona-Lloret de Mar) y  C-33 (Barcelona - Montmeló), que pasarán a manos de la Generalitat de Cataluña.